LA FERIA
No es Maya… es el Tren falla
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Hace 2 meseson
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Redacción
Que no fue descarrilamiento, que fue un percance de vía debido a una anomalía * Ofende que hasta en una babosada nos mientan * Un tren fuera de carril es descarrilamiento, aquí y en China * Quién es quién en las mentiras
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Caraduras.
A tío Marcelo, tía Rita, su esposa, le caía en todas sus mentiras, nunca fallaba.
Muy viejitos los dos, él le preguntó cómo hacía y ella se lo explicó (ya con cariño): -Siempre te ponías colorado -“ponías”, pues hacía largos años no tenía de qué mentir-, te daba vergüenza, fuiste latoso pero no eras caradura -tan fácil-.
AGUA MAGNA Y AGUA PREMIUM
En respuesta a la nota de prensa en la que se consignó que el huachicol goza de cabal salud, presentando fotografías de puestos de venta en carreteras del Estado de México, Querétaro, Puebla y San Luis Potosí, con botes, bidones y grandes cubas de polietileno, la bastonera nacional, titular del Poder Ejecutivo, en su programa matutino de variedades, aclaró que no contenían gasolina, era agua. Punto redondo.
Claro que por respeto a la investidura presidencial hemos de aceptar que era agua, porque todos sabemos el gran negocio que es vender agua a pie de carretera y que por eso la gente sale de viaje llevando cubetas en el coche para ver si tienen suerte y pueden comprar agua, a buen precio, claro… agua Magna y agua Premium, según prefiera el motor de cada quien.
Por cierto: la señora Presidenta agregó que de parte de la prensa, “hay mala leche”. ¿Ya se va a llevar así?, mala leche es un vulgarismo, doñita.
Se le recomienda no adentrarse en el submundo de nuestro florido idioma, se anda arriesgando a que le pregunten si se considera a sí misma la leche o que su gobierno es la leche cuando es a usted a quien se le nota cada vez más que anda de mala leche porque su gobierno es leche de gallina.
Recuerde señora que arrojar la cara importa que el espejo no hay por qué, como escribió Quevedo de la vieja que encontró en un basurero un espejo y al verse estragada y decrépita lo aventó al muladar culpándolo de lo que vio, diciendo: “Bien supo lo que hizo quien te echó donde te ves”. Pues eso, no se enoje con la prensa, señora.
Es posible que ese mentir con descaro, sea una manera de probar a su mentor que ya estando en Palacio, lo sigue queriendo como a nada en el mundo y sigue sus pasos, su caminar. ¡Ajúa!
Si el Señor de los Abrazos mentía con el desparpajo que mentía (no en todo, no exageremos, sólo en casi todo), los del gobierno del séptimo año no lo van a ofender hablando con verdad, no, al contrario, hablarán, hablan, con el cinismo increíble de las mentiras mal hilvanadas que acostumbran.
EJEMPLOS DE MENTIRAS
Nos acaban de aclarar que el descarrilamiento del Tren Maya nunca ocurrió y nos lo dijeron desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, mostrando fotos del tren descarrilado, que no estaba descarrilado, no señor, “fue un percance de vía debido a una anomalía, no un descarrilamiento”, explicó con paciencia de santo el general vestido de civil, Óscar David Lozano Águila, director general del Tren Maya, con la Presidenta atestiguando su calidad de fiel cuatrotero… y uno pensando mal por ignorante: ese tren fuera del carril (¡descarrilado!, aquí y en China) no estaba descarrilado, qué bueno que nos sacaron del error.
Ofende que hasta en una babosada nos mientan: ¿qué pasaba si decían que se descarriló?, nada, digo, además ahí están las fotos… ha de ser por el gusto de vernos la cara como prueba de que tienen poder.
Otra cosa en la que nos mienten es en el número de desaparecidos, asunto sobre el que la ONU ya prendió “focos rojos” sobre nuestro país.
