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HOJAS LIBRES

Delincuentes constitucionales y electorales

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Luis Crescencio Sandoval, José Rafael Ojeda y Adán Augusto López Hernández * Mientras los titulares de Sedena y Semar hacen fuchi al Congreso de la Unión, el secretario de Gobernación se placea en los Congresos estatales como si fuera la corcholata favorita de AMLO bajo el cuento y esa bufonada de buscar apoyos legislativos locales para terminar de militarizar al país

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Adán Augusto López Hernández, el golpeador de la cuarta regresión, se encuentra satisfecho y de plácemes. De los 32 Congresos estatales, 17 aprobaron la Ley de Militarización del país que prolonga la participación de las Fuerzas Armadas en las calles hasta el último día de 2028.

El secretario de Gobernación, en funciones de porro, se ufana de un logro que no le corresponde. Su periplo por la geografía nacional fue para promover su deteriorada imagen, como ‘corcholata’ fallida en los ánimos de López Obrador. Su presencia en los Congresos de la Federación mexicana era inútil e intrascendente. Morena domina 22 Legislaturas locales y ninguna necesidad había de la presencia amenazante de un secretario de Gobernación habilitado como delincuente electoral.

Lo cierto es que López Hernández (en adelante López dos), con las mismas marrullerías de López Obrador.

Adán Augusto camina por el país para dar a conocer una deteriorada figura que no avanza en las encuestas y es superado por sus otros tres adversarios. López Obrador hubo de claudicar e incluir entre los candidatos morenistas a Ricardo Monreal.

La diferencia está en que Monreal se rebeló y entró a la tercia de cuatro, por la fuerza que representa en el Senado de la República y su presencia en el partido propiedad de López Obrador. Jamás aceptó el peyorativo corcholata con que López Hablador etiquetó a sus tres lacayos: Marcelo, Claudia y Adancito.

Es tan ínfima la presencia de López dos en el país y hacia el interior de Morena que se encuentra en cuarto lugar en las preferencias electorales, incluso por debajo de Monreal.

Adán López no levanta, no levantó y no levantará a pesar de la venia del otro López para movilizarse por el país en busca de simpatías que no le llegan ni le llegarán. Al contrario, se exhibió como el cae-mal que es y en vez de progresar en el ánimo ciudadano, restó preferencias electorales a su deteriorada personalidad.

La parafernalia con que se conduce por las 32 entidades federativas no es para promover el voto de las Legislaturas estatales en favor de la Ley de Militarización del país.  Eso estaba definido de antemano. Se trataba de hacerse pasar como el favorito de López Obrador y de paso, con tanta rijosidad, distraer la atención con lo que ya ha causado un severo daño al “inmaculado y progresista” gobierno morenista: Los Guacamaya Leaks y El Rey del Cash, que pintan al gobierno de López Obrador como lo corrupto y ladrón que es.

Adán López ha incurrido en daño patrimonial y peculado, sancionado por el artículo 223 del Código Penal Federal y el 134 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que prohíbe el uso del erario nacional para beneficios e intereses personales.

Hay un principio de derecho insalvable para Adán López y sus compinches corcholatas: los hechos notarios no necesitan ser probados. Bajo ese axioma, Adán López es un delincuente electoral y común. Su traslado a Sonora en un avión de la Guardia Nacional para promoverse, lo exhiben como transgresor de la ley, del Estado de Derecho y del orden constitucional.

Ya se adivina cómo actuaría en el remoto caso de su acceso a Palacio Nacional: autoritario, represor, corrupto y mitómano.

Es evidente también que en su andar por el país se movió bajo la disposición y abuso del erario propiedad del pueblo de México. Adán López debería de rendir cuentas de dónde salió el cash o de qué fuente para recorrer todo el territorio nacional, con el cuento y esa bufonada de buscar apoyos legislativos locales para terminar de militarizar al país.

