NACIONAL
Naucalpan avanza en seguridad, obra pública y trabajo metropolitano
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Hace 9 horason
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Redacción
En el marco de sus primeros tres meses de gobierno * El presidente municipal subraya la coordinación con municipios y delegaciones vecinas como Azcapotzalco, Miguel Hidalgo (CDMX) y otros del Estado de México para abordar temas prioritarios
EL TOPO
Isaac Montoya Márquez, presidente municipal de Naucalpan, Estado de México, se encuentra de plácemes por los grandes resultados que ha obtenido en seguridad, obra pública y trabajo metropolitano en los primeros tres meses de gobierno.
“Por los delitos de alto impacto se ha logrado un avance en la disminución del 25 o 24% en este rubro, destacando que se ha replantado la estrategia de seguridad.
“Realmente veníamos no sólo de una ausencia por parte de la autoridad, sino de prácticamente redes de colusión entre las autoridades y grupos ligados a intereses de otras naturalezas, intereses en contra de la sociedad, y ahora se ha planteado un nuevo esquema (…) lo que será un paso o lo que necesitamos los naucalpenses, que es una nueva corporación, que sería la Guardia Municipal”, afirma.
Informa que rehabilitarán 100 Tecallis (Módulos de Policía), de los cuales 25 se convertirán en C2, para optimizar tiempos de respuesta ante emergencias.
Resaltó el inicio de trabajos en avenida Minas Palacio, una vialidad “históricamente olvidada”, por lo que Naucalpan tendrá la mayor inversión en obra pública de su historia, con recursos provenientes de una recaudación récord, en favor de comunidades vulnerables.
Subraya la coordinación con municipios y delegaciones vecinas como Azcapotzalco, Miguel Hidalgo (CDMX) y otros del Estado de México para abordar temas prioritarios, especialmente seguridad, con una inversión histórica de 113 millones de pesos en infraestructura hidráulica, para realizar la sustitución de redes hidráulicas y mejorar el suministro de agua; así como realizar desazolves en presas y ríos para prevenir riesgos antes de que ocurran tragedias.
NACIONAL
Tlalnepantla garantiza el derecho humano al vital líquido
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Hace 1 horaon
mayo 1, 2025By
Redacción
Se pusieron en marcha equipos de bombeo en 6 pozos * En las próximas semanas se intervendrán 14 pozos más para contar con el gasto suficiente durante la temporada de estiaje
EL TOPO
Con el objetivo de mejorar el abastecimiento y calidad de agua potable que reciben las y los habitantes de Tlalnepantla, el gobierno municipal implementa las acciones necesarias para asegurar los recursos, al tiempo que se procura el Plan Nacional Hídrico 2024-2030, el cual tiene la finalidad de garantizar el derecho humano al vital líquido.
Para mitigar los efectos provocados por el déficit que padece el municipio de 200 litros por segundo para abastecer las comunidades, así como evitar depender de fuentes externas como presas y el Sistema Cutzamala, a través del OPDM se implementan políticas públicas para solventar la escasez que padecen colonias, pueblos y fraccionamientos.
Cabe mencionar que la pasada administración heredó adeudos ante CAEM por un monto de 366 millones 81 mil pesos y Conagua por más de un mil 828 millones de pesos; pese a esta situación, el gobierno municipal actúa con responsabilidad financiera para brindar mantenimiento y reparación en pozos y plantas de tratamiento, acciones con las que se busca eficientar el servicio.
Recientemente se inició un programa de atención inmediata para mejorar el abasto de agua potable, a través del correcto funcionamiento electromecánico e hidráulico de los pozos, mismos que estuvieron varios años sin ningún tipo de atención.
En los meses de enero a abril del presente año se han reparado y puesto en marcha los equipos de bombeo de 6 pozos, San Lucas Patoni, Tabla Honda, Barrientos, Adolfo López Mateos, Xocoyahualco y Armas I, esto nos permitió la recuperación de un gasto total 244 litros por segundo.
En próximas semanas se intervendrán 14 pozos (Armas II, Hidalgo, Jacarandas, Los Reyes II, Pirules II, Puente de Vigas, San Lucas Tepetlacalco, Tejavanes, Tlalnepantla, Tlacoxpan. Tulpan, Tenayo, La Loma y Viveros del Valle) para mantener disponible el gasto de 500 litros por segundo que aportan durante esta temporada de estiaje.
