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HOJAS LIBRES

AMLO está enfermo: de la sospecha a la certeza

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El Presidente no entiende que su salud es un asunto de seguridad nacional ¨Aparte de sus males, también enfrenta la crisis del caso Ayotzinapa y el escándalo tras ser exhibido desde Latinus y la Guacamaya

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Finalmente ocurrió lo inevitable y ya esperado desde hace tiempo: Andrés Manuel López Obrador está gravemente enfermo de diversos padecimientos de los cuales se tenía la sospecha, pero ahora se tiene la certeza.

Lo anterior fue dado a conocer por uno de sus críticos más severos, Carlos Loret de Mola, con la filtración de información hackeada directamente de los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional.

De la información obtenida se sabe que Andrés Manuel padece del corazón, hipotiroidismo, reumatología, ortopedia, gota y problemas respiratorios relacionados con padecimientos neumológicos.

Ya con anterioridad se había dado a conocer que el 2 de enero de 2022 una ambulancia del Ejército Mexicano aterrizó en Palenque, Chiapas, para llevar a López Obrador desde La Chingada -para evitar que se lo llevara la chingada- hasta el Hospital Central Militar en la Ciudad de México.

El padecimiento diagnosticado en ese entonces fue una Angina (¿de pecho?), inestable de alto riesgo, al parecer similar a la que terminó con la vida de Benito Juárez, según confirmó su médico de cabecera, el doctor Rafael Lucio.

La precaria salud de López Obrador obligó a que recibiera 28 terapias físicas para poderlo rehabilitar y quedar en mediano estado de salud.

Sus padecimientos se evidenciaron cuando en noviembre de 2014 sufrió un infarto que aparentemente no le causó un mal mayor. En aquél entonces se difundió que al haber sido atendido oportunamente, antes de los 30 minutos, ninguna secuela mortífera quedó en su organismo.

La información que hoy se tiene sobre la salud presidencial evidencia gravísimos actos de irresponsabilidad del que se dice Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Ha sido difundido profusamente que las personas más vulnerables al Covid-19 son aquéllas que padecen hipertensión, obesidad, diabetes y desde luego enfermedades cardiacas y respiratorias.

López Obrador se encuentra dentro de los lindes de todas esas enfermedades que hacen vulnerables a las personas ante la pandemia. Jamás ha usado cubrebocas ni guardado las medidas de seguridad que recomienda su farsante vocero sanitario Hugo López-Gatell. Por el contrario, presume de presentarse en las Mañaneras, en diversos eventos y reuniones sin el cubrebocas como dique de seguridad para evitar transmitir o recibir los efectos del coronavirus. Finalmente López Obrador terminó contagiado, a pesar de su invulnerabilidad presumida.

Como López vive fuera de la realidad, no entiende que la salud del Presidente es un asunto de seguridad nacional.

Si uno de los gobernados fallece, es lamentable, pero nada sucede. En cambio, si muere el Presidente de la República, condena al país a una crisis política y de gobernabilidad provocada por la irresponsabilidad del que hoy funge como responsable de la tranquilidad y seguridad del Estado Mexicano. O sea, hasta después de su muerte, López Obrador provocaría un grave debate nacional.

Debería de tomar en cuenta de que su edad ya no le permite la resistencia de un joven de 45 o 50 años como lo fueron Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Felipe Calderón y su antecesor Enrique Peña Nieto. López Obrador es el tercer presidente más longevo de la historia de México al llegar a la Presidencia con 66 años de edad. Los superan únicamente el presidente José Ignacio Pavón de 1860, con 68 años de edad, y Victoriano Huerta, con 67 años en 1913.

Con total cinismo López Obrador manifiesta en las Mañaneras que efectivamente padece todas esas enfermedades y le resta importancia a los hechos denunciados sobre su salud, cuando dice que eso ya se sabía. Dentro de la verdad otra vez recurre a la mentira.  Siempre se trató de ocultar la salud física y mental del Presidente.

Seguramente el más grave padecimiento es el del hipotiroidismo que el desarreglo hormonal lleva a una alteración de las condiciones metabólicas, neuronales, cardiocirculatorias y otras de más graves consecuencias. La más importante para mantener un equilibrio adecuado físico y mental son, desde luego, las actividades neuronales. Es por ello que a diario se ve a un Presidente siempre dispuesto a la agresión de los que no ve como adversarios políticos sino como enemigos.