Lo malo es que mientras más se militariza al país, el avance delictivo es cada vez mayor. No hay fin de semana en que las cifras de homicidios dolosos alcancen niveles de incertidumbre entre los gobernados. El promedio es de 260 a 285 muertos. Esa es la cifra fatal. Lo que permite inferir una abierta connivencia entre las Fuerzas Armadas y los transgresores del orden público.

Y desde luego lo que López y López dos no pueden ocultar y mucho menos desmentir, ni aun con cifras amañadas, son los 135 mil muertos en apenas cuatro años de lopezobradorismo.  Cantidad bastante mayor a la reportada en seis años de los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto.

Cuando Adán López habla de inseguridad en los gobiernos de oposición debería de voltear al gobierno de López Obrador y su incapacidad para controlar la delincuencia organizada. Los 10 estados más violentos son gobernados por Morena, según reveló el propio secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval. Los más representativos son Zacatecas, Colima, Baja California, Guerrero, Veracruz, a los que ahora se suma Chiapas.

Lo malo también es que ni el secretario de la Defensa Nacional ni el de Marina rinden cuentas de sus actos al Congreso de la Unión. En la comparecencia de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública, para tratar de explicar la no militarización del país, hicieron acto de presencia el señor Crescencio Sandoval y el aspirante a marinero José Rafael Ojeda.

El acto fue de un teatro de revista, burlesco y de afrenta a la representación nacional. Rosa Icela, con esa retórica barata que la caracteriza, hizo el ridículo ante la más alta tribuna de la República. Ni siquiera fue tomada en cuenta.

Todos los severos cuestionamientos se dirigieron al señor Sandoval como acertadamente lo exhibió el senador Germán Martínez Cázares y la senadora Lilly Téllez.

Germán Martínez evidenció a Crescencio Sandoval como el más contumaz transgresor del orden constitucional. Le reclamó que haya ofendido con un discurso amenazante al Senado de la República. Le recordó que Juárez suprimió los fueros y privilegios, en tanto que el general Cárdenas reglamentó la prohibición de que los militares se inmiscuyan en asuntos políticos, al hacer un llamado a sumarse al proyecto de López Obrador y criticar a los que piensan distinto al enajenado de Palacio.

Germán Martínez, en certera premonición, sentenció a Crescencio Sandoval: “El fuero no le alcanzará en el nivel internacional para protegerse de todas sus transgresiones al orden constitucional. Los Guacamayos son militares descontentos con la administración que usted preside”.

Por su parte la senadora Lilly Téllez reprochó que Crescencio Sandoval tiene dos caras. La que presenta como respetuoso de la ley y la que clandestinamente utiliza para promover la militarización del país en perjuicio de la población civil.

Lo más grave es que Crescencio Sandoval y Rafael Ojeda, al no comparecer ante el Congreso de la Unión, adquieren el carácter de delincuentes constitucionales. Transgreden el artículo 108 del reglamento de la Cámara de Diputados, y el 69 y 93 de la Ley Fundamental del país. Estos numerales obligan a que durante la apertura del primer periodo ordinario de sesiones de cada año, los secretarios de Estado están obligados a comparecer para explicar el contenido del informe presidencial presentado por escrito.

Al respecto, cualquiera de las Cámaras puede convocar a los secretarios de Estado, sin excepción, incluidos los de las Fuerzas Armadas, para que expliquen la situación en que se encuentra el ramo de su competencia.

La soberbia de Sandoval y la ofensa a la representación nacional fue mayúscula. Se negó a comparecer bajo el falaz argumento de que el diputado Gerardo Barrera se había conducido de manera irrespetuosa, cuando que se demostró que la carta había sido respetuosa. Y en otro acto más de agresión al Poder Legislativo, quiso obligar a los diputados a que comparecieran a su oficina para posteriormente cancelarles la reunión hasta nueva fecha.

