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EL ÁGORA

La policía, a merced de cualquier grupúsculo político o de la delincuencia

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Se pierde la gobernabilidad por no hacer el uso legítimo de la fuerza * Ahora altos funcionarios del gobierno capitalino y sus lacayos panegiristas hablan de una provocación y culpan de las agresiones a supuestos ultras financiados por el PRIAN

 

OCTAVIO CAMPOS ORTIZ

 

Los gobiernos capitalino y federal se vieron rebasados en la contención de las protestas conmemorativas de la matanza de estudiantes y civiles en Tlatelolco hace 57 años.

Con ello demostraron que han perdido la gobernanza al claudicar en la función primigenia de todo Estado: Dar seguridad y proteger la vida y patrimonio de los ciudadanos, amén de mantener la paz y el orden público.

Renunciaron a una de sus prerrogativas constitucionales que permite mantener el pacto social: Hacer uso legítimo de la fuerza.

Corresponde a los mandatarios la utilización de los cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas para preservar la tranquilidad y la seguridad nacional.

Sin embargo, claudicaron en esa función y minimizaron la autoridad de las policías.

Las escenas que vivimos la semana pasada son consecuencia de una titubeante estrategia gubernamental que permite la protesta social como expresión democrática, aunque es más laxa con ciertos grupos.

Se es omiso ante la violencia en las marchas de los “Ayotzinapos”, de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), las estudiantiles y hasta las de las ultras feministas, pero se intimida o encapsula a las madres buscadoras, a los padres de niños con cáncer que reclaman medicamentos y terapias o a los verdaderos movimientos feministas que nunca han sido recibidos ni escuchados en Palacio Nacional.

La narrativa oficial busca estigmatizar la protesta opositora y acabar con la idea de los cuerpos policiales como represores, a sabiendas de que la contención mediante el uso proporcional de la fuerza está legítimamente permitida.

Históricamente se ha reprimido a cristeros, maestros, ferrocarrileros, médicos, estudiantes y movimientos disidentes cuando los gobernantes en turno presumen peligra la estabilidad nacional.

Curiosamente cuando la oposición -hoy hecha gobierno- introdujo la violencia en sus movilizaciones y el cobarde anonimato detrás de paliacates y pasamontañas, los regímenes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) cedieron a la presión de esos grupos y cortaron garras a las fuerzas del orden.

Dejaron de utilizarse los carros tanques con agua -práctica común en otras naciones- para disuadir a manifestantes.

Con el tiempo, también olvidaron los toletes, por lo que los policías ahora sólo se defienden con los escudos de acrílico.

 

CESARON MANDO POLICIACOS CUANDO INSTRUYERON EL USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA

Cuando verdaderos jefes policiacos instruyeron el uso de la fuerza y apoyaron a sus uniformados… fueron cesados o renunciaron.

Tal es el caso de David Garay Maldonado, destituido porque disolvió con la Montada y los Potros (motociclistas de Tránsito) un bloqueo de estudiantes en Reforma y Bucareli.

Jesús Rodríguez Almeida, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) con Miguel Ángel Mancera, renunció porque su jefe no lo respaldó cuando con los elementos de la SSP rescataron a elementos del Estado Mayor Presidencial agredidos por manifestantes en Palacio Nacional.

Se rifaron los guardianes del orden y Rodríguez Almeida dijo que México contaba con la mejor policía del mundo.

Mancera no estuvo de acuerdo con la frase y en un acto de dignidad el secretario dejó el cargo.

Toda la policía está inerme, a merced de cualquier grupúsculo político o de la delincuencia.

Los opositores de ayer, hoy gobierno, olvidan que ellos introdujeron la violencia en la protesta social y crearon a esos vándalos que como quinta-columnas distorsionan y descalifican legítimas demandas.

Ahora altos funcionarios del gobierno capitalino y sus lacayos panegiristas hablan de una provocación y culpan de las agresiones a supuestos ultras financiados por el PRIAN.

Con todo respeto a Sor Juana Inés de la Cruz, permítaseme parafrasear: Gobiernos necios que acusáis a la oposición sin razón, sin saber que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.

 

APOSTILLA

Nuevo distractor: Acusan al líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, de corrupto y lavador de dinero, por lo que ilegalmente la impresentable gobernadora de Campeche le expropió terrenos.