Esas circunstancias lo incapacitan para gobernar y lo ponen al borde de la renuncia, como ocurrió con Antonio López de Santa Anna, Porfirio Díaz y Pascual Ortiz Rubio, presidentes defenestrados por sus dictaduras y su incapacidad para gobernar.

Según información difundida por Carlos Loret de Mola, el hackeo a los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional alcanzan la estratosférica información de seis Terabytes, que contiene todos los secretos de la familia presidencial y de su fallido gobierno. Sorpresas habrán en México.

Además de la salud de López Obrador queda en la evidencia la forma de cómo fue liberado Ovidio Guzmán López durante el famoso Culiacanazo. Demostró la fragilidad de las fuerzas de seguridad del Estado Mexicano. En aquél episodio el narco presumió de más capacidad logística, operativa y de movilización que el Ejército, al cual López Obrador ha incorporado 120 mil efectivos de la Guardia Nacional.

Esa liberación pregonada por el mismo López Obrador lo pone como el gran violador del Estado de Derecho y en atentado permanente de la división de Poderes.

El Chapito iba a ser detenido mediante orden de aprehensión emitida por Juez Federal de Distrito, y López Obrador, en una orden arbitraria, violó una disposición emitida por uno de los legítimos representantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Lo malo para el gobierno de López es que demuestra que el aumento presupuestal y de efectivos de la milicia, en vez de reducir las muertes violentas y los delitos de alto impacto, estos se han incrementado. Nada puede alegar cuando a cuatro años de su gobierno, en México se llevan más de 135 mil homicidios dolosos, cifras superiores a la de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en seis años.

Entre tantos muertos sin resolver y sin castigo, se encuentran defensores de derechos humanos, del medio ambiente y periodistas. Sólo en 2022 van 16 comunicadores ejecutados. Ello permite inferir que el aumento de los efectivos de la milicia lleva a una relación directa de complicidad con la delincuencia organizada. No es posible que los delitos en vez de disminuir se incrementen exponencialmente. Lo bueno es que él tiene otros datos.

En la información que Carlos Loret de Mola se ha comprometido dar a conocer paulatinamente, quedarán en evidencia todas estas graves y múltiples irregularidades en el gobierno de López Obrador como ya se anuncia desde ahora.

Están expuestas ahí, la confrontación entre las Secretarías de la Defensa Nacional y la de Marina, y las grandes transas documentadas puntualmente en el libro de Elena Chávez: “El rey del cash. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano”. López Obrador, además de los datos pendientes en el hackeo, quedará como el mayor ladrón en la historia de México en contraste con su honestidad valiente.

Por ética política y moral, López Obrador debería de hacer un reconocimiento al trabajo periodístico de Carlos Loret de Mola, al difundir todas sus tropelías desde su página Latinus, cuando asegura que toda la información debe de ser transparente.

Pero aún más: ofreció asilo en México al hacker australiano Julian Assange al que calificó como “el mejor periodista de nuestro tiempo” y lo elevó a la categoría de “Un Quijote de la libertad de expresión”. Mientras recurre a esta demagógica retórica, agrede y amenaza a la prensa mexicana por exhibirlo como el autoritario, centralista y corrupto Presidente de la República. Ampliaremos…

 

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La cárcel, el verdadero temor de AMLO

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De perder la elección presidencial en el 2024 * Sabe que la oposición podría meter a prisión al primer expresidente de México en el 2025 * López Obrador, asesino intelectual encubierto

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Desde su paso por la oposición hasta su ejercicio como Presidente de la República, López Obrador ha utilizado la amenaza, la descalificación y la diatriba para atacar a sus adversarios reales o supuestos.

Así ha transitado desde el “cállate chachalaca”, “al diablo con las instituciones” y “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.

Al principio, y como opositor, se pensó era su posición política para enfrentar al priísmo y al panismo, hasta llegar a inventar un gobierno de ficción y su payasada de protestar como “presidente legítimo” en el Zócalo de la Ciudad de México.

Lo malo fue que ya después desde el poder, el tono virulento de su discurso se acrecentó contra todo síntoma de crítica y disidencia. Todos los que no están con él son enemigos del régimen: neoporfiristas, conservadores, neoliberales y cuánto epíteto se le ocurre desde la insania de su personalidad deformada.

