LA FERIA
Aires de triunfalismo nunca es aconsejable
Publicado
Hace 3 mesesen
Por
Redacción
Los jefes de Estado deben conducirse con realismo y ética * El triunfalismo en política es como el alcohol y las drogas, que embriagan y hacen alucinar a sus consumidores y por eso aumenta las probabilidades de errores y resultados negativos, expresa en su artículo Nurys Paulino
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
El basurero de la historia.
La prima Guille (Guillermina) era simpática y bailaba como Ginger Rogers, pero era feíta (muy fea).
Tío Emilio, su papá la adoraba y en el primero de Prepa, compró todos los boletos para hacerla elegir reina del colegio y así fue.
Con vestido de gran cola, capa, cetro y corona de diamantina, presidió el desfile ante el enmudecido público.
Al terminar tiró capa, corona y cetro, y se fue gritándole a su papá: -¡No me vuelvas a hacer esto! -tenía razón.
GRAN EMBROLLO POR EL FENTANILO
La muy buena noticia del jueves 31 de julio fue que se prorrogó 90 días la pena de muerte a la economía nacional que se ejecutaría el día 1 de agosto (30% de arancel de castigo de Donald Trump a las exportaciones de México a Estados Unidos).

El patán de la Casa Blanca lo informó en redes sociales y dejó muy claro que “México seguirá pagando el arancel del fentanilo del 25%, un arancel del 25% a los automóviles y un arancel del 50% al acero, el aluminio y el cobre”… y no quita el dedo del renglón: Todo este embrollo es por el fentanilo.

La Presidenta Sheinbaum lo celebró: “El acuerdo alcanzado con Trump salva el T-MEC. Tenemos el mejor acuerdo posible (…)”. Y hay que reconocer que sí le salió bien la cosa. No hay que ser cicateros. Aunque eso del “mejor acuerdo posible”… mmm… otra vez al triunfalismo.
El triunfalismo ese optimismo exagerado, ese aire de superioridad, esa manifestación pomposa de éxito, nunca es aconsejable, menos en cosas de gobierno, ni cuando se trata de un real triunfo, de la feliz terminación de algún asunto, menos cuando es mentira lo pregonado. Aparte, es de mal gusto.
Triunfalismo es cuando la dama del bastón de palo nos dice “es claro y notorio que México avanza en el camino de la prosperidad compartida”; “la economía de México está fuerte, sólida”; “hay más bienestar”; “récord en inversión extranjera”; “el nivel más bajo de desempleo” o cuando al referirse a su propio partido, dijo: “(…) somos el movimiento social y político más fuerte de todo el mundo, de todo el planeta (…)”.

Sí, sí lo dijo, de Morena, el 22 de septiembre de 2024, en su Congreso en la Ciudad de México. Morena aspira a afiliar 10 millones de tenochcas simplex, muy bien, el Partido Bharatiya Janata de la India tenía el año pasado 202 millones de miembros declarados y el Partido Comunista Chino tiene más de 100 millones; y si le parece disparejo comparar con partidos de países tan inmensos, entonces, que se entere la dama del bastón de juguete que el Partido Demócrata de EU tiene más de 45 millones de afiliados registrados uno por uno y el Republicano de allá mismo, más de 36 millones.