Este mismo año se realizará la perforación, equipamiento y puesta en marcha de 8 pozos profundos para extracción de agua potable, 5 de ellos localizados en Tlalnepantla Oriente y 3 en Poniente, para lo cual se realizaron los estudios geohidrológicos correspondientes.
A través del OPDM, se dio a conocer que, de los 7 pozos entregados durante la pasada administración, solamente uno (Tepeolulco) se encontraba en funcionamiento, los otros 6 no operaban por problemas técnicos, por lo que una de sus primeras acciones fue ejecutar los trabajos necesarios para optimizar el servicio a las y los ciudadanos.
Asimismo, para mejorar la calidad del vital líquido, desde el mes de enero se llevó a cabo el programa de lavado y desinfección de tanques, mismo que no se realizó como mínimo en los últimos 10 años y la meta en este año atender los 64 tanques municipales.
En atención al tema de sustentabilidad, se ha puesto especial atención en la operación y mantenimiento de la planta de tratamiento de aguas residuales “Reyes Iztacala”, la cual tiene una capacidad de tratamiento de hasta 100 litros por segundo y se recibió generando solo 35 litros por segundo; se tiene proyectado ejecutar los trabajos necesarios para que en los próximos meses se pueda recuperar su capacidad máxima de producción.

Un “best seller”; lleva decenas de reimpresiones desde la década de los cincuentas y cada año entrega buenas cuentas a los dueños de sus derechos editoriales, la familia Trillas
FERNANDO GONZÁLEZ DOMÍNGUEZ***
El pasado miércoles 23 de abril se conmemoró, como cada año desde 1989, el “Día Internacional del Libro”, que a iniciativa de la United Nations Educational Scientific and Cultural Organization (UNESCO por sus siglas en inglés) ocurre en más de un centenar de países en todo el mundo.
Muchas naciones, antes de esa iniciativa de la ONU, celebraban su “Día del Libro” en fechas diversas y por diferentes motivos. Regularmente lo hacían en memoria de personajes locales que fueron grandes literatos o promotores de la lectura.
El Reino Unido e Irlanda celebraban el primer jueves de marzo para evitar el periodo vacacional. Chile, en homenaje al fundador de su Universidad, el venezolano Andrés Bello, lo hacía el 29 de noviembre, natalicio de Bello. Uruguay tenía el 26 de mayo como su día del libro, día de la inauguración de su primera biblioteca. Paraguay el 25 de junio, fecha de la primera edición del primer libro “La Argentina”. La India, el país más poblado del planeta, lo hace en recuerdo de la gran promoción para la instalación masiva de bibliotecas.
México recuerda el 12 de noviembre a Sor Juana Inés de la Cruz, natalicio de la “Décima Musa” en el pueblo de Nepantla, por los rumbos del Chalco mexiquense en el año 1648.
La iniciativa global de conmemorar a la lectura proviene de las fechas de muerte de “El Bardo de Avon” y de “El Manco de Lepanto”, que sólo con diferencia de horas partieron uno en Avon, y el otro en Madrid. La UNESCO propuso también esa fecha, día de Sant Jordi, San Jorge, en que en el reino de Cataluña se acostumbra obsequiar rosas con libros. Si nos pusiéramos exquisitos, diríamos que en extremo de las coincidencias, Juana de Asbaje murió también en la misma tercera semana de abril que Shakespeare y Cervantes. Falleció el 17 de abril 79 años después.
Si bien la fecha mundial obedece a la increíble coincidencia de las muertes de Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, gigantes del idioma inglés y castellano, respectivamente, con diferencia de horas solamente, ajustes de por medio, entre los calendarios julianos y gregorianos vigentes en los albores del siglo XVII.
El 23 de abril del año 1616 partieron los dos pilares del idioma español e inglés sorprendentemente. Inca Garcilaso de la Vega murió también ese mismo día.
Los gobiernos y las editoriales aprovechan la fecha para celebrar ferias de libros y promociones que convenzan a niñas, niños, jóvenes y adultos a tomar entre sus manos un libro y no soltarlo hasta finalizar su lectura. Alguna vez entré en un día como el 23 de abril a una librería y recibí al pagar un par de textos de regalo justo por esta conmemoración.
México tiene -comparado con otras naciones- un nivel de lectura muy bajo, situación que impide el desarrollo de otras habilidades y metas profesionales asociadas al progreso y la cultura; además de no beneficiarse espiritualmente con ideas, lugares y situaciones ampliamente formativas tan sólo por leer las letras impresas en un papel. Existe una controversia actual: se lee más que antes, pero se lee mucho más en dispositivos promotores del ocio más que la cultura propiamente dicha que hallamos en un libro.