La última destinataria de sus léperos pronunciamientos fue la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, al calificarla como protectora de jueces y magistrados que han liberado a delincuentes de cuello blanco. Ello en alusión a la negativa de girar orden de aprehensión en contra del ex gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

La mayor descomposición mental le vino al ciudadano López cuando un juez federal ordenó liberar las cuentas de la esposa de Genaro García Luna. Era más de lo que podía soportar. Al punto de la paranoia se atrevió a amenazar de enjuiciar a los jueces que se atrevieron a contradecir sus designios.

El ignorante de Palacio ignora que para proceder contra un juez o un magistrado, debe de esperarse hasta la resolución final para determinar si hubo o no transgresión a la ley.

Lo malo para López fue que en su incontinencia verbal no pudo ocultar su complicidad con el abyecto ministro Arturo Zaldívar Lelo (da) de Larrea, al reconocerle que con él había más vigilancia sobre los jueces y magistrados. El mismo que desde su posición de presidente de la Suprema Corte, en un acto de sumisión, diría: “Hay que escuchar el mandato de las urnas” en alusión a los 30 millones de votos de López Obrador. Vergonzosamente olvidó el ministro que la Corte no se mueve por votos sino por la constitucionalidad de sus actos.

Zaldívar, el mismo que permaneció semanas en la inconstitucionalidad, al no pronunciarse y callar cobardemente ante el intento de prolongar su mandato por dos años más para someterse a López Obrador. El mismo que permitió a López Obrador llamar mafiosos a los ministros que no votaran por la extensión de su mandato. En fin, el mismo que no exigió respeto para sus “compañeros” integrantes del máximo órgano jurisdiccional del país.

El coraje en contra de la ministra Piña Hernández le viene a López Obrador porque perdió a su alfil para presidir a la Corte. Yasmín Esquivel Mossa resultó una vulgar delincuente plagiaria de tesis doctoral y de licenciatura. Tanto intentó exonerarla el demente de Palacio que terminó por hundirla más en el desprestigio.

Sólo que Andrés Manuel se exhibió como protector de la delincuencia femenina de la 4T. Exactamente igual como lo hizo con la delincuente electoral Delfina Gómez, y observada con 800 millones de pesos en apenas siete meses como secretaria de Educación Pública.

Y desde luego la homicida por acción y omisión del Metro de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Una espléndida trilogía de la 4T como le gusta al lopezobradorismo.

Por eso sus desmesurados ataques en contra de una respetable ministra de carrera judicial y sin los pasivos que arrastra Esquivel Trampoossa. López Obrador, el tartufo que tanto lucra con la religión y sus estampitas mañaneras, pida a Dios no haya un atentado en contra de la ministra Piña Hernández y menos con resultados de consecuencias funestas. Iría con cargo a la cuenta de su discurso incendiario para predisponer  los ánimos de sus fanáticos seguidores o de sus propios enemigos para culparlo de sus lamentables provocaciones.

Ya hubo dos manifestaciones severas y graves en contra de la ministra presidenta. La primera cuando en redes sociales la presentan como el problema para la justicia. La solución, una bala. Y la segunda cuando una mujer vestida de toga y birrete, y un arma de utilería de alto poder, se apersonó a las puertas de la Suprema Corte para ofender a la institución que representa la ministra Norma Lucía Piña. El estribillo fue copiado de una espléndida canción infantil francesa: Martinillo.

Con voz aguardentosa y desafinada pretendía quedar bien con el jefe López cuando desentonó: “Norma Piña, Norma Piña, ¿dónde estás, dónde estás? Chingas a tu madre y te vas. Chingas a tu madre y te vas. Esta no es magistrada, es una naca de cabaret”.

El papel y el personaje la acomodó a la perfección. Se exhibió como la prostituta de la política que representa, al dejar al aire su extremidad inferior izquierda con una abertura en el vestido como se usa en los antros de arrabal. No hubo sorpresa. Es el lenguaje diario que utiliza e inyecta ánimos a López Obrador.

Esta agresión a las puertas de la Suprema Corte se viene a sumar a los enormes daños que López Obrador ha causado a diversos actores sociales y políticos, con su lenguaje ofensivo y de incitación a la violencia secundados por los fanáticos lopezobradoristas, como el espurio dirigente morenista Mario Delgado.