El triunfalismo no raramente lleva a caer en el ridículo y a decir frases propias de los cómicos de la lengua.
En estos tiempos de ‘apoteosis de la propaganda’ (frase del gran Amando de Miguel), no pocos políticos y algunos jefes de Estado caen en la tentación boba de ser populares (y algunos gastan carretadas de dinero en encuestas de resultados peculiares, sí, lamenta este menda abollarle el candor, pasa). Nada más que eso lleva directo al triunfalismo que todo lo tapa.
Busque por su cuenta, de Nurys Paulino, su artículo ‘Maldición del triunfalismo político’, en el que dice unas cuantas verdades como puños: “(…) si bien es comprensible que los líderes políticos busquen resaltar sus logros y ganar apoyo popular, el ego exagerado puede tener consecuencias negativas para la sociedad (…), puede distorsionar la realidad y crea un relato sesgado (…), provoca que los líderes se enfoquen únicamente en los aspectos positivos de su gestión, dejando de lado o minimizando los problemas y desafíos que afronta la sociedad”.
Luego comenta que el triunfalismo en política es como el alcohol y las drogas, que embriagan y hacen alucinar a sus consumidores y por eso aumenta las probabilidades de errores y resultados negativos.
El triunfalismo fue típico de los totalitarismos del siglo pasado; curiosamente, las dictaduras no suelen ser triunfalistas. El triunfalismo es parte de la propaganda que presenta a los líderes como todopoderosos y a sus gobiernos como infalibles; por eso tienen a la mano una batería de culpables designados para achacarles lo que les sale mal y de plano no se puede ocultar.
El triunfalismo no tolera crítica ni acepta errores. Para el triunfalista la verdad es debilidad. No se trata de que los jefes de Estado propaguen el derrotismo entre su gente, no, ni que sean pesimistas, tampoco, mucho menos fatalistas. Nada de eso, pero sí que se conduzcan con realismo y ética.
En las sociedades bien articuladas, en las que el respeto a la ley es lo normal (hay de esas, créalo), con ciudadanía real, el político, el jefe de Estado puede y debe reconocer errores, sabedor de que la honestidad es la mejor receta ante el fallo y cuando hace falta, sin aspavientos, renuncia al cargo.
El triunfalista no acepta el error, lo niega, aunque sea evidente y cuando la cosa apremia, señala a alguno de sus culpables favoritos, todos del pasado.
Recuerde, Presidenta: los británicos, después de poco más de tres años de hilvanar derrotas ante el Ejército de Hitler, lograron un primer gran triunfo, Churchill lo informó al parlamento: “Tenemos una nueva experiencia. Tenemos una victoria, una victoria notable y definitiva”. Y el 10 de noviembre de 1942 soltó en un discurso protocolario:
“(…) El Ejército de Rommel ha sido derrotado. Ha sido aplastado. Ha sido prácticamente destruido como fuerza de combate (…) Ahora bien, este no es el final. Ni siquiera es el principio del final. Pero es, quizá, el final del principio”. Sin triunfalismo.
O sea que sin triunfalismo ni autoengaño: la prórroga de Trump, señora Sheinbaum, si usted se decide a actuar contra los cómplices del crimen organizado enquistados en su gobierno y partido, no sería ni el final del principio.

Recibió un país en ruinas, bañado en sangre, con territorio dominado por la delincuencia, instituciones exánimes y democracia bajo constante ataque de usted y los suyos. Nadie se lo va a decir, señora, esto va a acabar en el basurero de la historia.
Repito, sobre la prórroga Sheinbaum tiene aires triunfalistas. “México ganó”, dijo en su Mañanera del Pueblo del viernes 1 de agosto pasado.
“Por supuesto internacionalmente estamos viviendo una situación compleja porque el presidente de los Estados Unidos, electo por su pueblo, ha tomado la decisión de cambiar el esquema que habíamos vivido hasta el 20 de enero de 2025 en el mundo entero del comercio internacional”, dijo en su conferencia matutina al reconocer que es una situación delicada mantener la relación cordial y en buenos términos con el inquilino de la Casa Blanca.
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LA FERIA
Los países no son viables sin gobernabilidad
Publicado
Hace 5 horasen
noviembre 14, 2025Por
Redacción
México se nos está yendo de las manos * La Primera Presidenta recibió un país sumido en una abrumadora ruina de la seguridad pública, con bandas del crimen organizado que retan al Estado y no ceden el control en las amplias regiones en que son quienes gobiernan
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Hilos y babas.
Tía Maruca era de las de Autlán y era vivísima; su marido, tío Juancho, era un señor de rancho, de esos tiempos venturosamente ya lejanos, en los que la palabra del macho era primera y última… y tío Juancho era muy macho.
Tuvieron catorce hijos (tiempos ya lejanos), educados a decir siempre “sí papá”, pero la que mandaba era su mamá.
Cómo hacía la tía no lo contaba, pero tío Juancho ni chistaba al oírlos decir “sí papá” y verlos hacer lo que ella dijera. No es tan raro.
EL PAÍS SE VA DE LAS MANOS
Sin andar con exigencias, el tenochca simplex puede preguntarse a qué horas se van a ver resultados -buenos-, del gobierno de doña Sheinbaum, que tiene el poder desde hace un año, un mes y más de una semana, sin contar el sexenio de su antecesor del que se supone es su continuidad, su “segundo piso” (¡ay!, cuánto ingenio).

