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OPINIÓN

La salud de un rector

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En vista de lo acontecido con Enrique Graue, es necesario hablar también, de forma pública y para que la Junta de Gobierno lo considere, de la salud de las y los candidatos a ocupar la oficina de Rectoría en la UNAM, como un tema de seguridad y estabilidad de la vida institucional universitaria

 

GUSTAVO RENTERÍA

 

Enrique Graue Wiechers está enfermo y su salud ha sido motivo de que, al menos en un par de ocasiones, haga una pausa en sus responsabilidades como rector para someterse a tratamientos que han incluido hospitalización y lo han dejado fuera de circulación semanas completas.

Uno de esos episodios coincidió con alguno de los puntos más álgidos del enfrentamiento entre la ministra Yasmín Esquivel y la UNAM por el tema de la autoría de la tesis que le costó a la togada, nada menos que la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ese contexto y antecedente hacen oportuno reflexionar, en el proceso de selección del futuro rector de la UNAM que se vive, sobre el estado físico y abiertamente la salud de los aspirantes a suceder al médico que en breve concluye su mandato.

Ocupar la rectoría implica una tarea no sólo de gran responsabilidad, también altamente demandante y, por lo mismo, de un profundo desgaste tanto mental como físico.

Atender la buena marcha de las muchas tareas de la UNAM, con todo el entramado de intereses, legítimos muchos de ellos, pero también algunos no tanto, requiere de gran capacidad por supuesto y de profunda preparación, pero también de un carácter y un temple muy especiales, voluntad inquebrantable y, de la mano de todo ello, de una buena salud, si es posible óptima, para que lejos de ser un hándicap, se convierta en un soporte adicional al costo que implicarán las muchas tareas a enfrentar por el próximo rector o rectora.

Ahora que se habla incesantemente de la salud del Presidente como un tema de seguridad nacional, sería importante reflexionar si, con la madurez que debe caracterizar al debate entre universitarios, una vez que se ha conocido el caso de un rector con problemas de salud, Enrique Graue, es prudente hablar también, de forma pública y para que la Junta de Gobierno lo considere, de la salud de las y los candidatos a ocupar la oficina de Rectoría en la UNAM, como un tema de seguridad y estabilidad de la vida institucional universitaria.

Resultado de su alto nivel de preparación, muy por encima de la media nacional, La comunidad universitaria de la UNAM es especialmente delicada y quisquillosa.

Además, se trata de la madre de todas las universidades, pues lo que se hace en la UNAM se replica en el resto de las instituciones de educación superior del país, púbicas y también privadas.
En aras de dotar al proceso de selección del próximo rector de la máxima publicidad posible, para que la decisión de la Junta de Gobierno esté recubierta de la mayor legitimidad que se le pueda atribuir, todas y todos los aspirantes a la Rectoría deberían hacer público su expediente médico para que todas y todos conozcan cuál es su estado de salud.

Si acceden a ello, Laura Acosta, Patricia Dávila, Guadalupe Valencia, Germán Fajardo, Raúl Contreras, William Lee, Luis Álvarez Icaza, Leonardo Lomelí, Sergio Alcocer y hasta el rollizo Imanol Ordorika, habrán dado un paso al frente, puesto el ejemplo a la clase política, y fortalecido el proceso de selección del próximo o próxima inquilina de la principal oficina del sexto piso en la Torre de Insurgentes Sur. Ya veremos.

 

PUNTO... Y SEGUIMOS

Ayotzinapa, el gran compromiso incumplido de AMLO

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Termina su administración, se va a su finca sin esclarecer el caso de los 43 normalistas * A 10 años de los lamentables hechos, los padres de las víctimas acusaron a López Obrador de haber traicionado su confianza, de darles la espalda y de proteger al Ejército Mexicano

 

ALFREDO IBÁÑEZ

 

Andrés Manuel López Obrador terminó su gestión y no pudo con el caso de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

Las promesas que hizo para llegar al fondo del asunto fueron diversas, sin embargo, no supo honrar su palabra.

En 2018, como presidente electo, se reunió con los padres de las víctimas, se comprometió a esclarecer las circunstancias que rodearon la ocultación, así como a trabajar para conocer su paradero y para que se castigara a los responsables.

Ya con el poder en sus manos dijo: “Vamos a conocer lo que realmente sucedió… mi compromiso es no fallarle a las madres, a los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, al pueblo de México. No vamos a traicionar la confianza de nuestro pueblo”.

Sin embargó, conforme pasaron los años, el interés por esclarecer los sucesos se debilitó, el discurso solidario hacia los familiares de las víctimas cambió, se tornó agresivo y dio paso a la descalificación y al reproche.