Ese acto de desobediencia a un poder lo hace sujeto de juicio político como transgresor del orden constitucional. Los diputados deberían convocarlo de nuevo y obligarlo a comparecer. Ampliaremos…

 

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Ángel Torres Culebro, el depredador de la obra pública en Chiapas

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Bajo el amparo del gobernador chiapaneco Rutilio Escandón * Ecocidio condena a desaparecer 144 especies de aves

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

El pasado 16 de febrero, el bufón Ángel Torres Culebro, secretario de Obras Públicas del estado de Chiapas, presentó un intento de proyecto vial, al cual denominó Circuito Interior “Chiapas de Corazón”.

En su disparatada alocución, el merolico escandonista aseguró que el proyecto obedece al crecimiento exponencial de Tuxtla Gutiérrez y “en búsqueda del progreso y desarrollo a través de obras amigables con el medio ambiente”.

Con la presentación de ese proyecto la ciudad de Tuxtla Gutiérrez se encuentra de luto con ese monumento a la corrupción que debería de ser llamado “Chiapas sin Corazón”.

Los datos presentados por el abogado Torres Culebro, metido a secretario de Obras Públicas, son un agravio al pueblo de Tuxtla Gutiérrez y un atraco al erario estatal.

El proyecto vial sí daña el ecosistema. Tendrá un segundo piso de 2.92 kilómetros, pero lo más inaudito será la construcción de un tercer piso de 900 metros sin alguna utilidad. Ni en la Ciudad de México se han construido terceros pisos.

En su intento por convencer a la ciudadanía presenta datos que demuestran la inutilidad de “Chiapas de Corazón”.

El depredador de la obra pública asegura que en la zona metropolitana (aunque no define cuál es esa zona), hay un total de 375 mil vehículos, y sobre los puntos por donde se construirá el Circuito Interior, los días viernes circulan 174 mil unidades, o sea, el 45 por ciento del parque vehicular.

El dispendio anunciado por Torres Culebro es un exceso. Gastarse 2,300 millones de pesos para dar mejor movilidad vehicular tan solo cuatro veces al mes, es la expresión más acabada de la irresponsabilidad, la improvisación y la corrupción.

Basta con señalar que los otros dos puentes construidos sobre el libramiento sur, también con exceso de corrupción, han resultado inoperantes. El tráfico sigue con los mismos problemas y en algunos casos más embotellamientos. Se necesitarían otros cuatro puentes para salvar el mismo número de semáforos que regularmente congestionan el tráfico.

La mentira del improvisado secretario Torres Culebro queda inmediatamente al descubierto. No puede haber una obra amigable con el medio ambiente ni la preservación de áreas verdes, desde el momento en que el presidente municipal, Carlos Morales Vázquez, autorizó derribar 485 árboles en la zona que se levantará un circuito vial condenado al fracaso técnico y ecológico. Esos árboles representan el 6 por ciento de los 8 mil registrados y documentados en Tuxtla.

En su intento por justificar su trágica decisión sobre el daño ambiental irreversible, Carlos Morales atentó en contra del equilibrio ambiental tuxtleco y la inteligencia misma de los capitalinos a los cuales endilgó la categoría de discapacitados mentales en su intento por engañarlos.

En declaraciones sin sentido, sin ningún rubor aseguró que esos 485 árboles serán trasplantados para continuar con su cometido de seguir proporcionando oxígeno y carbono suficientes. Es el colmo de la ignominia para quedar bien y satisfacer los apetitos financieros de Rutilio Escandón y su cáfila de maleantes.

¿Quién va a creer? que así como se derriban 485 árboles, será tan fácil acomodarlos en otro lugar. ¿Cuál es la garantía de que todos los árboles no estarán condenados a la muerte? ¿Cuál es la maquinaria y el personal especializado para proteger la vida de los árboles? Esa afirmación extrema, Carlos Morales debería de darla por escrito con todas las especificaciones técnicas y ambientales, y bajo palabra de honor de que ningún árbol saldrá dañado. Sobre todo porque fue secretario del Medio Ambiente e Historia Natural.