Lo oficial es que su gobierno es un desfile de éxitos y aciertos (“vamos bien y vamos a ir mejor”), pero la evidencia de pifias, metidas de pata, declaraciones trompicadas, yerros, junto con malos indicadores en todos los rubros y sectores, hace pensar que, una de dos, o mienten sin recato o no mienten sino que no se dan cuenta de la realidad. Y la realidad es que el país se les está yendo de las manos.
Gobernar es palabra que viene de la marinería, gobernar es conducir -pilotar- un barco; en política se usa para señalar que se rige, se conduce una comunidad o país.
Un gobernante deja de serlo si no garantiza la gobernabilidad, entendida como la capacidad de ejercer legítimamente el poder de manera eficaz.
Cuando se dice que a un gobernante se le va el país de las manos es que no da garantía de gobernabilidad. Suena fuerte, pero no son posibles los países, no son viables, sin gobernabilidad.
Para no manipular, veamos resumidamente que dicen sobre esto instituciones que no son enemigas de la cuatroté, del Pejehová ni su sucesora, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Brookings Institution, fundada hace 109 años:
Hay gobernabilidad cuando hay Estado de Derecho, cumplimiento de la ley por parte de la autoridad que la respeta y la hace respetar; cuando el poder público no se ejerce en beneficio de funcionarios ni particulares; cuando el gobierno rinde cuentas (‘accountability’); cuando hay ausencia de violencia política y social; y cuando los servicios públicos son de calidad.
Por el otro lado, no hay gobernabilidad cuando el gobierno no asegura la aplicación de la ley; cuando no impide la corrupción de funcionarios y estructuras del gobierno; cuando no mantiene el monopolio de la violencia legítima y no garantiza la seguridad pública; cuando prolifera el crimen organizado; cuando el sistema judicial es ineficaz.

Dicen más, pero falta espacio y ya con esto cualquiera no va a buscar su rosario: en todo andamos mal.
Con brevedad y contundencia, Ricardo Cisneros Hernández (no anda uno pirateando ideas) dice que la gobernabilidad es el conjunto de elementos legales y materiales que hacen funcionar un país en beneficio general: La falta de gobernabilidad propicia el desorden de sectores sociales y regiones, que caen en la ingobernabilidad, propiciando incivilidad y barbarie (no es cita, pero lo dice).
Ahora usted contéstese si el anterior arrimado en Palacio, el Pejecutivo, tuvo gobernabilidad. Loco se quiso volver al llegar a donde ya no tenía esperanza de llegar.
Se montó en su macho para imponer decisiones arbitrarias trampeando la ley; se acomodó con los grandes capitales nacionales para dejarlos ganar más dinero que nunca en sus vidas, a cambio de que no le menearan las aguas financiando opositores o medios de comunicación (Salinas Pliego se le salió del huacal porque no le cumplió sus acuerdos, por cierto, inconfesados); por miedo a las Fuerzas Armadas, las bañó en dinero y les otorgó facultades del orden civil del todo contrarias a lo que la Constitución manda; impidió que su movimiento, Morena, se hiciera partido político real, por su desconfianza enfermiza, tan propia de tramposos; toleró la más increíble corrupción en su gobierno; y asumió una actitud permisiva ante el crimen organizado, cediendo el control de regiones completas del país.