En el gobierno del visitante frecuente a Badiraguato, se hizo por reducir el número de desaparecidos que, según el gobierno (Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas), son más de 131,000; ¿sí?… pues claro que no, entérese: Aparte de desaparecidos el gobierno clasifica a otros que no aparecen como “ausentes”, pa’que se lo sepa.
¿Cuántos desaparecidos hay en México?, no lo sabemos y todo apunta a que no lo sabremos nunca.
Otra mentira -que además festinan por todo lo alto- es eso de que ahora resulta que hay 13.4 millones menos de pobres en este nuestro cuerno de la abundancia.
Y nos lo dicen jugando con ventaja porque saben que casi nadie se va a poner a buscar el informe del INEGI y luego leerlo. Pero hay de esos y en honor a la verdad, debe aceptarse que los cuentan apegados a los criterios del desaparecido Coneval, bueno, pero igual, el reporte del INEG dice clarito que sólo hay 42.3 millones de “población no pobre y no vulnerable”.
Así, sin necesitar un doctorado en nada, se deduce que los pobres son 88 millones (la diferencia respecto del total de la población, 130.3 millones, también según el INEGI). Poquito pobres, medio pobres, pobres, muy pobres, solemnemente pobres, pobres de solemnidad y de pena ajena, sí, en todos los grados, pero todos pobres: 88 millones, no los 38.5 que festeja la madrugadora dama del bastón de palo, como “triunfo de la transformación”.
El triunfo de la transformación es que se redujo la expectativa de vida del mexicano en su primer sexenio al frente del país. Dicen los que saben que se perdieron 4.6 años de vida entre 2019 y 2021 por la pandemia del Covid-19 que todos recordamos lo bien que se atendió.
Así, lueguito el gobierno dijo que ya se había recuperado. No vamos a dudar, sería el colmo pensar que nos iban a mentir en eso. La duda ofende.
Sabido es: Los gobernantes en todo el planeta mienten, pero no construyen todo un proyecto político con mentiras, ni sostienen un gobierno con engaños. Esto que sucede en México no es normal, no lleva a nada bueno.
Nada más piense en qué crédito merecen las declaraciones y argumentos de doña Sheinbaum en sus telefonazos con el Trump, que la escucha abanicándose con las tarjetas en las que su Departamento de Estado le informa nuestra triste y criminal realidad.
Esperemos cualquier cosa de este gobierno, menos que acepte un error ni un delito de alguno de los delincuentes que tiene en su seno.
Parece que leyeron ‘Las mocedades del Cid’, de Guillén de Castro (Siglo de Oro): “es negocio averiguado que el prender el delincuente es publicar el agravio”. Y el agravio aquí es que son cómplices, por eso son caraduras.

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¿Se protegió a la ciudadanía de los abusos y violencia de algunas manifestaciones? * La violencia la debe impedir la autoridad, no se trata de hacer matanzas ni apalear indiscriminadamente, pero sí de enfrentar con vigor y detener a cada uno de esos intocables “encapuchados” que la autoridad sabe muy bien quién los organiza, entrena y dirige (y cobra por sus servicios) * Claro que hay fuero presidencial
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Más fuero.
Tío Macro, aquél de Autlán, el grandote de pocas palabras y macho como de película en blanco y negro, a tía Mariquita y sus 14 hijos (con ella), nomás les daba órdenes, como a sus caporales y peonada, hasta que un día, la tía, enojadísima le preguntó a voces porqué jamás pedía opinión de nada y el tío, entrecerrando los ojos, como reflexionando, respondió: -… ¡tcht!… no lo había pensado… ha de ser que no me importa -¡ah, bueno!
MORENA BUSCA LA PERPETUIDAD
Advertencia: lo que sigue es políticamente incorrecto y puede herir la sensibilidad de algunas personas, se sugiere discreción: al gobierno le importa un pito la gente.