Por difamación, el presidente tricolor demandará en México y en el extranjero a la primera mandataria del país. Otros delitos podrían tipificarse como abuso de autoridad.

Flaco favor se hicieron la inquilina de Palacio Nacional y la hija del cacique Carlos Sansores Pérez.

Mientras tanto, el campechano también denunció persecución política y una campaña permanente de desprestigio.

Espera que no se haga el uso faccioso de las instituciones de justicia ante los falsos señalamientos de corrupción y lavado de dinero.

Insistió “Alito” que vivimos en un narcogobierno.

Ahora que hay un desgaste de nuestro sistema pluripartidista, el legislador Pedro Haces Barba hizo una defensa seria de los institutos políticos en Estrasburgo, Francia.

Dijo que ninguna democracia puede entenderse sin la existencia de partidos libres, ya que dan cauce a los intereses sociales.

Agregó que son vínculo entre sociedad y democracia, y convierten las demandas ciudadanas en políticas públicas. Pidió afrontar el reto de ser confiables para la gente. El tlalpense expresó que donde los partidos funcionan como canales de representación real, las sociedades logran estabilidad y desarrollo.

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Programas sociales, el arma perfecta de la 4T para contener el hartazgo social

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En el horizonte se vislumbra el estallido social * El populismo setentero que reinstauró el tabasqueño mediatizó a la mayoría de los mexicanos, muy dados a la dádiva y al confort que promueve la práctica de sólo extender la manita para que papá gobierno acerque los medios de subsistencia

 

OCTAVIO CAMPOS ORTIZ

 

Más allá de la narrativa oficial que visualiza un país donde no pasa nada, donde todo está bien, donde el mexicano es feliz, feliz, feliz, se apuesta a la apatía e indiferencia de los ciudadanos, lo que crea un artificial sentimiento de bienestar en las autoridades que les hace suponer que van viento en popa y que su proyecto político populista durará un milenio como lo ambicionaba el sueño hitleriano del III Reich.

Nada más alejado de la realidad. El adormecimiento que sufre la sociedad por las reiteradas falacias que remacha el aparato propagandístico del Estado permitió que una entelequia autollamada 4T impusiera un gobierno autoritario y unipersonal que no comparte el poder ni con su propio movimiento, al que no ha dejado crecer como partido.

Les ha funcionado por siete años y seguramente se mantendrán por seis años más si es que ellos mismos no propician un estallido social por el despertar de esa sociedad hoy obnubilada.

Han sobrevivido a diferentes protestas sociales como las de burócratas despedidos, las madres despojadas de las guarderías gratuitas, las de padres con hijos con cáncer, las de verdaderos maestros -no las quinta columnas o caballos de troya de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE)-, de las madres buscadoras, las de auténticas feministas, las que exigen el cese a la violencia y el regreso de la paz, las que reclaman el alto a los feminicidios y las desapariciones, las de desatendidos damnificados por desastres naturales, las de agricultores y exportadores que piden un trato justo, las de médicos y enfermeras que demandan mejores condiciones de trabajo, las de pacientes que mueren por el desabasto de medicamentos, las de auténticos periodistas que piden el respeto a su vida y profesión, la más peligrosa en México y que coarta la libertad de expresión, las de familiares de víctimas de la violencia política, las de transportistas. El rosario es interminable.

Todas se han topado con el muro o las vallas de la indiferencia gubernamental y la indolencia que no ha movido al despertar ciudadano.

El populismo setentero que reinstauró el tabasqueño mediatizó a la mayoría de los mexicanos, muy dados a la dádiva y al confort que promueve la práctica de sólo extender la manita para que papá gobierno acerque los medios de subsistencia.

Incluso ha deteriorado el espíritu emprendedor y aspiracional de una clase media que hoy se volvió conformista y atenida a las ayudas asistencialistas a cambio de su silencio y complicidad. Desapareció la movilidad social.

Nadie parece darse cuenta del deterioro nacional. Crecimiento cero por siete años consecutivos, una inflación latente y una canasta básica al alza, mayor pobreza laboral, alto endeudamiento para subsidiar la supuesta salida de millones de mexicanos de la pobreza, nula inversión, aunque festinan la reinversión de utilidades.

Se han acostumbrado a que la economía la sostenga el comercio informal, las remesas y la persecución fiscal.