López Obrador ha arremetido también en contra de periodistas y ambientalistas defensores de la tierra. Los datos oficiales expresados por el mismo subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, el 27 de enero anterior, deberían de preocupar al Presidente de una parte de los mexicanos. Son 61 periodistas asesinados en lo que va del gobierno de López Obrador y 17 por lo que respecta únicamente al 2022.

Preocupante son también los datos que Global Witness da a conocer de los activistas de los Derechos de la Tierra asesinados en México durante el funesto gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Son 54 activistas que forman parte de un patrón por defender los grandes recursos naturales en contra de trasnacionales explotadoras de la flora y la fauna, grupos criminales violentos y gran corrupción gubernamental.

Según la misma Global Witness, el Cártel de Jalisco Nueva Generación ha hecho incursiones ilegales en la minería y sin respuesta por parte del Estado Mexicano, así como en los recursos maderables y pesqueros. Ello ha culminado en el asesinato de 27 defensores de los Derechos Humanos y de protección al Medio Ambiente.

Habría que preguntar, ¿cuántos de estos homicidios dolosos son con cargo al discurso beligerante y de incitación a la violencia de Andrés Manuel López Obrador?

Pero la mayor tragedia viene en los últimos meses del gobierno de López Obrador. Ante el temor de perder la elección presidencial del próximo año, desde ahora puede predecirse que va a intensificar su campaña de odio en contra de sus opositores, de los conservadores y de los neoliberales, quienes son sus enemigos imaginarios en su deformada personalidad.

Ello puede advertirse porque ya no pudo contra la corrupción, cuando en su gobierno hay mucho más corrupción que en el priísmo y el panismo a los que tanto critica. Y ya no pudo controlar la violencia de la que siempre ha dicho “vamos muy bien en materia de seguridad”, aun cuando las cifras de muertos y desaparecidos son mayores a las reportadas oficialmente durante los gobiernos de Peña Nieto y Felipe Calderón.

Ese es su verdadero temor. Perder las elecciones y que de llegar la oposición a la Presidencia, encarcele al primer expresidente de México en el 2025.  Ampliaremos…

 

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Carlos Natarén, el farsante de la Universidad Autónoma de Chiapas

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El gobernador Rutilio Escandón Cadenas tampoco canta mal las rancheras *La instrucción y la imposición vinieron, primero, del gobernador electo Escandón, y después del propio Rutilio cuando ya estaba en funciones. De ello se ufanaba Natarén y lo pregonaba a los cuatro vientos

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Carlos Faustino Natarén Nandayapa fue nombrado rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) el 4 de diciembre de 2018. Propuesto para un segundo periodo, resultó otra vez electo hasta el 2026.

Forma parte del cuarteto reeleccionista de los rectores que han pasado desde la fundación de la Unach en 1974, sin certeza de llegar al final de su rectorado si llega un opositor a la 4T.

El síndrome de cada reelección ha terminado en un desastre universitario. Ninguno de sus tres antecesores pudo completar un segundo periodo. El contador Federico Salazar Narváez -primer rector en 1974- fue defenestrado en 1979.

En 1986, el doctor en teología, Heberto Morales Constantino, concluyó anticipadamente el segundo rectorado, a pesar de su nivel intelectual y académico.

Y el destacado médico cirujano Antonio García Sánchez tuvo una salida airosa cuando en 1991 fue nominado para una diputación federal.

Ahora Carlos Natarén enfrenta una demanda ante la Fiscalía General de la República por usurpación de profesión, fraude y falsificación. En los dos periodos la Junta de Gobierno no hizo su trabajo académico de investigar al doctor Natarén sobre su condición académica.

La investigación y la denuncia, lamentablemente, tienen que venir de fuera para alertar sobre la ausencia del doctorado de quien se dice rector de la Unach.

Se entiende que la Junta de Gobierno no cumplió a cabalidad con la enorme responsabilidad conferida para designar al dirigente de la máxima casa de estudios en Chiapas. La instrucción y la imposición vinieron, primero, del gobernador electo Rutilio Escandón Cadenas, y después del propio Rutilio cuando ya estaba en funciones. De ello se ufanaba Natarén: “Ya me instruyó el gobernador de inscribirme como aspirante a la rectoría”, en abierto atentado a la autonomía universitaria.

Si la imposición vino desde el poder, tocaba entonces a Escandón verificar si Natarén cumplía con los méritos académicos que se atribuía como doctor por la Universidad Complutense de Madrid. Lo malo es que Rutilio Escandón carecía de autoridad moral para exigir se demostrara el doctorado de Carlos Faustino Natarén Nandayapa.