A 10 años de los lamentables hechos, los padres de las víctimas acusaron a López Obrador de haber traicionado su confianza, de darles la espalda y de proteger al Ejército Mexicano.

Le recordaron su compromiso de esclarecer los acontecimientos y le reclamaron por qué -no obstante que sabe quién o quiénes son los responsables- no quiso proceder.

Adelantaron que continuarán con su exigencia de que presenten vivos a los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. No importa que haya cambio de gobierno o que coloquen vallas, gobierne quien gobierne, seguiremos en la lucha, advirtieron.

En su gestión el expresidente Andrés Manuel no pudo con el caso de los 43, lejos de avanzar en su aclaración, enturbió las investigaciones y creó un ambiente hostil con los padres de las víctimas.

Atrás quedaron aquellos días en los que les ofreció todo el apoyo de su gobierno, fiel a su costumbre los descalificó y dijo que son manipulados por la derecha.

Una vez más optó por la confrontación, así a 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, hereda a Claudia Sheinbaum Pardo relaciones rotas entre el gobierno y los padres de las víctimas.

Al final del sexenio flota en el aire la eterna sospecha de que en el atroz ataque hubo complicidad entre el grupo criminal Guerreros Unidos, el gobierno municipal, el estatal y el federal.

Al término del presente sexenio sigue viva la exigencia de que la verdad y la justicia se materialicen.

 

JORGE ROMERO, LIGADO AL CÁRTEL INMOBILIARIO, BUSCA DIRIGIR AL PAN

En el PAN se preparan para llevar a cabo el cambio de su dirigencia nacional, actualmente en manos de Marko Cortés, quien pese a hundir a ese partido, quiere junto con su grupo perpetuarse e imponer a su amigo el polémico Jorge Romero, señalado de encabezar el cártel inmobiliario en la Ciudad de México.

Serán 300 mil militantes los que el 10 de noviembre próximo voten para decidir quién tomará el control de ese instituto político.

Marko Cortés y su grupo se han apropiado de Acción Nacional, en su calidad de dueños, se repartieron senadurías, diputaciones federales y locales, así como alcaldías en las pasadas elecciones.

Pese a la terrible derrota electoral frente a Morena, se sienten con derecho para continuar al frente del PAN y se alistan para convencer o presionar a los panistas afiliados.

Adriana Dávila es la otra aspirante a presidir a ese instituto político, la cual se pronunció por democratizarlo.

Recientemente reconoció que los grupos que controlan al PAN están con Jorge Romero, por lo que demandó a sus compañeros panistas que si exigen democracia al gobierno federal, entonces que empiecen por hacerlo al interior y apliquen piso parejo en la renovación de ese partido.

Luego de sostener que la democracia en el PAN tiene que ser una realidad, se pronunció porque a los militantes se les permita decidir en libertad, que las nóminas del partido no pesen.

Difícil el panorama para Adriana Dávila, los grupos que detentan el poder al interior del PAN no están dispuestos a renunciar a sus beneficios.

Tienen el control de las nóminas en las localidades o entidades donde son gobierno, disponen a su antojo del padrón de afiliados, el cual por cierto está impugnado pues ha sido inflado para favorecer a quienes se han apropiado de ese partido.

Pese a lo antes expuesto, todo indica que Jorge Romero se alzará con el triunfo en noviembre próximo.

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CONGRESO DE LA UNIÓN

Manuel Añorve, solidario con los guerrerenses

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Pide al gobierno federal que se condone el pago de luz a damnificados tras el paso del huracán John * Se requiere un programa de reactivación y apoyo económico para las familias, comerciantes y empresarios del ramo turístico que incluya estímulos que ayuden a disminuir la carga financiera ante el desastre, expresa el coordinador de los senadores priístas

 

ERIC GARCÍA

 

Manuel Añorve Baños, senador del Grupo Parlamentario del PRI, pide al gobierno federal que las CFE condone en todos los municipios de Guerrero que sufrieron los estragos del huracán John el pago del recibo de consumo de luz durante los próximos seis meses o hasta que se recupere la normalidad.

En un punto de acuerdo que será presentado en la próxima sesión del Senado, Añorve Baños realizará la petición formal para promover la recuperación de las familias, así como las instalaciones hoteleras y comercios del puerto turístico afectados por el fenómeno meteorológico.

El senador guerrerense precisó: “Se requiere un programa de reactivación y apoyo económico para las familias, comerciantes y empresarios del ramo turístico que incluya estímulos que ayuden a disminuir la carga financiera ante el desastre y que contribuya significativamente a la recuperación a largo plazo de la comunidad”.