No hay empleo, se ideologizó la paupérrima educación y se restringe el apoyo a la ciencia y la tecnología.

El discurso polarizante provocó la satanización de los emprendedores, quienes ante la falta de certeza jurídica prefieren no arriesgarse. Esa es la tragedia nacional.

La manifestación de la Generación Z que en otras latitudes derrocó gobiernos y reivindicó a los jóvenes con una mejor educación, salud, más oportunidades de empleo bien remunerado y una mayor participación en las decisiones políticas de sus naciones, no moverá la estructura burocrática de la 4T, quien le apuesta a que el uso electorero de los programas sociales contenga el hartazgo social.

Federico Fellini, en la película ‘Ensayo de Orquesta’ (1978), utilizó la metáfora de la música para advertir sobre las consecuencias del caos político, del arribo a la anarquía por el estallido social que nadie ve.

Cierto, nuestros jóvenes no lograrán la hazaña de los nepaleses, pero que no se confíe el gobierno, cada día -por sus fallidas políticas públicas- abona al estallido que viene.

 

APOSTILLA

Otra asignatura pendiente de los gobiernos federal y local es la repavimentación de la mayoría de calles y avenidas de las ciudades del país.

Pidieron una tregua hasta el término de la temporada de lluvias, plazo perentorio que ya se cumplió.

Esperemos que no recurran al argumento del impresentable alcalde de Toluca, quien dijo -impertérrito- que los baches eran una forma de peatonalizar las calles y arrebatarles a los automovilistas la supremacía en el arroyo vehicular.

Más aún, deseó que las precipitaciones pluviales incrementen los socavones para que los peatones tengan más espacios. Esa cuenta la tienen que saldar y esperemos que no sea con el obsoleto chapopote contaminante de las fábricas de asfalto, sino con concreto hidráulico. Sus gobernados se los agradecerán.

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La apuesta de Morena: Que se olvide la indignación social en dos años

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Las dádivas gubernamentales -en que se convirtieron los programas asistencialistas- de Echeverría Álvarez y López Portillo contuvieron el descontento popular * El gobierno evade su responsabilidad y minimiza los eventos de sangre o la irritación social * Las autoridades mantienen el control de los ninis, los viejitos y no pocos clasemedieros como padrón electoral * Saben que para el 2027, el hartazgo ciudadano que hoy se vive -por la violencia política y las fallidas políticas públicas- estará en el olvido en dos años

 

OCTAVIO CAMPOS ORTIZ

 

Los mexicanos protagonizaron la primera revolución social del siglo XX con un saldo de un millón de muertos.

Los caudillos utilizaron el hartazgo del campesinado y de regiones fabriles para derrocar al gobierno. Sin embargo, los jefes políticos encarnizaron sucesivas asonadas para hacerse del poder y olvidaron las causas populares.

Sólo la institucionalización del país permitió reconocer la aportación de los sectores productivos al desarrollo nacional. Así surgió el ejido y una Ley Federal del Trabajo que palió las condiciones de los obreros. En la centuria pasada se crearon organismos públicos que fortalecieron las prerrogativas agrarias y laborales.

Sin embargo, la corrupción de sucesivos gobiernos del partido de Estado por casi ocho décadas provocó un resentimiento social que estalló con las movilizaciones como la ferrocarrilera, de electricistas, la magisterial, de médicos y finalmente la estudiantil en el otoño de 1968.

Todos fueron reprimidos, sin embargo, tal vez sólo este último pudo provocar un cambio y obligar al gobierno a estructurar una apertura democrática que sirvió de válvula de escape al hartazgo social.

El descontento ciudadano ejerció presión hasta que se logró la alternancia en la Presidencia. La derecha tampoco fue la solución y el voto de castigo le dio la oportunidad al PRI de regresar a Los Pinos.

La corrupción gubernamental enojó a la gente y creyeron en una propuesta mesiánica que ofrecía la reivindicación de los pobres y la erradicación de los deshonestos.

Pero los latrocinios se incrementaron y regresó el demagogo populismo setentero de Echeverría Álvarez y López Portillo, lo que no resolvió los grandes problemas nacionales y sí propició el florecimiento del crimen organizado en connivencia con las autoridades de todos los niveles.

