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LA FERIA

A trancas y barrancas

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Elección histórica, pues en ningún país del planeta se elige por voto popular a los juzgadores federales * En Bolivia las últimas elecciones de jueces ha sido un fracaso terrible y su ciudadanía se siente engañada * Con todos los errores y fallos propios de toda actividad humana, México dio al mundo no solo grandes juristas sino tribunales respetados

 

ADOLFO LOPEZ MAÑÓN

 

Tiradero.

La siempre sabia abuela Elena -contado por ella-, ayudaba a su hija mayor, tía Elenita, con los preparativos de su ya inminente boda, quien le dijo que para la luna de miel quería comprar ropa de dormir “muy bonita”, y la abuela ilustró a su hijita: -Como quieras, pero si algo sé, ni la vas a estrenar -no la estrenó, decía la abuela con su mirada sonriente.

 

EL PUEBLO MANDA

Hay cosas muy previsibles y a veces se agradece. En esta ocasión el juntapalabras escribe sin saber los resultados de la elección del Poder Judicial del Bienestar, pero sabe sin temor a equivocarse, cuáles serán las declaraciones de nuestras rumbosas autoridades y las del partido único nacional que hoy campea por sus fueros en México:

“Triunfó la democracia. Fiesta popular. Elecciones en paz. El pueblo manda. Nunca más jueces de privilegio. Se acabó la corrupción judicial”. Ni que fueran tan creativos.

Si votó muy poca gente, dirán que es mejor que antes, cuando el Ejecutivo federal ponía a dedo a los jueces (que no es cierto, el Senado elegía a los ministros de la Suprema Corte y si no, entonces el Presidente los nombraba, como último recurso; a jueces y magistrados, los elegía el Consejo de la Judicatura Federal, integrado por miembros designados por el Ejecutivo, el Senado y el Pleno de la Suprema Corte… no eran enchiladas).

Si votó no tan poca gente, se repite lo de que es mejor que antes. Si votó mucha, muchísima gente… no dirán nada porque no sucedió.

Lo del domingo 1 de junio se hizo a trancas y barrancas, haciendo caso omiso del escándalo que en el mundo civilizado provocó esta elección del Poder Judicial federal. Y mintiendo. El mero mole cuatrotero.

Doña Sheinbaum dijo en su cuenta X el 23 de agosto de 2024: “Información muy relevante: en 43 de los 50 estados de los Estados Unidos de América se eligen los jueces por voto popular”. Mentira. En Estados Unidos no se elige a ni un juez federal. Cero. NI UNO.

Solo eligen por votación popular a los jueces locales de trece estados (13), más ocho estados, en que los partidos políticos eligen candidatos y se votan.

En otros 21 estados usan el ‘Plan Misuri’ (una comisión formada tres ciudadanos, tres abogados y el presidente del Tribunal Supremo, selecciona candidatos por su mérito y el gobernador escoge uno de los que le proponen); en otro estado, Michigan, usan un sistema casi idéntico al ‘Plan Misuri’; en dos estados los elige el congreso local; y en 5 los pone el gobernador, ahí sí, a dedo.

Y hay un detallito que la señora del bastón de palo no mencionó: en EU, esos jueces no deciden NADA, resuelve un jurado popular. Es su modo y todo es jurisprudencia (‘Common Law’, la Ley Común, más sus leyes y normas, claro, pero prevalece la jurisprudencia, los precedentes, mejor dicho).

No es por ofender, pero el sistema yanqui es muy defectuoso… prescinde de cositas como ¡el Derecho Romano! Como sea, lo que afirmó la señora de Palacio fue mentira, redonda.

Y además, en EU, para ser juez la formación jurídica es indispensable, no se crea que eligen a cualquiera; se fundamenta en estudios académicos muy exigentes y de caso (de precedentes como quedó dicho arriba), sistema originado en la Universidad de Harvard en 1870 y adoptado por el país entero.

Sí importa dejar muy, muy claro que no van de candidatos a jueces los más simpáticos… no, es requisito ser aprobado por la Barra Americana de Abogados.

 

BOLIVIA LO HIZO… Y AHORA NO SABE CÓMO SALIR

Pero en ningún país del planeta se elige por voto popular a los juzgadores federales, ni en Bolivia, donde desde 2011 y a iniciativa impuesta por Evo Morales (ese encanto de señor), se elige así al Tribunal Constitucional Plurinacional, al Supremo de Justicia, al Agroambiental y al Consejo de la Magistratura, con pésimos resultados:

En la primera elección, la de 2011, el entusiasmado electorado boliviano anuló el 57.67% de los votos y sólo fue válido el 21.33 por cientoi.

Luego, en la elección de 2017, la gente anuló más votos, el 64.98% y los válidos bajaron al 19.02 por ciento.

Para la elección de 2023, la gente se llevó la sorpresa de que los jueces se prorrogaron a sí mismos su mandato (¡olé!), y finalmente los comicios fueron el 15 de diciembre de 2024 (y esta vez, mágicamente el electorado nada más anuló el 33% de las boletas… ha de ser).