El gobierno del Señor de Badiraguato no fue gobierno, fue una apariencia de gobierno, un ejercicio engañoso del servicio público, que a fuerza de un discurso muy ensayado a lo largo de muchos años de oposicionismo, supo aparentar valores democráticos, dañando la justicia y el Estado de Derecho por la dicha inicua de imponer su voluntad en todo y a todos.
No hay otro que haya hecho tanto mal al país y mire que hemos tenido algunos de pena ajena, pero como éste, ninguno (Huerta no cuenta, fue ilegítimo e ilegal, no es lo mismo).
Ahora está en Palacio doña Sheinbaum. Por el bien del país (y de ella), ojalá asuma la realidad, su realidad: Recibió un país polarizado en el que los acuerdos políticos son casi imposibles; recibió un gobierno carcomido por una corrupción estructural nunca antes vista; recibió una alta burocracia ineficaz que socava la legitimidad de su gobierno y la confianza de la ciudadanía en las instituciones; recibió un país cundido de protestas y confrontación social; recibió la economía al borde de una crisis que no se ha conjurado ni mucho menos; no recibió el control político del Congreso, de su partido ni su gabinete.
Sobre todo, su amado antecesor le entregó un país sumido en una abrumadora ruina de la seguridad pública, con bandas del crimen organizado que retan al Estado, y no ceden el control en las amplias regiones en que son quienes gobiernan.
Presidenta: En más de un año no logra imponer la paz en la ciudad de Sinaloa, porque sus subordinados aparentan cumplir sus órdenes, los que mandan son otros.
La apuesta de la señora de Palacio, la única apuesta, es conservar el poder, ganar las elecciones intermedias y las del 2030; dispone de cantidades inimaginables de dinero para eso, a menos, claro, que se imponga la realidad y termine en un derrumbe general que no es imposible, con todo sostenido con hilos y babas.

¿Por qué pedir la alianza al PVEM y al PT para seguir juntos a nivel nacional hasta el 2027? * Según Consulta Mitofsky, Roy Campos, la respuesta del gobierno a los escándalos de corrupción en Morena, decepciona al 93% de los encuestados
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Invencibles.
Una tía, cuyo nombre no debe decir este menda, fue hija única y heredó muy bien de sus papás, cada uno rico por su cuenta.
Se casó con un señor, guapo de hacer boquear señoras y elegante como para un baile en Westminster, de exhibición el señor.
No tuvieron hijos. El asunto es que la tía le ponía los cuernos con más de uno, pero se llevaban bien.
Una vez, Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, explicó a este López que al tío le gustaba algo que entonces no era generalmente aceptado, la tía le guardaba el secreto y lo mantenía; él socialmente hacía el papel de marido y a ella le gustaba presumirlo, de guapo que era. Cosas veredes.
CUALQUIER SIMILUTD ES PURA COINCIDENCIA
El viernes pasado, la señora Alcalde, presidenta de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pidió al Partido Verde Ecologista de México y al PT mantener la alianza con el partido guinda hasta el 2027 en todo el país.
Ella dijo “(…) de una vez adelantamos que nos gustaría que en el 2027, en Baja California Sur y en todo el país, podamos ir juntos”. ¡Válganos!