Al decidir el tema de este texto hice un esfuerzo por recordar cuál sería mi primer libro. ¿Qué texto pasó por primera vez en mis manos infantiles? Busqué y busqué en mi memoria de décadas: me parece recordar uno de varios libritos de una Colección Novaro de formato pequeño que narraba historias en un bosque. Creo que estaba ilustrado en colores muy vivos y con textos de letras grandes impresas en un papel plastificado para una mayor duración. Creo que ese fue el primero, aunque recuerdo también los dos volúmenes en pasta dura de historias clásicas de Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm y múltiples autores de literatura infantil creadores de Pinocho, Blanca Nieves o Los tres Cochinitos editados por Walt Disney (no cuentan pues le pertenecían a mi hermana tres años mayor). También logro recordar libros para colorear que formaron parte de mi biblioteca inicial. Una vez iluminados se les condenaba al abandono.
Esas ediciones aparecen en mi memoria vaga como mis primeros libros, sin embargo, el que mejor se fija en mi recuerdo es el de Lengua Nacional del primero “A” de la primaria Emiliano Zapata que entregaba el gobierno a través de la Secretaría de Educación Pública mediante su programa de libros de texto gratuito. La lección de las “eses” nunca se esfumó de mis memorias: “Ese oso se asea así. Si se asea así ese es mi oso”, ese fue el inicio de una afición por la lectura que heredé de mis padres, mis tíos y muchos familiares que se han dedicado a la educación.
Mi padre y mi madre se jubilaron del magisterio. Varios parientes también lo hicieron y algunos más aún ejercen. El más ilustre de esos familiares fue mi tío “Chucho”, don Jesús Domínguez Rosas, hermano de mi madre y coautor del libro “El Galano Arte de Leer”, editado en 1955 y hoy sigue imprimiéndose bajo el sello de la Editorial Trillas.
Don Jesús Domínguez y don Manuel Michaus, tío “postizo”, compilaron y reseñaron fragmentos de obras clásicas que estimulan a leerlas completas. Ayudan a promotores y normalistas formadores de lectores a animar a sus alumnos a volverse lectores permanentes. El libro “El Galano Arte de Leer” puede considerarse un “best seller”, pochismo aparte. Lleva decenas de reimpresiones desde la década de los cincuentas y cada año entrega buenas cuentas a los dueños de sus derechos editoriales, la familia Trillas.
Desde la dirigencia primera de la editorial y distribuidora más grande en idioma castellano, con decenas de librerías en centros culturales y un portafolios de casi 7 mil títulos, don Francisco Trillas Mercader, y don Luis Trillas, hasta el director editorial Lander Trillas, esta empresa ha editado puntualmente ejemplares -hoy en dos tomos- del “Galano…”, que permiten -como ya dijimos- conmemorar cabalmente la fecha del Día Internacional del Libro y los derechos de autor en estos confusos tiempos de la naciente Inteligencia Artificial. Los dos directores de esa casa editorial han sido reconocidos con el Premio Juan Pablos, máximo reconocimiento de los libreros de México.
Por cierto, México es uno de los veinte países fundadores de la UNESCO. También fue un mexicano, Jaime Torres Bodet, quien fuera secretario de Educación Pública con el presidente Adolfo López Mateos, el segundo director general de sólo diez personajes que han encabezado ese organismo internacional desde su fundación en 1946.
Otros datos: El rey de España entrega su prestigiado Premio Cervantes un día como hoy cada año. México es el segundo país receptor del reconocimiento sólo después del anfitrión. Lo han obtenido Carlos Fuentes, Octavio Paz, Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Fernando del Paso y José Emilio Pacheco. Desde que Jorge Luis Borges lo recibió de manera compartida con el poeta santanderino Gerardo Diego, se prohíbe compartirlo; no se le puede declarar desierto, ni póstumo. Los dos grandes ausentes serán por siempre Juan Rulfo y Gabriel García Márquez que murieron sin recibirlo.
La UNESCO declara también cada año una Capital Mundial del Libro. México obtuvo esa designación en el año 2022 para la ciudad de Guadalajara, sede de una de las ferias del libro más importantes del planeta.
¡AY LICENCIADO!
