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IMPACTO DEPORTIVO

La falacia de la Tota y el Tri sin rumbo

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Memo Ochoa va por las seis listas mundialistas y así superar al ‘Cinco Copas’ * Javier Aguirre tiene predilección por porteros veteranos, como lo hizo con Óscar El Conejo Pérez en el Mundial de Sudáfrica

 

DIEGO CASTILLO

 

Antonio La Tota Carbajal es una de las figuras más míticas del fútbol mexicano, se podría decir que es el primer superhéroe de nuestro balompié. Su hito tiene que ver con que es el primer futbolista en disputar cinco Copas del Mundo.

Esa media decena de mundiales todavía le alcanza para posicionarse como uno de los mejores guardametas de nuestro país en listas elaboradas por especialistas que nunca lo vieron actuar bajo los tres palos.

La leyenda de La Tota siguió creciendo sin paralelos… hasta el día de hoy.

En su última convocatoria a la Selección Nacional, Javier Aguirre incluyó a Guillermo Ochoa, arquero de 39 años que ha asistido a cinco mundiales en su ilustre trayectoria.

Ochoa, quien ahora disputa la liga portuguesa, su quinta escala europea, ha mantenido claro su deseo de superar a Antonio Carbajal y convertirse en el primer futbolista de la historia en formar parte de seis listas mundialistas.

Mientras muchos verán este posible desenlace como un fin glorioso a la carrera de un portero histórico, también significa un fracaso rotundo para nuestro futbol y sus semilleros.

Quiere decir que en un espacio de más de 20 años, abarcando tres décadas, nadie pudo desarrollar un guardameta capaz de suplantar a Guillermo Ochoa como el guardián del Tricolor, y ahora, con su meta tan cerca, el veterano difícilmente cederá la estafeta.

Aunque muchas veces le cargamos la mano de todos los males que afligen a nuestra selección, muy pocas veces todo es culpa del director técnico y ésta no es la excepción.

El Vasco nos ha demostrado en su carrera preferir a porteros veteranos. Después de todo, fue él mismo en 2010 -su segunda etapa como seleccionador nacional- que se decantó por Óscar Pérez, de 37 años, por encima de un joven Memo Ochoa en la Copa del Mundo de Sudáfrica.

Esto es una falla de los semilleros y fuerzas básicas de nuestro país, como también es falla de los directivos, que están viendo cómo sus arcas de oro tienen fugas y no saben cómo repararlas.

Hasta hace poco, un partido del Tri en Estados Unidos era sinónimo de boletos agotados, estadios abarrotados, patrocinadores contentos y chequeras atiborradas. Ahora, no se puede decir lo mismo.

La afición mexicana, desde ambos lados del Río Grande, le ha mandado un claro mensaje a su otrora adorado Tricolor. No se olvidan de la desastrosa Copa del Mundo en Qatar, ni de la pobre exhibición en Copa América, ambas que terminaron con México eliminado en fase de grupos.

Como el cajero automático de EU está fuera de servicio, ahora la Femexfut le guiña el ojo al interior de la República y le ofrece un amistoso más contra el rival de toda la vida para ver si pueden despertar un sentimiento nacionalista en su afición y así vender entradas.

El aperitivo, un amistoso contra el Valencia -que al día de hoy marcha en puestos de descenso en la liga española- no se llenará ni con boletos al 2×1.

El oscurantismo de la selección nacional no acabará con el retiro de Guillermo Ochoa ni mucho menos, pero sí sería un buen inicio dejar de mitificar estos récords de longevidad deportiva y buscar ciclos más compactos, donde se respeten giros generacionales y se amplifique la urgencia de trascender a corto plazo.

DEPORTES

Diamante hipócrita

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Nadie tiene un legado más complicado que Pete Rose * El exbeisbolista y manager ya cumplió su castigo perpetuo… es tiempo de que MLB le abra las puertas del Salón de la Fama

 

DIEGO CASTILLO

 

A los 83 años de edad perdió la vida el ex beisbolista y manager, Pete Rose. Nadie tiene más apariciones al plato, juegos jugados o imparables en la historia de las grandes ligas. A pesar de esos y muchos más logros, nadie tiene un legado más complicado que Pete Rose. Lo dejó y ganó todo en el diamante, lo apostó y perdió todo fuera de él.

En 1989, cuando ya Pete Rose era manager de sus adorados Rojos de Cincinnati, el comisionado de la MLB, Bart Giamatti, suspendió permanente a Rose del beisbol profesional por apostar en juegos de las Ligas Mayores. No podría tener ningún tipo de trabajo incluso con equipos de ligas menores y sería inelegible para elección al Salón de la Fama.

La hipocresía de la MLB nace desde que aceptaron ser patrocinados por casas de apuestas. Las digitales han crecido exponencialmente en los últimos años y las arcas de las mayores se han llenado gracias al dinero de las apuestas. Sin embargo, el castigo de Pete Rose nunca se levantó.

El bate con el que conectó el imparable que rompió el récord de Ty Cobb en 1985 para convertirse en el rey de hits reside en Cooperstown, pero ninguna placa conmemora su carrera.

Aún con la hipocresía, Rose no está libre de culpa. Durante más de una década después de su suspensión negó haber apostado en juegos de MLB. Lejos de mostrar arrepentimiento, siempre buscó ser la víctima.

Bud Selig, comisionado de la MLB de 1992 a 2015, privadamente comentó que si Pete Rose hubiera mostrado remordimiento genuino, hubiera hablado con jóvenes jugadores sobre los peligros de las apuestas y la adicción que estos conllevan; su caso para ser bienvenido de vuelta al beisbol hubiera sido más fuerte y su camino al Salón de la Fama más claro.

Pero como todos sabemos, el hubiera no se conjuga y ahora Pete Rose ha dejado este plano.

El Salón de la Fama es primeramente un museo que cuenta la historia del deporte rey a través de sus más grandes figuras. ¿Como se puede contar la historia de las Ligas Mayores sin Pete Rose? Un jugador que más allá de todos sus logros en el diamante, cumplió el sueño de todo niño que quiere llegar a las mayores, jugar con el equipo de tu ciudad y hacerlo como si cada out fuera el último de tu vida.

Pete Rose ya cumplió su castigo perpetuo, es tiempo de que MLB le abra las puertas del Salón de la Fama.

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