Si no es mucho abusar de su resiliencia (horrible palabra que está de moda y se usa mal), entérese de lo que le importa al gobierno: seguir siendo gobierno y de ser posible, perpetuarse en el poder. Nota: los 35 años de porfiriato son pocos, la meta a alcanzar son los 70 años de priísmo.
Se refiere su juntapalabras a los gobiernos de esta nuestra risueña patria, a todos, los tricolores, los azules y hoy los guindas. Ignora su textoservidor si esto es así en otros países, pero en casi toda Iberoamérica, sí.
Se puede intentar el análisis de los programas y acciones de gobierno, para verificar que la gente les importa un reverendo y serenado cacahuate, pero se presta a discusión y nunca falta el que está de acuerdo o muy de acuerdo (como ponen en las encuestas), con lo que para otros son barrabasadas; un ejemplo: hay gente que está de acuerdo y muy de acuerdo, con el nuevo Poder Judicial elegido por cuatro gatos y previa tómbola (sí, hay ciudadanía semoviente, créalo).
Una manera simple de confirmar que el tenochca simplex del peladaje nacional, a nuestros gobiernos les importa menos que el clima en Hawaii, es eso de las multitudinarias manifestaciones, marchas, plantones y protestas callejeras. Se supone que a los gobernantes les debería preocupar mucho que en muchedumbres, la gente exprese repudio o exija algo, se supone, pero en México no, acá esas multitudes les preocupan lo mismo que los perros anden descalzos.
Después de lo de Tlatelolco en el 68, después del 71 y el ‘Halconazo’, nuestros gobernantes entendieron clarito, primero, que las manifestaciones, ni terminando en hechos de sangre, tumban al gobierno; y segundo, que las protestas masivas no los obligan a nada, así exijan lo más obvio y sensato.
La consecuencia es lo que vemos: Se permite toda manifestación, pacífica, violenta, como sea y el gobierno, de cualquier color, se disfraza declarando que salvaguardó la integridad de los asistentes y protegió la libertad de expresión.
Así, las manifestaciones han proliferado y ya no pocas -más bien muchas-, son un muy buen negocio, el de extorsionar a la autoridad con la complicidad de algunos funcionarios.
Piense en el Barzón, Antorcha Campesina, el Frente Popular Francisco Villa, que rentan a su gente para manifestaciones ajenas. Un caso estelar de esta industria de la protesta fueron las marchas del Pejehová a la CDMX, pagadas al contado, como aceptó Manuel Camacho Solís el 11 de febrero de 2004, ante la Comisión Permanente del Congreso (nueve mil millones de pesos viejos le entregó al redentor patrio).
No exagera este tecladista en lo de la plaga de manifestaciones. Con datos de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, en el sexenio del Pejecutivo -hasta el 31 de julio de 2023-, hubo 16 mil 431 manifestaciones a las que fueron 7 millones 392 mil 241 de entusiastas. ¿Se arregló algo gracias al protestódromo que es la capital nacional?, no, nada. ¿Se protegió a la ciudadanía de los abusos y violencia de algunas manifestaciones?, no, tampoco: le importa un pito la ciudadanía al gobierno.
El jueves de la semana pasada, en la reglamentaria marcha de protesta por el 2 de octubre de 1968, hubo los asaltos, bombas molotov, daños a edificios de siempre, pero esta vez terminó con más violencia de la acostumbrada: 29 personas y 94 policías heridos, de ellos, 16 hospitalizados, tres graves. Hay un detenido que asaltó una joyería.
El socarrón secretario de Gobierno de la CDMX, César Cravioto, informó que del total de 10 mil manifestantes, hubo 350 encapuchados que fueron a “provocar” y rechazó (¡así se forjó el acero!) que se hubieran registrado “enfrentamientos”, ya que la policía no reaccionó a las “provocaciones”.
¿Ve?, nada les importa, nada. Enfrentamiento debió haber y hubiera tal vez menos heridos entre la gente común y sin duda, muchos menos entre los policías que mandan al matadero.