La ONU decretó el año 2000 como “El Año Internacional de la Lectura”. Se me ocurrió que era un buen pretexto para hacerle un homenaje al libro, a la editorial y a los autores del “Galano Arte de Leer”. Visité la escuela primaria que lleva por nombre “Profesor Jesús Domínguez Rosas”. La profesora Margalucena Madrid había sido alumna de mis tíos y podría decirse que dirigía una de las mejores escuelas primarias del país. Con su equipo de trabajo logró las más altas calificaciones de sus educandos y tenía un plantel que ya hubieran querido instituciones privadas que presumen de alta calidad escolar en zonas urbanas caras de cualquier ciudad. Su escuela en un pequeño pueblo es hoy mismo modelo de limpieza, puntualidad y alta calidad educativa.
Como les cuento, visité a la maestra y le propuse el dichoso homenaje. “¡Ay licenciado!, el mejor homenaje que puede hacerle a su tío es traerles a las alumnas y alumnos unos lápices, cuadernos y libros para que no le carguen tanto la mano a sus padres. Ese sería un buen homenaje”, me dijo convencida.
La maestra directora me “picó la cresta”. Me llegó al orgullo y me propuse entonces sí hacerles ese homenaje sugerido por la directora, pero no serían lápices sino computadoras escolares. Ya era el año 2000 y no había una computadora para efectos educativos. Con un grupo de muy entusiastas profesores y directores de todas las escuelas de la población afinamos los nudillos para tocar cuanta puerta se percibiera como un posible apoyo para la tremenda empresa.
Recurrimos a gobiernos, compañías privadas, líderes locales y simpatizantes para llevarle a las estudiantes y jóvenes en formación escolar insumos modernos. La idea central era que tuvieran por primera vez una pantalla y un teclado disponibles para su educación.
Sorprendentemente logramos equipar a todas las escuelas participantes. San Juan Coscomatepec de Bravo, Veracruz, tuvo en esas fechas computadoras -nuevas y reconstruidas- en todas sus escuelas primarias, secundarias y jardines de niños y niñas, además de una biblioteca digital disponible para toda la población. El homenaje a la lectura y a los autores de “El Galano Arte de Leer” estaba cumplido.
Dio cuenta de ello el señor gobernador Miguel Alemán Velasco, quien había sido alumno de Jesús Domínguez, su examinador para lograr la licencia de locutor (Jacobo Zabludovsky también fue examinado por el profesor Domínguez, colaborador del “Bachiller” Álvaro Gálvez y Fuentes en la SEP, fundador de la telesecundaria, de la carrera de comunicación en la Ibero, y locutor de radio Educación y la W en los años treintas).
Al inicio de la ceremonia de entrega de los equipos de cómputo, me dijo en corto el gobernador Alemán: “¿Qué les hace falta?”. “Nada, gobernador -mentí-, le invitamos a inaugurar las aulas virtuales y a reconocerle a los maestros su esfuerzo extra que combinado con las empresas y los ciudadanos logramos acercar a las escuelas a un futuro que se veía lejano: leer y escribir en computadoras en ese año 2000, año de la Lectura. Su saludo y reconocimiento son suficientes”, le dije. Me arrepiento de no haber pedido más compromiso del señor gobernador.
La empresa Cemex nos envió sin costo equipos seminuevos desde Monterrey, Nuevo León. La empresa Apple Mc nos obsequió una decena de equipos prácticamente nueva. Conaculta donó equipo para una biblioteca virtual y el Fondo de Cultura Económica nos obsequió libros para los alumnos de primaria. Banamex -mexicano como hoy- nos obsequió viejos cajeros automáticos que desmontaban por cambio tecnológico. Sus máquinas entrenadas para contar billetes se transformaron en herramientas para leer y escribir milagrosamente. El IPN nos prestó transporte para llevar equipos y muebles también de Banamex. El banco nos indicó una dirección de una bodega y nos dijo “llévense lo que les sirva”. Llenamos tres autobuses. Debí haber llevado diez camiones, me dije.
La empresa Sabritas, propiedad de Pepsico, creó incluso su fundación y nos equipó una escuela bajo el programa de la Fundación Unión de Empresarios por la Tecnología Educativa creada por el empresario Max Shein. Ese consorcio de botanas y bebidas tiene su planta de producción más grande de América Latina precisamente a unos kilómetros del pueblo, muy cerca de Orizaba, Veracruz. El Grupo Nacional Provincial GNP, en convenio con Televisa, nos donó gracias al gol del equipo Necaxa contra el América en la final del año el ¡Goool por la Educación!