Pero más allá de las mentiras oficiales, la ciencia y la honestidad intelectual terminan por imponerse a las barbaridades retóricas del truhan Ángel Carlos Torres Culebro. Una de las voces más autorizadas en materia ambiental ha desestimado los argumentos de los representantes de la fracasada cuarta transformación en Chiapas.

En un impecable análisis la bióloga Cinthya Reyes Hartman, representante de la Asociación Civil Tierra Verde, Naturaleza y Cultura, ha puesto al descubierto la enorme corrupción que hay detrás del circuito “Chiapas de Corazón”.

Los datos son de verdadera preocupación para los próximos 20 a 50 años en contra de los habitantes de Tuxtla Gutiérrez.  Cinthya predice el enorme daño que se ocasionará al ecosistema de los parques Tuchtlán, Joyyo Mayu y Caña Hueca en donde habitan 144 especies de aves.

Este número representa el 13 por ciento de las 1145 especies de aves conocidas en México y el  21 por ciento de las 689  conocidas en Chiapas. El daño ambiental será irreversible y grave.

Los parques Caña Hueca, Tuchtlán y Joyyo Mayu tienen una ubicación en extremo estratégica. Son un paso intermedio entre el parque nacional Cañón del Sumidero, Cerro Mactumatzá y la Reserva Ecológica El Zapotal, consideradas “Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves” (AICAS).

En su espléndida disertación la bióloga Reyes Hartman sostiene que las 144 especies se componen de 64 residentes, 62 migratorias de invierno, 7 transitorias, 5 exóticas invasoras, 3 migrantes de verano, una especie doméstica, una endémica de México y una cuasi endémica.

Sostiene la bióloga Cinthya Reyes que de las 5 especies de psitácidos nativos (familias de loros, cotorras, papagayos y guacamayos), 4 de ellas utilizan el corredor Joyyo Mayu-Caña Hueca-Tuchtlán como sitio clave para su reproducción.

Pero todavía más. Para terminar de destruir el medio ambiente con un circuito interior concebido como negocio, las aves migratorias son un himno y un monumento a la “fidelidad del sitio”, desconocido absolutamente por Rutilio Escandón, Ángel Torres y Carlos Morales. Esas aves por generaciones han utilizado estos espacios considerados seguros para su reproducción y supervivencia invernal.

La construcción del circuito “Chiapas sin Corazón” (sic) afectará la anidación y ahuyentará a las especies. Por obra y gracia gubernamental ya no tendrán a dónde pernoctar y terminarán por perecer ante la ausencia de los 485 árboles próximos a derribarse por disposición del edil Carlos Morales Vázquez. Para sustituirlos se necesitan cuando menos 30 años para generar la misma cantidad de carbono que drásticamente se cancela hoy.

Corolario: Es criminal y ecocida la política de obra pública del gobierno de Rutilio Escandón. Ojalá Ángel Torres tenga argumentos para contradecir los bien fundamentados comentarios de la bióloga Reyes Hartman.

Por el contrario, la catarata de mentiras de Ángel Torres es interminable. Textual afirma: “Se espera que este proyecto genere también mayores oportunidades comerciales. La competitividad económica es un tema importantísimo” (sic).  Sabrá este mediocre funcionario que durante la construcción el puente oriente sobre el libramiento sur hubo una gran cantidad de quiebras y cierres de comercios: Matrix, Subway, Llantera Avante, Auto Hangar, Restaurante Más Rico y otros tantos que en su deformada personalidad, Ángel Torres llama prosperidad comercial.

Por espacio queda pendiente por comentar la Marcha del Silencio del 25 de marzo para oponerse a la construcción del Circuito Interior, el fracaso de los puentes en Villahermosa, el proyecto alterno presentado por un grupo de profesionales de la construcción y el urbanismo, y la entrega de los Chimalapas como parte de la política gubernamental de Rutilio Escandón.