El mismo Escandón Cadenas usurpaba profesión. En su toma de protesta, la presidenta del Congreso del Estado cedió el uso de la palabra al doctor Rutilio Escandón Cadenas sin haber sido reconvenida. Además, en su haber académico ha firmado actas de examen profesional y títulos profesionales con el grado de doctor.

Y en la reforma a la Constitución del Estado de Chiapas, del 11 de diciembre de 2019, se ostenta también como doctor en derecho. Sólo que la Dirección General de Profesiones reporta únicamente una licenciatura por la Universidad Autónoma de Baja California, aun cuando presume haber sido alumno del doctor Ignacio Burgoa en la UNAM.

Hoy don Rutilio se encuentra en la misma encrucijada  escolar del rector Carlos Natarén. El doctor José Adriano Anaya, integrante del Sistema Nacional de Investigadores y propietario del diario Contrapoder en Chiapas, ha iniciado carpeta de investigación en contra de Carlos Faustino Natarén Nandayapa por la comisión de probables hechos delictuosos derivados de un doctorado inexistente en la Dirección General de Profesiones.

Natarén Nandayapa apenas asoma como licenciado en derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Su salida “magistral” -a medias y sin éxito- es que obtuvo el doctorado en España con un título expedido por Juan Carlos I, rey de España, y de dudosa validez en el territorio nacional.  Tan es así que a pesar de haber obtenido el doctorado el 4 de julio de 2006 -hace más de 16 años- a la fecha no ha regularizado ni cumplido con la disposición establecida en el artículo 17 de la Ley de Profesiones que textual mandata:

“Los títulos expedidos en el extranjero serán registrados por la Secretaría de Educación Pública, siempre que los estudios que comprende el título profesional sean iguales o similares a los que se imparten en instituciones del Sistema Educativo Nacional”.

“En los casos en que resulte imposible establecer la similitud de estudios en la forma prevista en los términos del párrafo anterior, se establecerá un sistema de equivalencias de estudio, sometiendo, en su caso, a los interesados, a pruebas o exámenes para la comprobación de sus conocimientos”.

Pero más allá del mandato constitucional del Artículo Quinto de la Carta Magna, y reglamentado por la Ley de Profesiones, se infiere que Carlos Faustino Natarén Nandayapa no ha presentado su examen de conocimientos en México, porque es un doctorado no reconocido por las instituciones educativas nacionales.

Así pareciera ser porque Juan Carlos de Borbón no es autoridad igual que Felipe VI, su hijo, bajo el lema de que el rey reina, pero no gobierna. Es jefe de Estado, pero no de gobierno como para expedir títulos con validez oficial en México, en tanto no se regularice ese grado académico obtenido en el extranjero.

Ahí está la explicación del porqué Faustino Natarén no ha registrado su título español. Habría que buscar similitud, igualdad o un sistema de equivalencias, entre el doctorado en derecho procesal estudiado en España y el derecho procesal impartido en México.

Bajo esta perspectiva, hasta hoy ese documento no tiene validez en nuestro país, a la luz de los mandatos establecidos en los artículos 17 de la Ley de Profesiones y el 142 de la Ley General de Educación que fundamentalmente previenen lo mismo.

Procede entonces solicitar la opinión de la Dirección General de Acreditación, Investigación y Regularización de la Secretaría de Educación Pública si el doctor Faustino Natarén Nandayapa ha realizado el trámite respectivo y presentado el examen a que está obligado, con lo cual todavía no puede ostentarse como doctor en derecho.

Lo cierto es que sobre el rector Natarén pesan otras irregularidades y diversos señalamientos sobre su accidentada trayectoria escolar. Inscrito en 1999, cursó el primer semestre de la maestría en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y concluyó con cuatro asignaturas aprobatorias.

La debacle académica vino cuando se matriculó para el segundo semestre y no se presentó a ninguno de los exámenes a que estaba obligado. En todos aparece con NP. Una prueba irrefutable de que su título español no tiene validez en México, mientras no se cumpla con la legislación nacional, se encuentra en el Artículo 121 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

“Los títulos profesionales expedidos por las autoridades de un estado, con sujeción a sus leyes, serán respetados en los otros”.