La violencia la debe impedir la autoridad, sin trapitos calientes, que hay todos los medios para meter en cintura a esos grupos por grandes que sean, todos los medios.
No se trata de hacer matanzas ni apalear indiscriminadamente, pero sí de enfrentar con vigor y detener a cada uno de esos intocables “encapuchados” que la autoridad sabe muy bien quién los organiza, entrena y dirige (y cobra por sus servicios).
CLARO QUE HAY FUERO PRESIDENCIAL
¿Apetece usted otra prueba de que al gobierno le importamos un pito?… bueno, cuando nos mienten con cínico descaro, es lo mismo. La señora del Segundo Piso declaró en su mañanera del 2 de octubre, que va a proponer al Congreso eliminar el fuero a los legisladores y agregó galana, muy segura: “La Presidenta no tiene fuero, ¿por qué tiene que haber fuero?”.
No hay espacio para darle unas 2,375 razones para el fuero, otro día señito. Pero sí hay que aclarar que tiene fuero y lo sabe. No diga mentiras.
Su fuero está vigente en la Constitución como se reformó en tiempos del Pejecutivo, el 19 de febrero de 2021, artículo 111, párrafo cuatro: “Para proceder penalmente contra el Presidente de la República, sólo habrá lugar a acusarlo ante la Cámara de Senadores (…)”, que remite al artículo 110 párrafo quinto, vigente desde 1982 (ni loco el Pejeremías lo iba a reformar): “Conociendo de la acusación la Cámara de Senadores, erigida en Jurado de sentencia, aplicará la sanción correspondiente mediante resolución de las dos terceras partes de los miembros presentes en sesión (…)”.
Señora Sheinbaum: ¿así o más fuero?
LA FERIA
¡Aguas cuando hay optimismo oficial!
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Hace 1 semanaon
octubre 4, 2025By
Redacción
Se habla de todo… menos de lo más importante * ¿Será que vamos bien y vamos a ir mejor, como dice la Primera Presidenta? * El optimismo como estrategia ante la realidad, es pertinacia, fomenta la pasividad colectiva, normaliza la adversidad
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Sudor y lágrimas.
Tío Quique (Enrique, claro), fue por sobre de todas las cosas un profesional del optimismo.
Cuando pidió a la que fue su esposa que fuera su novia, ella le confesó muy atribulada que estaba embarazada de uno que nomás se fue y él dijo: -Bueno, ya sabemos que puedes tener hijos –una vez se les incendió la casa y la consoló: -Anímate mujer, que vas a estrenar todo –cuando enviudó dijo que le daba alegría no haberle dado el disgusto a su mujer de morirse antes.
Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, un día que se hablaba del optimista tío, apostrofó: -No era optimista, era tonto -bueno, según se vea.
LAS BUENAS NOTICIAS
De veras, no nos la merecemos. A veces este menda siente remordimiento por no haber ido a dar gracias a la Morenita del Tepeyac (caminando, la edad no da para ir de rodillas), por habernos mandado a doña Claudia.
Mire si no: El jueves pasado 24 de septiembre, en su amena conferencia madrugadora, nos hizo saber una gran noticia que a nosotros, tenochcas simplex distraídos, se nos iba a pasar, pero, Dios Bendito, ella nos la hizo saber (abróchese el cinturón, no diario hay noticias así):
“(…) Entonces, Banamex regresa a un empresario mexicano en una transacción legal que comienza a darse en un 25%, y yo considero que es una muy buena, una buena noticia”.
Sí, ¡aleluya!, ¡aleluya!, ¡hosanna en las alturas!, la cuarta parte de Banamex la compró un mexicano, ¡qué buena noticia!… ¿sí?… ¿de veras?… ¿nos beneficia en algo?… ¿bajarán los intereses?… ¿darán más créditos?… ¿pagarán más impuestos?… ¿subirán los sueldos de sus empleados?… ¿deberíamos organizar fiestas para celebrarlo?, digo, mínimo ¡al Zócalo!