Proverbio español: “Dios perdona. El hombre a veces. La naturaleza nunca”. Ampliaremos…

 

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HOJAS LIBRES

AMLO ya prepara el fraude electoral

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Para entronizar a su corcholata * Hará de lo que tanto se queja que le hicieron en 2006 *Perdido en la irracionalidad amenaza que en el 2024 la oposición jamás podrá recuperar la Presidencia * Su enfrentamiento con el Partido Republicano también le traerá graves y severas consecuencias

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

El pasado 26 de febrero la ciudadanía mexicana organizó una marcha para la defensa del voto y del Instituto Nacional Electoral (INE), ante los intentos golpistas de Andrés Manuel López Obrador para apropiarse del control electoral en la elección presidencial del próximo año.

Como respuesta amenazó que él, López, haría una concentración mayor para superar la manifestación que sin acarreos y sin amenazas había hecho la sociedad civil. Ello, en repudio por el autoritarismo del Presidente de una parte de los mexicanos.

López Obrador no quiso quedarse atrás e intentó superar el acto espontáneo en el que las voces de la audiencia nacional reclamaban: “Fuera López, fuera López.”

En respuesta a la manifestación ciudadana, en 100 ciudades de la República y con alcances en Estados Unidos, España, Francia y Suiza, el tránsfuga de la izquierda y de la democracia mexicana se fusiló íntegro el Artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En su desgastada perorata agradeció a los contingentes llegados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas y así… hasta llegar a Zacatecas, en el mismo orden alfabético consignado en la Carta Magna.

Como no pudo organizar su faramalla en toda la geografía nacional, se fue por el lado cómodo y fácil de asegurar que sus simpatizantes habían llegado de todas partes de la República.

Sólo que con esas expresiones dejó al descubierto el abuso y el desprecio con que se utiliza a los pobres destinatarios de los programas sociales.

Son escaparates de feria para exhibirlos en el Zócalo de la Ciudad de México, el lugar favorito del entonces férreo opositor del sistema político mexicano, el farsante de una izquierda que nunca ha practicado.

En vez de presumir la llegada de contingentes de las 32 entidades federativas, debería de darle vergüenza. Viajar desde las dos Baja California, Sonora, Yucatán o Chiapas son trayectos de 3 mil, 2 mil o mil kilómetros para llegar a la Ciudad de México en un recorrido de 50, 25 o 20 horas.

Con lluvia, frío y sol, una espera de 12 horas para oír al mitómano de Palacio es el atentado más grande a los derechos humanos de los pobres para recoger migajas de los programas sociales.

Tiene razón López cuando asegura “Primero los pobres”. Con todo y el despilfarro del patrimonio nacional para mantener a su clientela electoral, entre 2019 y lo que va de 2023 se han incorporado a la miseria 5 millones de mexicanos.

Las contradicciones de Andrés Manuel son evidentes como todas sus mentiras difundidas en cada mañana. Aprovechó el aniversario de la Expropiación Petrolera para dar respuesta a la conciencia ciudadana que protestó por todos los actos dictatoriales de un personaje imposibilitado para gobernar desde la racionalidad.

Pero López Obrador fue mucho más allá en sus pronunciamientos. Bajo el disfraz de homicida intelectual encubierto, aprovechó el momento de su autoexaltación para amenazar de muerte a los opositores de la fracasada Cuarta Transformación.

En el exceso de su megalomanía se llegó a comparar con Jesucristo sacrificado en la Cruz por intentar redimir a los pobres. Por eso se le linchaba y se le agredía diría López Obrador en una ridícula comparación con el hombre universal, cuyo recuerdo ha perdurado durante 20 siglos, en tanto López Obrador se alista para irse al basurero de la historia.