Los padres de familia y los maestros locales adaptaron las instalaciones de cada escuelita para tener al menos una máquina real y no teclados y cajas de cartón simulando una PC sólo para que los estudiantes se imaginaran lo que era un equipo de cómputo. Vergonzosamente cierto. No es mentira: los niños ensayaban cómputo en teclados de cartón con números y letras dibujadas en espera de que algún día les llegara una, sólo una computadora en pleno nuevo milenio.
Elocuente una profesora-directora de una de esas escuelitas me dijo: “Gracias licenciado, es la primera vez que tengo un escritorio y una silla en mi salón”. Lo dijo mientras limpiaba la cubierta de una mesita que alguna vez estuvo en una oficina bancaria y hoy adquiría nueva vida.
Alberto Manguel en “Una Historia de la Lectura”: ‘¡Ándate y viví un poco!, me decía mi abuela cuando me veía leyendo como si mi silenciosa actividad contradijera su idea de lo que significa estar vivo’, confía el estudioso argentino también famoso por haber sido de adolescente uno de los lectores en voz alta del casi ciego Jorge Luis Borges. “La realidad parecería estar en conflicto irremediable con el mundo de ensueños y evasión de los libros. Los regímenes demagógicos exigen que olvidemos. Estigmatizan los libros como lujos superfluos. Los totalitarios quieren que no pensemos. Prohíben, amenazan y censuran. En circunstancias como estas los lectores no pueden más que ser subversivos”, escribe enfático el profesor.
Ya saqué del estante para una segunda lectura “El Infinito en un Junco”, de Irene Vallejo, sobre la invención de los libros. También voy a repasar “el Libro Salvaje” que Juan Villoro escribiera para conmemorar los ochenta años del Fondo de Cultura Económica. ¡A leer se ha dicho!
Vaya este sencillo homenaje póstumo al empresario Roberto Reséndiz (+) y a la maestra Margalucena Madrid (+) que partieran no sin antes comprometerse como siempre en nuestra última conspiración para volver a empujar los temas culturales de nuestro querido pueblito mágico. Siempre dispuestos les ganó su tiempo. Gracias profesora, gracias Roberto.
Me saludan a mi gente.
***Director general de Factor D Consultores.

La infancia de algunos tan terrible * Esta es la historia de tres amigos, Román Gómez-Tagle, María Vergara y Oscar Noriega, quienes coinciden en ese lugar por diferentes motivos
CARLOS SÁNCHEZ VEGA
Pienso adecuado -previo a la fecha que celebra el Día del Niño- reseñar la magnífica novela de Alma Delia Murillo publicada en 2018, El niño que fuimos.
Interesante de principio a fin, estamos frente a un texto que habla de personas comunes, sin particularidad mayor, que, a vuelo de ojo, no califican como personajes de novela, donde son requeridos altos estándares de fuerza, valentía, arrojo o rarezas de todo tipo.
No es así con tres niños de 10 años que se encuentran en un internado de la colonia Del Valle de la Ciudad de México. Como muchos, cuyas realidades están identificadas por necesidad, carencias y cuyas familias se apoyan en instituciones de asistencia social para darles alguna oportunidad educativa, no dejan, sin embargo, de ser historias como muchas más.
Y ahí está el punto. Las historias “como muchas más” impactan y sorprenden con sólo darnos la oportunidad de descubrirlas.
Encontrar analogías y similitudes en nuestra propia biografía, obliga a la reflexión sobre lo que hicimos por sobrevivir a esa edad que nos puso a prueba, que nos cuestionó si hicimos bien las cosas y cuánto de los primeros años fue fundamental para construir una vida adulta sin siquiera imaginarlo en aquellos primeros años.
Esta es la historia de tres amigos, Román Gómez-Tagle, María Vergara y Oscar Noriega, quienes coinciden en ese lugar por diferentes motivos.
Román es huérfano, despojado de todos sus derechos a manos de una malvada pareja de tíos que lo destierran a pasar de su niñez en un internado después de la trágica muerte de sus padres en un accidente automovilístico. Incluso los fines de semana la pasa en el inmenso edificio que se ve amenazante al encontrarse vacío.
Solo, mira inexpresivo la salida de sus compañeros cada viernes por la tarde. Niñas y niños pasarán el descanso con sus familias. Él ya no tiene a alguien.
Al paso del tiempo, Román se convertirá en famoso diseñador de zapatos de lujo, pero para llegar ahí tendrá que cruzar un infierno que inicia a la salida del internado justo al llegar la adolescencia.