De la interpretación de este dispositivo constitucional, se pone de manifiesto que sólo los títulos profesionales expedidos en territorio nacional, serán reconocidos dentro del sistema federativo mexicano, pero sin alguna mención al reconocimiento de títulos expedidos en el extranjero, y menos por una autoridad monárquica.

Así, mientras Carlos Faustino Natarén Nandayapa no cumpla con la legislación nacional y las prevenciones de la Carta Magna, no tiene derecho a firmar como doctor y menos ostentar usurpar una rectoría obtenida con supuestos logros profesionales.  Ampliaremos…

 

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AMLO, el perfecto farsante

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Marchas ciudadanas ofenden al Presidente… No tolera que haya mucha sociedad para tan poco gobierno * Critica hoy lo que ayer era bandera para oponerse a gobiernos autoritarios del PRI y de la antidemocracia * Como todo personaje porril, recuérdese que sus recursos favoritos han sido las marchas, protestas, plantones y tomas de pozos petroleros en Tabasco para inconformarse en contra del sistema político mexicano * Una sopa de su propio chocolate: Las movilizaciones del 13 de noviembre de 2022 y la del 26 de febrero pasado son un triunfo ciudadano y de la República

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Andrés Manuel López Obrador, quien se dice presidente de México, ha deteriorado y ofendido la investidura de la institución presidencial. Se comporta como un peleador callejero cada vez que se dirige a su audiencia para insultar a los que están en contra de sus políticas públicas equivocadas y de sus intentos de dictadura sin contrapesos.

Hace unos días, en una de sus soporíferas mañaneras, agredió al ministro en retiro José Ramón Cossío, al llamarlo corruptazo, conservador e hipócrita.

Le dijo exactamente lo que es López Obrador: corrupto, simulador e hipócrita. El desacato del ex ministro fue por haberlo propuesto como orador en la segunda marcha para exhibir las tropelías y los intentos golpistas de López Obrador para tener el control de la elección presidencial de 2024.

La segunda marcha fue la segunda llamada para decirle al sedicente Presidente de México que nada le garantiza el triunfo del próximo año.

Como niño retobón ya amenazó que el 18 de marzo organizará su propia marcha para demostrar que su fuerza es mayor que la manifestada el 26 de febrero por un movimiento auténtico, sin acarreos, en los que la sociedad civil se manifestó, independientemente de estar en contra el Plan B, como un mensaje de coraje dirigido a López Obrador.

El aserto anterior tiene sustento. Con absoluto desprecio y  sin respeto por la figura presidencial, los manifestantes coreaban frente al Palacio Nacional: “¡fuera López, fuera López, fuera López!”, repetido incesantemente por quienes se manifestaron en contra de un remedo de dictador.

Fue una respuesta ciudadana, por las burlas y amenazas desde las Mañaneras, cuando en la primera marcha, López se ufanaba de que los manifestantes se abstuvieron de llegar al Zócalo porque no podían ocuparlo en su totalidad.

La marcha del 26 de febrero le demostró que la sociedad no solamente copó el Zócalo de la Ciudad de México, sino que además rebasó en mucho las expectativas.

Cientos de miles de ciudadanos se quedaron atrapados en las calles aledañas ante la imposibilidad de llegar la Plaza de la Constitución.

López Obrador es el perfecto farsante. Critica hoy lo que ayer era bandera para oponerse a gobiernos autoritarios del PRI y de la antidemocracia. Recuérdese que sus recursos favoritos eran las marchas, protestas, plantones y tomas de pozos petroleros en Tabasco para inconformarse en contra del sistema político mexicano.

En el libro de Jaime Avilés, “AMLO vida privada de un hombre público”, López Obrador manifestaba que el mayor problema de México era la falta de democracia. Exactamente lo que hoy pretende con su reforma electoral y su Plan B para desarticular al Instituto Nacional Electoral y tener el control de la elección presidencial.

La marcha del 13 de noviembre de 2022 y la del 26 de febrero anterior, le demostraron que ya no tiene el control de los próximos procesos electorales, incluidas las elecciones del Estado de México y de Coahuila.

Más de 100 ciudades se manifestaron en el país bajo el lema de “Mi voto no se toca”, en la que participaron 117 organizaciones sociales en protesta por reformas electorales que atentan en contra de la ciudadanía y del electorado.