Advierte a sus críticos de la pena de muerte a que se exponen por oponerse  a su gobierno en decadencia. La profusa circulación de panfletos con la leyenda: “Periodistas con malos pensamientos contra nuestro Presidente serán desaparecidos”. La amenaza no puede ser más abierta que desde la voz y la orden presidencial.  Eso explica los más de 50 asesinatos de periodistas durante el sexenio lopezobradorista y los 17 sólo en el 2022.

En el mitin morenista del 18 de marzo, López Obrador volvió a arremeter en contra de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hordas de fanáticos adiestradas desde el poder, quemaban un monigote semejando la persona de Norma Lucía Peña Hernández y la consigna: “Fuego, fuego. Fuera Piña”. Esa es la democracia y el respeto a las instituciones que desde siempre ha practicado López Obrador.

El insulto a la presidenta Norma Piña llegó a límites inaceptables para un gobierno que se dice democrático y de respeto al Estado de Derecho: “Norma Piña, santa patrona de los narcos”, cuando que el cómplice de la delincuencia organizada se llama Andrés Manuel López Obrador. Así lo han denunciado los senadores republicanos Ted Cruz y Marco Rubio, con lo que López Obrador ya se puso en el camino para su perseguida ex presidencia.

Sin el más mínimo recato y desprovisto de toda vergüenza se atreve a vociferar que encabeza una presidencia humanista aun cuando él sea prototipo de la deshumanización.  Hay varios acontecimientos que así lo advierten.

Ordenó ocultar el remdesivir para beneficiar a sus cercanos, entre ellos al bandido de su hijo José Ramón López Beltrán.  Esa actitud ocasionó la muerte de 200 mil mexicanos que pudieron haber salvado la vida si el medicamento hubiese estado disponible para afectados de Covid-19.

Humanismo es dedicar presupuesto excesivo a sus tres fracasados megaproyectos, mientras miles de niños mueren de cáncer ante el dolor y la impotencia de sus padres.  Humanismo es desaparecer el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) para dejar a 16 millones de mexicanos sin acceso a los servicios de salud.

Humanismo es desaparecer 27 mil escuelas de tiempo completo para dejar sin educación y el único alimento del día a más de 4 millones de niños. Basta con señalar que el 55 por ciento de esos menores estaba por debajo de la línea de pobreza.

Humanismo es mentirles todos los días a los mexicanos con la fantasía de una transformación a todas luces sin regresión.  Humanismo es incitar a la violencia para desaparecer a sus opositores vistos como enemigos. En fin, humanismo es la deshumanización del lopezobradorismo.

Obnubilado por una presidencia que le quedó en extremo grande, ahora López Obrador se convierte en supremo elector al atentar en contra de las instituciones republicanas.  Perdido en la irracionalidad amenaza que en el 2024 la oposición jamás podrá recuperar la Presidencia. Es la abierta advertencia de que ya prepara el fraude electoral del que tanto se duele, para entronizar a una de sus tres destartaladas corcholatas.

Sólo que en política la velocidad de los acontecimientos son impredecibles. De un día para otro las circunstancias pueden cambiar radicalmente, sobre todo porque López Obrador deberá enfrentar obstáculos que se advierten irremontables.

Hacia el interior se encuentra enfrentado con los empresarios y las clases medias de las cuales se ha distanciado y ya perdió.

La iglesia le ha dirigido severas críticas y señalamientos en contra de un gobierno que jamás pudo cristalizar las promesas de campaña. Y desde luego los periodistas y los medios más influyentes son una severa advertencia a su destartalada presidencia.

Su enfrentamiento con el Partido Republicano también le traerá graves y severas consecuencias. Fue un gravísimo error enviar a Marcelo Ebrard para instruir a los 52 cónsules, tengan reuniones informativas con los mexicanos e inducirlos a votar en contra del Partido Republicano. Y desde luego ya compró innecesariamente pleito con la poderosa prensa estadounidense tan crítica de su gobierno.