Dijo que el gobierno federal tiene que promover un esquema que permita fortalecer el tejido social para que se restablezca la economía local y se promueva la resiliencia frente a este y futuros desastres.

Agregó que entre estas acciones está no pagar los recibos de luz durante los próximos seis meses o hasta que se registre el retorno a la normalidad laboral, financiera y turística en el puerto de Acapulco, Chilpancingo, Costa Chica, Costa Grande, la Montaña, la Sierra y en todas las zonas afectadas por el huracán John.

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PULPO POLÍTICO

¡Presidenta!

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Claudia Sheinbaum detalla sus 100 compromisos de gobierno * La Primera Mandataria ofreció continuidad en medidas adoptadas por el exmandatario López Obrador, como los programas sociales, el IMSS-Bienestar; concluir las obras iniciadas por él y mantener la política de Austeridad Republicana

 

MARCO ANTONIO FLORES***

 

Este martes 1 de octubre de 2024 es una fecha que quedará enmarcada en la historia de México.

En la Cámara de Diputados, Claudia Sheinbaum Pardo tomó protesta como la primera presidenta. Al llegar al recinto, fue recibida por una comisión exclusiva de mujeres y, al ingresar al pleno, fue recibida con los gritos “¡Presidenta!” y “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”.

Fue Ifigenia Martínez, catedrática y pionera política, quien le puso la banda presidencial a Sheinbaum Pardo en un acto simbólico.

En su primer mensaje a la nación, Claudia Sheinbaum agradeció la presencia de representantes de 105 países de América, Europa, Asia y África. Asimismo, hizo referencia a “la invasión española” y aplaudió la gestión del exmandatario Andrés Manuel López Obrador.

La primera presidenta constitucional aseguró que “es tiempo de mujeres” y que “no había llegado sola” sino que habíamos “llegado todas”.

Tras subrayar que la reducción de la pobreza forma parte de un “humanismo mexicano”, la Mandataria textualmente condenó el clasismo, racismo y machismo. “No es sólo un asunto de tolerancia”, sostuvo. En su discurso, Claudia habló sobre la diversidad sexual y apuntó que la discriminación es un obstáculo para el acceso a la justicia.

Posteriormente, hizo un breve repaso por sus propuestas de campaña, resaltando la creación de nuevos programas del bienestar, las becas para estudiantes de educación pública, la creación de nuevas universidades, el aumento del salario mínimo, el fortalecimiento del uso de energías renovables y la ampliación de las vías de transporte (las rutas de tren).

La Presidenta dio especial atención a la reforma al Poder Judicial, asegurando que ésta tiene como finalidad la autonomía. La reforma a la Guardia Nacional fue otro de los temas en los que se detuvo aclarando que el que este mando pase a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mantiene una distancia considerable con la estrategia calderonista de “la guerra contra el narcotráfico” y que quien considerara que esta reforma es parte de un proyecto de militarización “está equivocado”.

También la Ejecutiva federal declaró que “jamás se usará la fuerza del Estado para reprimir al pueblo”.

Casi al final de su discurso, rescató la labor de las mujeres en la historia de México e hizo una mención especial a las trabajadoras del hogar por sostener la vida a través de los cuidados. Asimismo, la Primera Mandataria demandó que se hable en femenino en las profesiones y que se le llame Presidenta.

Luego de su discurso ante el Congreso de la Unión, la Primera Mandataria se dirigió a Palacio Nacional, para posteriormente dar un mensaje a la nación en el Zócalo capitalino.

 

SUS 100 COMPROMISOS

En su primer discurso ante el Zócalo de la Ciudad de México, la Presidenta Sheinbaum enumeró los cien compromisos de su administración; una lista muy parecida a la que hace seis años leyó Andrés Manuel López Obrador en el mismo lugar, con unas cuantas novedades, como la reforma para revertir la reelección de legisladores y presidentes municipales, la creación de la Secretaría Anticorrupción en sustitución de la actual Secretaría de la Función Pública y la creación de una red de Farmacias del Bienestar.

Claudia ofreció continuidad en medidas adoptadas por López Obrador, como los programas sociales, el IMSS-Bienestar; concluir las obras iniciadas por él y mantener la política de Austeridad Republicana.

Ofreció mantener y mejorar programas como “La escuela es nuestra”, “La clínica es nuestra”, “Jóvenes construyendo el futuro”, “Becas Benito Juárez” y el de pensión de adultos mayores -el más añejo del lopezobradorismo-.

Un satélite mexicano propio, el programa espacial mexicano, un programa de autos eléctricos, apoyos a la ciencia y la tecnología; fomento al deporte de alto rendimiento, a la cultura, a la educación artística y a la lectura, fueron también parte de sus compromisos.