Cuando los jefes de Estado se instalan en el optimismo oficial y hablan de todo y también de lo menos importante, póngase en guardia. La señora del Segundo Piso promueve chocolate, anuncia el café del Bienestar, regaña a Salinas Pliego, celebra que un señor haya comprado una parte de un banco… ¿de qué no quiere hablar?… ¿o no tiene de qué hablar?
Este juntapalabras no propone que la titular del Poder Ejecutivo sea pesimista ni una fuente de malas noticias, no, pero tampoco parece prudente decir cosas como “vamos bien y vamos a ir mejor, repito: vamos bien y vamos a ir mejor”, como dijo en su discurso del 1 de septiembre con motivo de su Primer Informe de Gobierno.
¿Vamos bien?… lea usted por su cuenta el artículo ‘No vamos bien’, de Raúl Trejo Delarbre, en la revista Nexos del 9 de septiembre, en el que -con cifras del propio informe de gobierno de la señora del bastón de palo- queda muy claro que -comparando con el último año de Peña Nieto- no vamos nada bien… y queda sembrada la duda de si la señora de Palacio leyó su informe.
¿Y vamos a ir mejor?… pues ojalá, porque a la fecha la cosa no pinta nada bien. Mire usted, nos han dicho hasta hartar que ha crecido la Inversión Extranjera Directa (IED), en el país, gracias (por supuesto) al entusiasmo y confianza que da este gobierno transformador a los inversionistas… no es cierto; con datos oficiales, del INEGI, a tasa anual, la IED ha caído el 6.7%; perdone, usted, señora. También se regodea el gobierno diciendo que el Producto Interno Bruto crece más de lo que decían los pronósticos… puede ser, pero sigue estando a menos de la mitad de lo que crecíamos con los neoliberales.
¿Vamos bien, señora?… ¿lo dice en serio?… en el presupuesto de este año de su gobierno de usted, señora, el gasto para el sector salud se recortó en 12.2% (122 mil millones de pesos menos), respecto de 2024; y peor, ya a la hora de gastar efectivamente, al primer trimestre de este su primer año de gobierno, señito, el gasto en sanidad pública fue el más bajo desde 2010; ejercieron casi 152 mil millones de pesos y dejaron de gastar 45 mil 400 millones de pesos, el 23% menos de lo que pusieron en el presupuesto, ¿qué pasó?
Y se anticipa este su texto servidor a la respuesta oficial de que son necedades de los comentócratas. ‘Tá bueno. La que se lleva se aguanta: lo dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que orgullosamente pertenece nuestro país: tenemos la peor cobertura de salud entre sus miembros, que gastan en promedio 67 mil pesos por cabeza, mientras México destina sólo 10 mil pesos… y en el IMSS-Bienestar es peor: 4 mil pesos por persona (Dinamarca, se lo digo sólo por moler, gasta 91 mil pesos per cápita, solo por moler).
Otro dato que no es de la comentocracia mexicana, infame, fifí, conservadora y enemiga de estos santos cuatroteros: en el reporte 2024 del Índice de la Paz (GPI, por sus siglas en inglés), México es uno de los países más inseguros y violentos del mundo, ubicado en el sitio 138 de 163 naciones, entre Camerún y Turquía, con 191,032 homicidios dolosos en el sexenio del Pejehová, mientras en el de Peña Nieto fueron 130,626 y en el del villano favorito de la 4T, Calderón, fueron 102,812 (y con Fox 53,275). ¡Qué bien vamos!
De la corrupción que ameritó que sacara su pañuelito blanco el de Macuspana, vamos para atrás: Transparencia Internacional en su informe de 2024, pone a México en el lugar 140 de 180 países, empatado con Nigeria, Uganda y otros impresentables. Es la peor calificación desde 2012. Y en la OCDE, entre sus países miembros, somos la nación más corrupta.