Desde hoy se advierte no le alcanzarán sus 23 millones de clientes electorales para perpetuarse en el poder, en un fallido intento de instaurar un minimaximato.  Ampliaremos…

 

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HOJAS LIBRES

La cárcel, el verdadero temor de AMLO

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De perder la elección presidencial en el 2024 * Sabe que la oposición podría meter a prisión al primer expresidente de México en el 2025 * López Obrador, asesino intelectual encubierto

 

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

 

Desde su paso por la oposición hasta su ejercicio como Presidente de la República, López Obrador ha utilizado la amenaza, la descalificación y la diatriba para atacar a sus adversarios reales o supuestos.

Así ha transitado desde el “cállate chachalaca”, “al diablo con las instituciones” y “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.

Al principio, y como opositor, se pensó era su posición política para enfrentar al priísmo y al panismo, hasta llegar a inventar un gobierno de ficción y su payasada de protestar como “presidente legítimo” en el Zócalo de la Ciudad de México.

Lo malo fue que ya después desde el poder, el tono virulento de su discurso se acrecentó contra todo síntoma de crítica y disidencia. Todos los que no están con él son enemigos del régimen: neoporfiristas, conservadores, neoliberales y cuánto epíteto se le ocurre desde la insania de su personalidad deformada.

La última destinataria de sus léperos pronunciamientos fue la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, al calificarla como protectora de jueces y magistrados que han liberado a delincuentes de cuello blanco. Ello en alusión a la negativa de girar orden de aprehensión en contra del ex gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

La mayor descomposición mental le vino al ciudadano López cuando un juez federal ordenó liberar las cuentas de la esposa de Genaro García Luna. Era más de lo que podía soportar. Al punto de la paranoia se atrevió a amenazar de enjuiciar a los jueces que se atrevieron a contradecir sus designios.

El ignorante de Palacio ignora que para proceder contra un juez o un magistrado, debe de esperarse hasta la resolución final para determinar si hubo o no transgresión a la ley.

Lo malo para López fue que en su incontinencia verbal no pudo ocultar su complicidad con el abyecto ministro Arturo Zaldívar Lelo (da) de Larrea, al reconocerle que con él había más vigilancia sobre los jueces y magistrados. El mismo que desde su posición de presidente de la Suprema Corte, en un acto de sumisión, diría: “Hay que escuchar el mandato de las urnas” en alusión a los 30 millones de votos de López Obrador. Vergonzosamente olvidó el ministro que la Corte no se mueve por votos sino por la constitucionalidad de sus actos.

Zaldívar, el mismo que permaneció semanas en la inconstitucionalidad, al no pronunciarse y callar cobardemente ante el intento de prolongar su mandato por dos años más para someterse a López Obrador. El mismo que permitió a López Obrador llamar mafiosos a los ministros que no votaran por la extensión de su mandato. En fin, el mismo que no exigió respeto para sus “compañeros” integrantes del máximo órgano jurisdiccional del país.

El coraje en contra de la ministra Piña Hernández le viene a López Obrador porque perdió a su alfil para presidir a la Corte. Yasmín Esquivel Mossa resultó una vulgar delincuente plagiaria de tesis doctoral y de licenciatura. Tanto intentó exonerarla el demente de Palacio que terminó por hundirla más en el desprestigio.

Sólo que Andrés Manuel se exhibió como protector de la delincuencia femenina de la 4T. Exactamente igual como lo hizo con la delincuente electoral Delfina Gómez, y observada con 800 millones de pesos en apenas siete meses como secretaria de Educación Pública.

Y desde luego la homicida por acción y omisión del Metro de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Una espléndida trilogía de la 4T como le gusta al lopezobradorismo.