Este su textoservidor, debidamente maleado por unos 30 años de trabajar para, cerca y con políticos (de gato, no anda uno presumiendo, gato de angora, pero gato), detecta debilidad en esa petición y aparte, candidez.
Un profesional de la política, cosa que no es la señora, no dice esas cosas en público.
No poca gente piensa que el actual gobierno, el que empezó en 2018 y continúa, es invencible.
Que su control del Congreso federal y los gobiernos de las entidades les aseguran poder sobrado para mangonear al país a su antojo.
Si así fuera, serían el PVEM y el Partido del Trabajo los que estarían pidiendo -por favor, por favorcito- que Morena les diera chance de seguir asociados.
No es raro en estas cosas, el engaño colectivo, la burlería (palabra que ya nadie usa, tan bonita).
Repasemos el caso de Adolfo Hitler y el Partido Nacional-socialista Obrero Alemán, el Nazi.
Hay quien cree que Hitler llegó al poder con votos y que el partido nazi ganó las elecciones legislativas en el Reichstag. No es cierto. Hitler perdió las elecciones presidenciales de 1932 ante Paul von Hindenburg, 36.8% contra 53% de votos; y el partido nazi nunca ganó el parlamento: en las elecciones de noviembre de 1932, consiguió poquito menos del 33% de los votos, muy lejos de los dos tercios necesarios para reformar la Constitución, la alemana, claro.
Don Hindenburg, ya estaba muy viejito -84 años de edad-, cedió a las presiones de un grupo de grandes empresarios que le pidieron nombrar a Hitler canciller (jefe de gobierno), y lo hizo. Pero Fito quería ser dictador y para eso el parlamento debía aprobarle un “decreto habilitante” que necesitaba el 66% de los votos de los legisladores, pero el partido nazi estaba muy lejos… y entonces, fíjese bien: Hitler estableció una alianza con el Partido de Centro -que luego traicionó-, pero como ni así juntaba los votos, procedió, nada nuevo hay bajo el sol, a comprar, extorsionar, chantajear, amenazar y detener legisladores.
Le aprobaron su ley y gobernó Alemania como le vino en gana 12 años… recapacite, 12 años, dos sexenios en los que dejó manchada para siempre a Alemania (para siempre).
Con lo anterior en mente, veamos ahora el actual caso mexicano. La Presidenta ganó su elección, ni quien diga nada, pero su partido, Morena, obtuvo el 45.52% de los votos, no el 59.76% de que tanto alardean, que eso es sumando los que les arrimaron el Verde y el PT.
En la Cámara de Diputados, Morena, sin aliados, ganó solamente el 40.84% de los votos y en la de Senadores, el 40.81%; muy lejos de los votos necesarios para modificar la Constitución Política.
Obtuvieron la supermayoría en Diputados con los enjuagues (legales) de plurinominales y alianzas que en el caso del Senado ni así consiguieron, por eso aplicaron la receta de Hitler: Chantajear, extorsionar e impedir la presencia de los senadores suficientes para conseguir a la mala los dos tercios de votos que no tienen.

En rigor, esas reformas constitucionales tienen vicio de origen y aunque no se puedan anular, son éticamente inválidas, de dar vergüenza a cualquier político de medio pelo que se respete. Nada que presumir señores.
Dejemos eso en remojo, vamos a los gobiernos estatales, de las 32 entidades del país.
Morena gobierna en 23 (si quiere súmeles otro, el de San Luis Potosí, si quiere)… aplastante. Sí, pero de esos, solo una es de Morena, Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz; los demás, todos, salieron de otros partidos, del PRI, del PRD y del PAN. Así que eso del PRIAN es puro mito.

El superpartido, superpoderoso, es una ficción, resultado de sumar políticos que por oportunistas, por miedo (por supuesto) y por corruptos, se treparon al carro ganador, incluyendo a los que se resignaron a que sólo así alcanzarían candidaturas y cargos.
Será el sereno moreno, pero Morena incorporó a los políticos y operadores del viejo régimen, ese del que el Señor de Badiraguato decía que pudrió al régimen.
Y creer en su lealtad a toda prueba es creer en la fidelidad de la Tumbahombres o la Rompecatres: De los 24 gobernadores alineados a Morena, ocho han pertenecido a tres o más partidos y la de pena ajena, lógicamente es la tal Layda Sansores, de Campeche, quien ha sido de seis partidos.