La Primera Mandataria dividió su discurso en más de diez ejes que agrupan sus cien compromisos, a los que denominó República sana, República lectora, República segura, República con acceso a la vivienda, República de y para las mujeres, República con trabajo y salario justo, República justa y solidaria; República soberana y con energía sustentable, entre otros.

Entre las novedades, anunció una reforma constitucional para garantizar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres; la creación de la Secretaría de la Mujer y una ley para que el agresor salga de casa, y evite que las mujeres tengan que abandonar sus hogares cuando hay violencia doméstica.

Anunció programas nuevos, como el “cosechando soberanía”, para garantizar la soberanía alimentaria en el país, y “Alimentación para el Bienestar”, con la fusión de Segalmex y Diconsa.

En materia energética, anunció que continuará con las políticas aplicadas por AMLO para fortalecer a Pemex y la CFE, aunque dijo que habrá una política de energías renovables que permitan que en 2030 tengan una participación del 45% en el sector.

Señala que va a concluir el Tren Maya y anunció su extensión hasta la ciudad de Progreso, Yucatán.

En su programa de construcción de red ferroviaria, enumeró trenes de pasajeros como el México-Querétaro; terminar el México-Toluca, las rutas México-Puebla y Guadalajara a Hermosillo, entre otras.

En el punto noveno, prometió -otra vez- atender el Caso Ayotzinapa, “hasta encontrar” a los normalistas desaparecidos hace diez años.

Y de los puntos 95 a 99, enumeró acciones para una República medioambiental y la República con derecho al agua.

Su compromiso número cien y último lo dedicó a una de las demandas más sentidas: República segura y con justicia.

“Garantizaremos la disminución de los delitos de alto impacto, no regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón. Mantenemos nuestra convicción de que la seguridad y la paz son fruto de la justicia”, dijo.

“La Comandanta Suprema es una civil y es mujer, y nunca vamos a dar la orden para reprimir al pueblo de México”, prometió ya casi al final de su discurso.

Con Jesusa Rodríguez como maestra de ceremonias, Sheinbaum recibió el bastón y se fundió en un abrazo con mujeres de diferentes etnias, que hicieron sonar caracolas y quemaron copal en su honor.

Eran las 16:40 horas cuando Claudia Sheinbaum inició su discurso ante el Zócalo y, en las primeras líneas, hizo un nuevo elogio al expresidente, gritando la arenga de batalla: “es un honor estar con Obrador”.

Y repitió dos de sus frases clásicas: “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” y “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.

Como hizo en el Congreso, llamó presidente a AMLO y explicó: “Y digo presidente porque es el mejor presidente que ha tenido México”.

De inmediato, y como también hizo AMLO en 2018, Claudia pidió paciencia al público para leer los cien compromisos de su administración.

El primero, también reminiscencia del lopezobradorismo, fue el de “mantener la separación entre el poder económico y el poder político”.

La Presidenta leyó su discurso en un templete colocado bajo los balcones del Palacio Nacional, y con un colorido mosaico de mujeres indígenas, vestidas con sus trajes bordados a mano.

Frente al templete, en una zona habilitada para invitados especiales, estaba su gabinete legal y ampliado, con el que a partir de hoy ejerce el gobierno; gobernadoras y gobernadores, y cientos de legisladores de los partidos de la coalición gobernante. En otra zona había asientos reservados para “directivos de medios e influencers”.

Cerró su discurso, de poco más de una hora, con nuevas referencias a López Obrador y repitiendo otras frases del expresidente, de quien dijo haber aprendido la obligación de recorrer el país.

“Tengo claro que nuestra vía es la felicidad del pueblo, tengo claro que el segundo piso de la Cuarta Transformación lo vamos a hacer todas y todos; me comprometo a entregar lo mejor de mí misma por el bienestar del pueblo de México. Me comprometo a defender siempre a México.

“No les voy a fallar”, concluyó, “me comprometo a no mentir, a no robar y a nunca traicionar al pueblo de México, me comprometo a seguir haciendo historia. ¡Que viva la Cuarta Transformación, que viva México!”.

Casi a las 6 de la tarde se entonó el Himno Nacional. Sheinbaum bajó del templete y saludó a algunas personas que estaban en las primeras filas detrás de las vallas, regresó al Palacio Nacional acompañada de su esposo y en la plaza continuó la fiesta.

Definitivamente fue una fiesta lo que se vivió en el Zócalo capitalino, en donde, de manera concreta, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se comprometió a consolidar el segundo piso de la Cuarta Transformación.

 

***Analista y consultor.

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