Por si la dama del segundo piso no le cree a esas organizaciones internacionales, ahí está el dato del INEGI, su INEGI: en 2023, el 83% de la población considera que la corrupción en México sigue siendo un problema “frecuente o muy frecuente”; y en el 29% de los hogares alguno de sus integrantes sufrió algún delito. Sí, no vamos bien y si no se pone lista la señora, vamos a empeorar… y no es exageración: que alguien nos explique cómo es que el gobierno federal con todos sus recursos, no puede pacificar una ciudad: Culiacán.
Señora Sheinbaum: el optimismo como estrategia ante la realidad, es pertinacia, fomenta la pasividad colectiva, normaliza la adversidad.
Lea, señora, lea, a veces se debe ofrecer solamente sangre, sudor y lágrimas.
LA FERIA
Los escándalos del momento, la oportunidad de oro para tomar las riendas
Published
Hace 3 semanason
septiembre 25, 2025By
Redacción
A deshacerse de tanto lastre y de los traidores * Si no lo hace la Primera Presidenta, pone en riesgo su gobierno… y al país también, pues el Tío Sam no es de fiar
ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN
Mucho miedo.
En aquél Autlán de principios del siglo pasado, contaba la abuela Elena, que un tío suyo dijo a su hijo mayor que se entregara o él lo entregaba, por una fea fechoría que había cometido y andaba averiguando el Tomasón, alcalde de huarache que a tiros impartía justicia pronta y expedita.
Y el hijo le contestó que no sabía que su padre era traidor, pero él lo atajó: -El traidor eres tú, lo que hiciste traicionó a toda la familia -huyó.
El Tomasón regresó con el cadáver atravesado en una cabalgadura. El tío lo enterró en el monte, sin decir dónde. No se volvió a hablar de él. Historias de rancho.
LEALTAD MÁXIMA
Hay cosas que todos sabemos qué son, aunque no nos hayamos detenido a reflexionar en ellas. Un caso es la lealtad. Todos entendemos qué es y todos rechazamos su contrario, la deslealtad.
Los pensadores de la antigüedad nada dijeron de la lealtad, tal vez porque de tan obvia, les pareció innecesario su estudio y enseñanza; y sí, es muy evidente: sin lealtad no hay matrimonio, no hay filiación, no hay sociedad, no hay nada, ni ejércitos ni empresas, nada… ni futbol.
Ahora hay por ahí unos que no parecen pensar mucho o que piensan torcido, que se atreven a decir que la lealtad no es una virtud ni un valor sino un patrón de conducta… bueno, que aprovechen.
Es de no creerse a qué extremos se llega intentando erradicar la religión en general y el cristianismo en particular, porque al menos en Occidente, se profese o no alguna fe, todo está empapado en cultura cristiana, herencia indeleble de Roma al mundo… en fin, cada quien.
La cabeza más clara de nuestra especie, opina este menda, el inmenso Tomás de Aquino, no trata explícitamente sobre la lealtad, pero sí sobre la fidelidad, su hermana gemela, y dice (a brocha gorda) que es honrar la palabra dada y los compromisos honestos contraídos, contribuyendo a la convivencia y al bien común, al ser firme cumplimiento de lo justo. Y le cerró la puerta a los que, siendo cómplices, se creen leales. ¡Listo!
Sí, la lealtad no es esa ‘omertà’ de delincuentes de la mafia en todas sus presentaciones -Cosa Nostra, ‘Ndrangheta, Camorra, Sacra Corona Unita, Società Foggiana, la más brutal-, sino la original ‘omertá’ de los sicilianos del siglo XVI, ese no cooperar, colaborar ni informar nada nunca a la autoridad, resistiendo al gobierno español invasor.
Y por cierto, para su acervo del saber inútil, parece que ‘omertà’ es palabra derivada del siciliano ‘omu’ -hombre-, derivada por imitación de la ya en desuso palabra española “hombredad”, hombría… feministas, absténganse.