Las dádivas gubernamentales en que se convirtieron los programas asistencialistas contuvieron el descontento social, aunque no la irritación popular por la estrategia para extinguir a la clase media, hoy cooptada en buena parte por esas “ayudas” que compran conciencias y anulan el espíritu aspiracional.

La manifestación del hartazgo social no lo ha podido capitalizar la oposición y su intento por resurgir con la “Xochitlmanía” sólo quedó en efímero fenómeno mediático que no conectó con el elector.

Con la pérdida de la gobernanza a manos de la delincuencia organizada, el incremento generalizado de la violencia, los indicios de que vivimos en un Estado casi fallido o en el mejor de los casos en un régimen autoritario, ¿cómo se manifiesta el hartazgo social?

Ante la ausencia de un gobierno que dé seguridad y paz a la población, ciertos sectores se han inclinado por la justicia de propia mano, y ello se ve con los cientos de linchamientos de delincuentes en diversas localidades del país o en colonia urbanas.

Ante eventos que dañan a las comunidades se pronuncian por la toma e incendio de los edificios públicos como palacios municipales o de gobierno, el cierre de calles hasta obtener la solución a un pliego petitorio, la toma de casetas y autopistas, la retención de autoridades, las marchas y bloqueos de avenidas, el secuestro de instalaciones e inclusive las protestas violentas de los ultras, que son quinta columnas para desacreditar las movilizaciones sociales.

La violencia política, signo distintivo de estos tiempos, ha socavado no sólo la gobernabilidad, sino la paz. Pero la indignación popular ¿sugiere un posible estallido social para reivindicar el retorno a la tranquilidad y al Estado de Derecho? No.

El gobierno evade su responsabilidad y minimiza los eventos de sangre o la irritación social. Mientras tanto el mexicano de la calle, empresarios y denostada clase media se abstiene de protestar.

Si bien es cierto que, como decía Salvador Allende, la revolución la hacen los obreros y los campesinos, la verdad es que somos un pueblo de agachones que es indiferente ante el desmoronamiento del país.

Las autoridades prefieren correr el riesgo de perder legitimidad por ineficaz que ejercer el poder.

Mantienen el control de los ninis, los viejitos y no pocos clasemedieros como padrón electoral. Saben que para el 2027, la indignación e irritación social que hoy se vive en el país por la violencia política y las fallidas políticas públicas se olvidará en dos años.

Habrá nuevas tragedias y más distractores que encubran las primeras. La indiferencia social es más fuerte que el hartazgo.

Luis Antonio Vidal recuerda que en 1999 Elie Wiesel, sobreviviente de los campos de concentración nazis, pronunció un discurso en la Casa Blanca sobre los peligros de la indiferencia, la cual puede ser muy tentadora, ya que resulta más fácil apartar la mirada de las víctimas.

La indiferencia es amiga del enemigo, beneficia al agresor; no responder al dolor ni aliviar la soledad de las víctimas y no ofrecerles una chispa de esperanza es exiliarlos de la memoria humana. La indiferencia no sólo es pecado, es también castigo.

Las marchas de cientos de miles de ciudadanos en las calles del país y la exigencia de revocación de mandato de gobernantes no preocupan a la 4T. La indiferencia en México es más grande que el hartazgo social.

 

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Estado de Derecho y gobernanza, las otras asignaturas pendientes

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Educación, salud, seguridad y economía, las demandas principales * Se publicó el informe del World Justice Proyect of Law 2025, el cual mide el respeto al Estado de Derecho en 143 países y México bajó en ese ranking mundial a la posición 128 y al lugar 28 de 32 naciones en la región

 

OCTAVIO CAMPOS ORTIZ

 

A las asignaturas pendientes del gobierno en materia de educación, salud, economía y seguridad, se suma la pérdida de la gobernanza a manos del crimen organizado y la construcción de un Estado autoritario.

Se publicó el informe del World Justice Proyect of Law 2025, el cual mide el respeto al Estado de Derecho en 143 países y México bajó en ese ranking mundial a la posición 128 y al lugar 28 de 32 naciones en la región.

Sólo estamos menos jodidos política y democráticamente que los gobiernos -es un decir- de Afganistán, Camboya, Haití, Nicaragua y Venezuela.