Por eso sus desmesurados ataques en contra de una respetable ministra de carrera judicial y sin los pasivos que arrastra Esquivel Trampoossa. López Obrador, el tartufo que tanto lucra con la religión y sus estampitas mañaneras, pida a Dios no haya un atentado en contra de la ministra Piña Hernández y menos con resultados de consecuencias funestas. Iría con cargo a la cuenta de su discurso incendiario para predisponer  los ánimos de sus fanáticos seguidores o de sus propios enemigos para culparlo de sus lamentables provocaciones.

Ya hubo dos manifestaciones severas y graves en contra de la ministra presidenta. La primera cuando en redes sociales la presentan como el problema para la justicia. La solución, una bala. Y la segunda cuando una mujer vestida de toga y birrete, y un arma de utilería de alto poder, se apersonó a las puertas de la Suprema Corte para ofender a la institución que representa la ministra Norma Lucía Piña. El estribillo fue copiado de una espléndida canción infantil francesa: Martinillo.

Con voz aguardentosa y desafinada pretendía quedar bien con el jefe López cuando desentonó: “Norma Piña, Norma Piña, ¿dónde estás, dónde estás? Chingas a tu madre y te vas. Chingas a tu madre y te vas. Esta no es magistrada, es una naca de cabaret”.

El papel y el personaje la acomodó a la perfección. Se exhibió como la prostituta de la política que representa, al dejar al aire su extremidad inferior izquierda con una abertura en el vestido como se usa en los antros de arrabal. No hubo sorpresa. Es el lenguaje diario que utiliza e inyecta ánimos a López Obrador.

Esta agresión a las puertas de la Suprema Corte se viene a sumar a los enormes daños que López Obrador ha causado a diversos actores sociales y políticos, con su lenguaje ofensivo y de incitación a la violencia secundados por los fanáticos lopezobradoristas, como el espurio dirigente morenista Mario Delgado.

López Obrador ha arremetido también en contra de periodistas y ambientalistas defensores de la tierra. Los datos oficiales expresados por el mismo subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, el 27 de enero anterior, deberían de preocupar al Presidente de una parte de los mexicanos. Son 61 periodistas asesinados en lo que va del gobierno de López Obrador y 17 por lo que respecta únicamente al 2022.

Preocupante son también los datos que Global Witness da a conocer de los activistas de los Derechos de la Tierra asesinados en México durante el funesto gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Son 54 activistas que forman parte de un patrón por defender los grandes recursos naturales en contra de trasnacionales explotadoras de la flora y la fauna, grupos criminales violentos y gran corrupción gubernamental.

Según la misma Global Witness, el Cártel de Jalisco Nueva Generación ha hecho incursiones ilegales en la minería y sin respuesta por parte del Estado Mexicano, así como en los recursos maderables y pesqueros. Ello ha culminado en el asesinato de 27 defensores de los Derechos Humanos y de protección al Medio Ambiente.

Habría que preguntar, ¿cuántos de estos homicidios dolosos son con cargo al discurso beligerante y de incitación a la violencia de Andrés Manuel López Obrador?

Pero la mayor tragedia viene en los últimos meses del gobierno de López Obrador. Ante el temor de perder la elección presidencial del próximo año, desde ahora puede predecirse que va a intensificar su campaña de odio en contra de sus opositores, de los conservadores y de los neoliberales, quienes son sus enemigos imaginarios en su deformada personalidad.

Ello puede advertirse porque ya no pudo contra la corrupción, cuando en su gobierno hay mucho más corrupción que en el priísmo y el panismo a los que tanto critica. Y ya no pudo controlar la violencia de la que siempre ha dicho “vamos muy bien en materia de seguridad”, aun cuando las cifras de muertos y desaparecidos son mayores a las reportadas oficialmente durante los gobiernos de Peña Nieto y Felipe Calderón.

Ese es su verdadero temor. Perder las elecciones y que de llegar la oposición a la Presidencia, encarcele al primer expresidente de México en el 2025.  Ampliaremos…

 

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