Eso no es un partido político que pueda implantar una hegemonía, es una banda, un cártel, una organización formalmente legal, pero realmente ilícita, vinculada al tráfico de influencias y al ejercicio indebido de los cargos públicos en su propio provecho, con las excepciones que este menda ruega tengan, que ojalá tengan. Encima, entre los morenistas sinceros, hay divisiones y confrontaciones.
La apuesta de Morena es que se sostenga su circo andando, gracias a lo enredado que es su amasijo de intereses, aglutinado por y únicamente por la corrupción política y también la de saquear el erario.
Por eso la Primera Presidenta no puede ni intentar limpiar esa casa, les guarda el secreto, todos se guardan el secreto.
Por cierto, según Consulta Mitofsky, Roy Campos, la respuesta del gobierno a los escándalos de corrupción en Morena, decepciona al 93% del peladaje. Los invencibles.

LA FERIA
Con el Tío Sam nunca se sabe cuándo es la última llamada
Publicado
Hace 2 semanasen
octubre 30, 2025Por
Redacción
Para la 4T no hay corrupción, al contrario, estamos en bonanza económica * No hay un solo caso de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, sobornos, moches, ni un hijo, hermano, prima, pariente, amigo o cercano a AMLO que se haya hartado de robar, claro y en caso de apuro se exigen pruebas. ¡Listo!
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Última llamada.
Tío Macario, de los de Autlán, vivía en Chicago y cada año, visitaba a la familia. Era grandote y muy rico, sin saberse a qué se dedicaba.
Una vez este menda preguntó a la abuela Elena por qué se había ido allá y contó que en ninguna casa decente de Autlán lo aceptaban por su fama de haber regado hijos, aparte de atravesado, borracho, parrandero, jugador y bandido; entonces mejor se fue a Guadalajara, donde cortejó a una tapatía que cuando lo presentó con su papá, el señor preguntó: -¿Macario el de Autlán? -y así, huyendo de su fama acabó en Chicago.
Este juntapalabras preguntó si era cierto lo que decían de él y dijo la abuela: -No sé… si no, sería mala suerte suya… pero nadie tiene tanta mala suerte -¡vaya!
EL ARTE DE DEFENDERSE
Creer o no creer, he ahí el dilema, con perdón de Memo Shakespeare. Nosotros los del gallardo peladaje nacional, tenemos que aceptar o no las explicaderas y justificaciones del transformador gobierno cuatrotero, en su séptimo año, primero de la construcción de su segundo piso (tienen pensados unos 70).
Todo son mentiras, calumnias. No es cierto lo del huachicol fiscal, no son 600 mil millones birlados al erario, son “nada más” 16 mil (¡ah, bueno!). Tampoco, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), faltan comprobar 303 mil millones de pesos del sexenio del Pejecutivo, cantidad equivalente a disponer a su cuatrotero antojo de 6 millones 764 mil pesos cada hora hábil, de cada día de ese aciago periodo. No, no es cierto.
Tampoco lo de Segalmex, los 12 mil millones los robaron unos traidores a san Ovalle, porque en el gobierno no hubo corrupción (pañuelito blanco).

No se escondieron los gastos de las obras arbitrarias, que no prioritarias, trenecito maya, refinería dos locas, lo del Istmo, la terminal de aviones (que no aeropuerto) Felipe Ángeles; son cosas de seguridad nacional.
Nada es cierto, todo es mentira, Pemex no está quebrado ni debe 121,527 millones de dólares (2 billones 430,540 millones de pesos incluidos los 430,540 millones de pesos de deuda comercial, a proveedores, cuyo pago van a diferir a ocho años); CFE, menos, de dónde sacan que debe 526 mil millones de pesos.

No había ni un laboratorio de fentanilo y los 1,500 laboratorios que ya desmontó el Kalimán Harfuch, los instaló el narco después de que tomó el poder doña Sheinbaum, claro que sí.
No hay un solo caso de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, sobornos, moches, ni un hijo, hermano, prima, pariente, amigo o cercano al Pejehová que se haya hartado de robar, claro y en caso de apuro se exigen pruebas. ¡Listo!