El informe mide los límites al poder gubernamental, la ausencia de corrupción, un gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimiento regulatorio, justicia civil y justicia penal.

A nivel mundial el organismo internacional comprobó el deterioro del Estado de Derecho por una disminución de los controles sobre el Poder Ejecutivo, un mayor sometimiento de los órganos legislativo y judicial y la ausencia de una supervisión independiente de los gobiernos.

En México, es evidente la inexistente división de Poderes, la instauración de una presidencial casi imperial, omnímoda, omnipresente y omnipotente que impuso un Congreso abyecto y sepultó al Poder Judicial para instaurar a ignorantes jueces de consigna, además de desaparecer los contrapesos constitucionales, los órganos autónomos y actuar en la opacidad y sin transparencia.

Las conclusiones del trabajo 2025 establecen que la recesión del Estado de Derecho se acrecienta en la medida en que se profundizan las tendencias autoritarias.

En el caso mexicano, como en la mayoría de los países observados, se dio un deterioro en indicadores de libertad de expresión, de asociación, de justicia civil y penal.

A nivel mundial hubo un retroceso del 68 por ciento, el índice más alto desde que hay ese registro. Lo alarmante es que el deterioro de las democracias se da en gobiernos populistas, de izquierda o derecha, que arribaron al poder mediante procesos electorales.

Y pensar que la era del nacismo se suponía una etapa histórica superada, pero El Salvador, Turquía o la India dan prueba de lo contrario y México se acerca a esos gobiernos autoritarios.

Pueblo que no aprende de su paso está condenado a repetir sus tragedias, dice la conseja.

Hitler instauró el tercer Reich mediante el sufragio ciudadano basado en un falso nacionalismo y se apoderó del Reichstag (parlamento) luego de incendiarlo.

Toda proporción guardada, el expresidente tabasqueño obnubiló a una nación con la oferta populista de reivindicar a los pobres y acabar con la corrupción y sólo incendió al país con su discurso polarizante y enraizó la corrupción.

Bien establece el informe del World Justice Proyect of Law, en los países carentes de Estado de Derecho, hay una mayor injerencia gubernamental.

Hoy vivimos una presidencia casi imperial y aunque no necesitaron incendiar el parlamento, les bastó con controlar a un espurio y abyecto Congreso para gobernar y estallar al Poder Judicial para cumplir con un capricho dictatorial y de paso sepultar la gran aportación de México al Derecho: el juicio de Amparo.

Más allá de la narrativa oficial, la realidad es que el crimen organizado y un populismo setentero han menoscabado la gobernanza y derruido el Estado de Derecho de la democracia.

 

APOSTILLA

Ser reconocida por Forbes entre las “Empresas que transforman el futuro” no es un logro menor; es la validación internacional de una visión que desde hace más de tres décadas desafió el paradigma del desecho.

Promotora Ambiental de la Laguna (PASA) convierte los residuos en símbolos de innovación, energía y compromiso social.

Su inclusión en el Premio Empresas Líderes en Innovación Sustentable demuestra que la sostenibilidad corporativa puede ser el eje de una nueva economía donde nada se pierde, todo se transforma y la rentabilidad se mide también en beneficio ambiental.

En un país donde la gestión de residuos aún enfrenta rezagos estructurales, PASA construyó un modelo empresarial que redefine las reglas del juego.

Su operación integra tecnología, eficiencia y responsabilidad, además reincorpora más del 99% de las mermas generadas en sus procesos y reduce drásticamente la carga destinada a disposición final.

.Más que rellenos sanitarios, sus centros son polos de innovación ambiental equipados con sistemas de control, captación de gases y aprovechamiento energético; la basura deja de ser un fin para convertirse en principio de una nueva cadena productiva sustentable.

Bajo el liderazgo de Alberto Eugenio Garza Santos, presidente del Consejo y reconocido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente como un empresario ambientalista, y del CEO Manuel González Rodríguez, PASA demuestra que el desarrollo económico y la protección del entorno pueden coexistir.

Su trabajo educativo en escuelas y comunidades y su presencia en la Bolsa Mexicana de Valores muestran una empresa madura, transparente y con propósito.

PASA no sólo transforma residuos: transforma mentalidades, redefine el rol empresarial y confirma que la sostenibilidad, cuando se gestiona con inteligencia, es la más rentable de las inversiones.

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