En situación de calle y sin familia a quién recurrir, Román se prostituye en las calles de la Ciudad de México. Con los años, planeará una meticulosa venganza contra su agresor sexual, un conocido político que lo ha venido extorsionando desde el final de su niñez y el inicio de la adolescencia.
María es pequeña y flaca como palo de escoba, así describe la autora Alma Delia Murillo, a este personaje que logrará la tracción entre los tres, cohesionándolos como amigos, cómplices y parte cada uno de la vida del otro.
Con una prosa privilegiada Alma Delia Murillo retrata mucho de sus primeros años en este internado al cual asistió en su infancia, y pese a no ser una novela autobiográfica, consigue estructurar parte de sus memorias en perfectos escenarios de ficción.
María es la menor de diez hermanos, lo que explica su destino. Tantas madres solteras, con ingresos mediocres, con más hijos de los que pueden educar y mantener, obligan a sacar adelante a los más vulnerables en instituciones como el internado Gertrudis Bocanegra.
Al igual que el cincuenta por ciento de los niños del internado, María no tiene papá, sencillamente no existe por la razón que sea y esa frecuencia en el patrón familiar, le permite no sentirse tan mal ni diferente.
Al paso de los años María también toma rumbo. En el futuro, su página en Facebook reseñará: “Actriz, bailarina y acróbata”.
Óscar, junto con Román, completa el dúo de los personajes más melancólicos del grupo. Fue el orgullo de su madre, eran sólo dos en esa familia.
Desde siempre, ella supo del potencial de su hijo y todo lo dio por su futuro, encontrando en el internado la mejor opción a su alcance.
A través de la narración en tercera persona conocemos el carácter de todos. Óscar enfrentará la muerte de su madre en compañía de sus dos amigos. Se han fugado del internado esa noche para ir hasta el hospital y presenciar el evento.
Óscar es en la actualidad arquitecto y maestro universitario y puede reconstruir lo mejor de su pasado reuniéndolos… y concluir con un pendiente, el callado amor por María que sigue ahí. Al encontrarse todos nuevamente, María tiene ya varios meses de embarazo.
Terminando la primaria, Óscar y María dejan el internado al contar con familiares que vieran por ellos, no así Román, quien siguió en el lugar hasta terminar la secundaria, sin sus amigos. Ahora sí, sin absolutamente nadie.
El internado, el edificio que alberga la memoria de los protagonistas y que es lugar de ángeles y demonios conviviendo en los dormitorios (con sus sueños y pesadillas); el comedor, donde incluso ocurrieron travesuras masivas; la biblioteca y los recovecos por donde pudieron escabullirse para leer por las madrugadas.
Asimismo, el acceso a una barda que por sus particularidades permitía que se evadieran algunas noches. El internado es el testigo de las cosas, de lo que se logró y de lo que se perdió.
La novela nos lleva de recuerdo en recuerdo, del pasado al presente y de la niñez a la vida adulta de María, Óscar y Román a lo largo de 302 páginas.
Me permito una apreciación personal sobre lo que puede proponer la autora: la oportunidad de saldar pendientes y reconciliar el pasado con el presente.
Muy adecuada quedaría la sentencia que alguna vez expresó el difunto Papa Francisco: “Tírense los platos, pero al final perdónense”.
En la Ciudad de México estamos rodeados de niños poco afortunados, no son muchos lo que verdaderamente son felices. Y me pregunto, ¿en qué momento y bajo qué circunstancias los responsables de esta realidad iniciaron el proceso? El niño sin amor que inmortaliza Alejandro Lora está presente todos los días y a todas horas.
Pareciera que los elementos que procuran una buena paternidad están fatigados, vencidos, avasallados. Si se cuenta con dinero, los padres acercan un dispositivo electrónico a niños desde muy temprana edad a manera de distractivo, sin importar el daño neurológico y ocular que pueda dar inicio.
Si el dinero no es mucho, el tiempo invertido para conseguirlo obliga a buscar hasta tres empleos en detrimento de la educación del menor. Y si hablamos de pobreza total, el infante muy probablemente será tragado por una ciudad monstruosa y criminal.
Alma Delia Murillo es escritora, divulgadora literaria y columnista en el diario Reforma. Es egresada de la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
La cuarta reimpresión de El niño que fuimos es de marzo del año 2023 en Editorial Alfaguara y le aseguro no sólo una grata lectura, sino también un sinfín de enseñanzas y recuerdos.
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