Se suma a las concentraciones de la capital de la República y de 100 ciudades más en el país, las que se registraron en lugares tan lejanos como Estados Unidos, España, Francia y Suiza. Esa expresión espontánea le demostró a López Obrador que hay demasiada sociedad para tan poco gobierno.

Con su actitud beligerante y de polarización, pretende seguir los pasos de los asesinos Fidel y Raúl Castro en Cuba. Así lo ha demostrado al permitir que el dictador Miguel Díaz-Canel vulnerara la soberanía nacional, cuando el 16 de septiembre de 2021, conmemoración del día de la Independencia Nacional, al pronunciar el discurso oficial en nombre del pueblo de México, y desde luego de los tres Poderes.

Y de nuevo López Obrador volvió a ofender a las instituciones de la República al entregarle al heredero de la dictadura cubana la medalla de la Orden Mexicana del Águila Azteca.  ¿Qué méritos tiene el represor Miguel Díaz-Canel?, cuando que esa condecoración se entrega solamente a extranjeros distinguidos.

Díaz-Canel sólo puede presumir de tener a un pueblo cubano sumido en la miseria y 64 años de dictadura sin poder elegir a sus gobernantes. Es lo que quisiera el señor López con sus intentos electorales golpistas. Sólo que las dos marchas ya le anticiparon su derrota, y de ganar la oposición, le espera la cárcel.

Admira a Nicolás Maduro, el célebre represor venezolano, invitado de honor en su toma de protesta en agravio del pueblo de México. Y desde luego comparte los métodos del otro bandido represor de Nicaragua, Daniel Ortega, presidente a perpetuidad que hace el uno-dos con su repudiada esposa Rosa Murillo, vicepresidenta de Nicaragua.

La convocatoria del 13 de noviembre y del 26 de febrero tuvo más eco de lo esperado. Reunió a las diferentes clases sociales, a las diversas ideologías y aun a los adversarios políticos, pero el mayor mérito de trascendencia fue la espontaneidad de la reunión de la República, sin acarreos como acostumbra el cada vez más deteriorado Peje.

Traidor y mentiroso como es López Obrador, frustró sus intentos de minimizar la espontaneidad ciudadana, al asegurar que la marcha era en defensa de Genaro García Luna.

Ridícula y de carcajada una afirmación de ese tamaño.  Al contrario. Al enjuiciar a García Luna en Estados Unidos, es una vergüenza para el gobierno de López Obrador. Los delitos que cometió el ex secretario de Seguridad Pública fueron en territorio mexicano y el gobierno de López no tuvo los tamaños para enjuiciarlo, pero sí el miedo de evitar proceder en contra del antiguo colaborador calderonista.

Mario Delgado, el bufón de la Cuarta Transformación y confeso delincuente electoral, aseguró que la marcha del 26 de febrero fue una simulación en contra de la 4T que se instrumenta a nivel nacional. Y como complemento a su falso discurso democrático, asegura también que la concentración social fue para defender a García Luna y a Felipe Calderón.

Ya en intervenciones anteriores se ha atrevido a hacer pronunciamientos fascistoides. Uno de los más recordados fue cuando textual se pronunció en contra de los órganos autónomos de la incipiente democracia mexicana: “Hay que destruir al INE”, diría este comparsa de la represión lopezobradorista.

Sabrá este espúreo dirigente partidario que a raíz de la fundación del INE, el PRI perdió la mayoría en el Congreso de la Unión en 1997. Que gracias al INE se han sucedido  tres alternancias en la Presidencia de la República. La de Ernesto Zedillo del PRI a la de Vicente Fox en el 2000. La de Felipe Calderón a Peña Nieto en el 2012. Y la de Peña Nieto a López Obrador en el 2018.

Por todos estos méritos indiscutibles del Instituto Nacional Electoral, y de procesos electorales impecables, la presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica,  Eugenia María Zamora Chavarría, otorgó al INE el premio “Cátedra de la Democracia”, por su aporte a la democracia en América Latina. Sin mencionarlo fue una severa censura del gobierno costarriqueño a López Obrador por las descalificaciones y diatribas en contra del órgano electoral mexicano.

Lo saludable en una República es la división de Poderes a lo cual López Obrador todos los días intenta concentrar los tres Poderes en su persona.

Esos propósitos ya se vieron frustrados, ahora que el pueblo se ha convertido en el verdadero equilibrio, ante las fallas del Legislativo y Judicial.

Ampliaremos…

 

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