En todo, pero muy destacadamente en la cosa pública, en política, la lealtad es un valor básico, no esencial porque no hace la lealtad lo que es la política, pero sí fundamental. Si la traición es siempre despreciable, en política es infame.
Pero hay que andarse con cuidado, porque hay casos en que se da una legítima lealtad a corrientes de pensamiento político que por más equivocadas, inicuas o malvadas que nos puedan parecer, suscitan la fidelidad de algunos y a veces de muchos, que las abrazan creyéndolas correctas.
Un ejemplo para ahorrar explicaderas: el nazismo, ideología fascista enemiga frontal del marxismo, del comunismo (no son lo mismo), de la democracia, antijudía (no diga antisemita, por favor, los árabes también son semitas), partidaria del racismo y la eugenesia, fue en su momento un credo aceptado por no pocos países y pueblos enteros (aunque ahora lo nieguen).
Bueno, pues leales y fieles nazis, se opusieron al atropello a los judíos, al exterminio, al holocausto, eran nazis, no criminales y por eso es que tuvieron que construir cámaras de gas: los soldados se rehusaban a hacer de matarifes. Lealtad a la causa equivocada, a la luz de lo que ahora ya sabemos, no en su momento. Y lo mismo con el estalinismo, ese comunismo asesino y vil que contaba con la veneración de millones, hasta que se supo la verdad, pero mientras, fueron leales, válidamente leales.
Todo esto a cuento de la lealtad todo terreno de la Presidenta Sheinbaum a su antecesor, a la parentela del tipo, sus cercanos operadores políticos o ni eso, sino simples bandidos que estuvieron (y están), al servicio del cuatrotero mayor.
Es muy respetable la manera de pensar de la señora, el izquierdismo lo trae en su ADN, y también se debe aceptar sin malas caras su lealtad a Morena.
Pensemos como pensemos los que no pensamos como ella piensa. Es legítima su lealtad a sus ideas y al partido al que pertenece.
Pero, a ver, si la dama de Palacio, se entera que aparte de como todos entendemos la lealtad, es palabra originada por ahí del siglo XVI, derivada del latín ‘lex’, ley, sí, la lealtad en nuestro idioma, antes significaba apego a la ley.
La lealtad termina donde empieza lo ilegal, lo ilegítimo, lo indebido. Por eso el solemnísimo juramento ante el Congreso y la nación, al asumir la presidencia de este país, es cumplir y hacer cumplir la ley, esto es: la lealtad máxima.
Por la manera en que parece que la señora Sheinbaum entiende la lealtad, es que asume indebidamente el papel de defensora oficiosa de su mentor y del tropel de corruptos, deshonestos, dislocados y torcidos del entorno más cercano, personal y político, de quien ella admira tanto. O teme.
Los escándalos del momento son la oportunidad, tal vez irrepetible, para que doña Sheinbaum tome las riendas y se deshaga de lastre y traidores: quitar del liderazgo en el Senado a Adán Augusto López; echar de Gobernación a Rosa Icela Rodríguez.
También quitar a Mario Delgado de Educación Pública; a Raquel Buenrostro de la Función Pública; a Ariadna Montiel de la Secretaría del Bienestar; al indefendible Octavio Romero Oropeza, hoy en el Infonavit después de desvalijar Pemex.
También quitar a algunos gobernadores, por lo menos a Rubén Rocha de Sinaloa… y por supuesto sacar a Andy de Morena. Sin raspar al de Macuspana.
Si no lo hace pone en riesgo su gobierno… y al país también. El tío Sam no es de fiar.
La Presidenta puede, es cosa que quiera, a menos que tenga razón el fétido Trump y tenga miedo, mucho miedo.
LA REVISTA NO ES RESPONSABLE DE LA OPINIÓN DE LOS COLABORADORES

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