Todo lo que dicen es mentira, aceptado queda, todo son ganas de desacreditar a los redentores de la pobretería nacional. Nadie lo duda.
Quédese tranquila la señora del bastón de caramelo que vive en Palacio. No hay problema. Además, los otros robaban más: santas pascuas. Todo está en orden.
El músculo duerme, la ambición descansa y la patria mece la cuna en que está su esperanza. No hay cuna.
Resta a la Presidenta, para no pasar a la historia como la Tapadera Mayor, del mayor descalabro a la nación en su historia, explicar cómo le hizo el Señor de Badiraguato para tener la mala suerte de quedar con fama tan inicua, tan ignominiosa… y que le apure, antes de que los del peladaje piensen que nadie tiene tanta mala suerte. Por lo demás, ni se apure doñita, ya sabe, acá están sus… rima con pellejo, alejo, reflejo y perplejo, en plural, claro.
Ya resuelto así y tan fácil lo doméstico y con la raza mansita, ¡lástima!, nunca hay felicidad completa, falta lo exterior… bueno, ni tanto, falta el renegrido tío Sam, los EUA, ese vecino tan latoso.
Un tal Marshall Billingslea, que no es un pelagatos, ha sido subsecretario del Tesoro contra la Financiación del Terrorismo, subsecretario Adjunto Principal de Defensa para Operaciones Especiales, subsecretario Adjunto de la Marina, y también subsecretario Adjunto de Defensa para Política de Negociaciones en la Oficina de Política de Seguridad Internacional del Pentágono (nadita), ese señor que masca rieles, compareció ante el Senado de los EUA y sin despeinarse ni alzar la voz, dejó caer la bomba de que Nicolás Maduro con dinero del narcotráfico venezolano financió campañas electorales en México (y Colombia y Brasil, pero eso no nos importa, allá ellos).
Olvidemos los anteriores señalamientos en el mismo sentido y de parte del mismo gobierno yanqui. Olvidemos que por escrito han dicho que nuestras autoridades tienen alianza con las bandas del narcotráfico, olvidémoslo.
ACUSACIONES SERIAS DE ESTADOS UNIDOS
Es muy serio esto de dinero del crimen organizado venezolano en campañas políticas mexicanas, cuatroteras, porque el tipo ese, Maduro, no financia al PAN, no, él apoya al que lo apoya, ya sabe quién (no, no el de Macuspana, ese ya se fue, doña Sheinbaum es la que ahora le sirve de apoyo), y a su partido, ya sabe cuál, Morena.

Es más grave esa acusación ahora que la Casa Blanca, amaga a Maduro y lleva las cosas a un conflicto armado… cuidado doña Sheinbaum, los EUA no reconocen pelo, color ni tamaño cuando algo les interesa y no puede pensar que va neutralizar semejante declaración pidiendo pruebas (¡al tío Sam!). Señora, es mensaje.
Y las malas nunca llegan solas, también Donald Trump volvió a declarar ante la prensa acusaciones serias.
“México está gobernado por los cárteles”, luego le echó flores a la doñita del segundo piso y remató: “México tiene que defenderse de eso”.

Presidenta, la frase “México tiene que defenderse de eso” es recado directo a usted; el gobierno de los EUA espera ver acción de su gobierno, espera que aparte de seguir deteniendo pelados bota punta pa’rriba, empiece a enchiquerar políticos de los muy petacones, sin hacer excepciones.
Por eso es de no creerse la metida de pata de la Presidenta, diciendo que los EUA viola el derecho internacional al hundir lanchas de narcos venezolanos. Señora, recapacite y si no entiende, los EUA revientan a México y no, no será por mala suerte, no después de tantas advertencias.
Señora, con el Tío Sam nunca se sabe cuál es la última llamada.
LA REVISTA NO ES RESPONSABLE DE LA OPINIÓN DE LOS COLABORADORES
El Chisme TV, el programa ‘espectacular’ que llegó para quedarse
Los países no son viables sin gobernabilidad
¡El Hijo del Santo dice adiós al ring!
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