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TÓPICOS POLÍTICOS

La tragedia celeste: Velázquez y el desmoronamiento de Cooperativa La Cruz Azul

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El resultado está a la vista de todos: Una cooperativa colapsada, empresas quebradas, miles de empleos perdidos y un legado manchado por la represión, la mentira y la codicia

 

ILDEFONSO PEREYRA

 

En estos días en que la justicia parece llegar a cuentagotas –y sólo cuando conviene-, hay una pregunta que cada vez resuena más fuerte: ¿Cómo va a actuar la autoridad ante la cascada de denuncias que pesa contra Víctor Manuel Velázquez Rangel?

El hombre que presume haber refundado la Cooperativa Cruz Azul en realidad, y ante los hechos que son públicos, en realidad es el sepulturero con burradas que son solapadas y cubiertas por su grupo de abogados, entre ellos el titiritero Rafael Anzures Ortiz, quien es bien listo y juega doble papel: Director jurídico de la cooperativa y abogado del despacho que lleva su nombre, pero, ojo, bajo la carga económica de los cooperativistas.

Es de resaltar que las acusaciones contra Velázquez Rangel no son cosas menores: Corrupción, desvío de recursos, delitos fiscales y, lo más grave, delitos de carácter sexual, como lo denunció una mujer que afirma haber sido víctima de abuso de parte de Víctor Manuel Velázquez y de su mano derecha, Jorge Cruz Romero. Me refiero a la exdistribuidora Patricia N.

El historial de este par ya es más digno de una carpeta de investigación que de un consejo de administración.

Como en toda historia de poder mal habido, Velázquez no se ha quedado con los brazos cruzados. En su desesperación por blindarse, ha intentado acercarse a la ministra Loretta Ortiz y demás personajes, esperando que la simpatía política lo salve de lo que se le viene encima.

Ha despilfarrado millones y millones de pesos para limpiar su desaseado andar jurídico de la mano, como lo mencioné, de su abogado Anzures Ortiz.

Entre las burradas de este amigo, basta ver cómo expulsó a más de 250 socios cooperativistas, criminalizándolos públicamente, fabricándoles órdenes de aprehensión a varios de ellos, intentando cubrir su despojo bajo la narrativa de una supuesta red de complicidades con la administración anterior, pero la matemática moral no le cuadra a nadie: Dichos socios no son cómplices, son una resistencia organizada ante los abusos de un egocéntrico que se creyó emperador de una república cooperativa que no le pertenece.

La vida de varios cooperativistas ya ha sido el precio pagado por su soberbia. Privó del servicio médico a quienes se opusieron a él, condenándolos a enfermedades sin atención.

En un acto despreciable envió una carta a la CFE mintiendo sobre un supuesto mantenimiento con el objetivo bajo de que cortaran la energía eléctrica de la planta de Cruz Azul Hidalgo. ¿El plan perverso? Asfixiar a los socios que ahí resisten y matar de hambre a los que no se doblegaron.

El resultado está a la vista de todos: Una cooperativa colapsada, empresas quebradas, miles de empleos perdidos y un legado manchado por la represión, la mentira y la codicia.

Hoy la cooperativa es una sombra de lo que fue… y mientras la autoridad siga cruzada de brazos, el responsable tiene nombres y apellidos: Víctor Manuel Velázquez Rangel.

¿Hasta cuándo se le permitirá seguir destruyendo lo que generaciones de trabajadores construyeron con sudor, esfuerzo y dignidad?

Los burros aran la tierra para la siembra, pero éste ha dejado sólo surcos de quebranto, hambre, injusticia, corrupción y soberbia. Repito la pregunta: ¿Autoridades, hasta cuándo?

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