Ese Tribunal Constitucional boliviano elegido -según los dictados de Evo Morales- le aprobó un tercer mandato presidencial contra lo ordenado por su Constitución.

Y esos mismos tribunales de don Morales, metieron a la cárcel a la presidenta Jeanine Áñez, quien asumió el cargo después de la renuncia de don Evo (por orden de sucesión le tocaba), pero igual le recetaron 10 años de prisión… sigue presa, lleva cuatro años.

Así es la justicia aplicada por jueces electos por el pueblo sabio, de entre candidatos puestos al gusto de la casta política.

El actual presidente del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, Óscar Abel Hassenteufel Salazar, declaró en diciembre del año pasado, con motivo de las elecciones últimas, las del 15 de diciembre de 2024, que “a los bolivianos no les gusta este tipo de elección de jueces”.

En Bolivia, ahora, la pregunta es si esas fueron las últimas elecciones de jueces porque ha sido un fracaso terrible y su ciudadanía se siente engañada: Se partidizó la justicia, nada más.

En las mediciones del Proyecto de Justicia Mundial, el sistema judicial de Bolivia en 2015 estaba en el lugar 94 (de 142 países); en 2017, bajó al 106; al lugar 119 en 2019, y en 2023, quedó en el 131. Van rebien.

El actual caso mexicano es escandaloso. Somos un país en el que en 1533 doce años después de la conquista, ya teníamos cátedras de leyes porque la corona española consideró indispensable formar juristas acá para tener juzgadores propios, con estudios de derecho, con experiencia y cualidades: ahí empezó a estructurarse la judicatura mexicana.

Con todos los errores y fallos propios de toda actividad humana, México dio al mundo no solo grandes juristas sino tribunales respetados.

Y… bueno, ya estaremos como Bolivia, viendo cómo arreglar el tiradero.

LA FERIA

La elección judicial, democracia e inseguridad ponen en riesgo al T-MEC

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Ya EU señala que no tiene caso revisarlo o actualizarlo porque México no cumple en partes importantes * Craig A. Deare, coronel retirado, especialista en inteligencia, oficial del Ejército en el Área Extranjera en Latinoamérica, entre otras cosas, declaró que la próxima revisión del tratado trilateral T-MEC “no se limitará a asuntos económicos. Vamos hablar de la reforma del sector judicial, de temas electorales democráticos (…) como también de seguridad. Todo eso será parte del paquete”

 

ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN

 

Pantagruélico.

Contaba la abuela Elena, que allá en Autlán a principios del siglo pasado, un tal don Panchón, era el ranchero más rico, el más matón y tremendo para eso de las faldas pues que se supiera, tenía hijos con 17 mujeres.

Así, una prima de la abuela, de las guapas de quitar el hipo, dijo a su papá que don Panchón la requebraba, la galanteaba, le decía “cosas” y que le iba a decir que sí, pero casada en la iglesia.

Y aquél viejo correoso, dijo: -No, mi’ja, nada de casorio, váyase de su querida, pa’que cuando se aburra y la deje, usté’ se pueda casar con otro -historias de antes (se fue con él, no se quede con la duda).

 

EN RIESGO EL TRATADO COMERCIAL

No es falta de respeto ni ganas de moler, pero de veras, que alguien de sus cercanos tenga piedad de doña Sheinbaum, ¡por el amor de Dios!

No se vale que la dejen hacer el ridículo, además de que sí irrita que con sus metidas de pata ponga a México como lazo de cochino. Éramos respetados en el plano internacional. Éramos.

Van dos días seguidos, el miércoles y el jueves pasado, que la señora del Segundo Piso, dice que no hay riesgo de ruptura del T-MEC, refiriéndose a lo que dijo el tipo ese, Trump, de que si le sale del forro de la voluntad (la de él, por supuesto), tira a la basura el tratado actual para ‘arreglarse’ con México por su cuenta (no lo dijo así, dijo: ‘tratado bilateral’… o nada, seguirle con sus aranceles).

Según la señora del bastón de caramelo, el T-MEC no se puede cancelar porque, según ella, es ley.

Dijo: “El tema es ley en Canadá, en Estados Unidos y en México, se pasó por los Congresos, entonces si quisiera cambiarse tendría que hacerse una revisión muy profunda”. Usted nomás quédese con lo de la “revisión muy profunda” (¡qué pena con las visitas!).

A ver, señito, el T-MEC sí tiene fuerza de ley, pero queda hecho papel mojado (en llanto) si uno de sus integrantes nomás lo “denuncia”. “Denunciar” un tratado en derecho internacional significa retirar el consentimiento, terminar con el vínculo obligatorio del tratado, abrogarlo, poner fin a su aplicación, es causal suficiente de anulación.

La cosa no es arbitraria, nadie está sujeto al humor del que anden sus socios; está normado por la ‘Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados’, a la que México se adhirió hace 45 años, en 1980, cuando entró en vigor en todo el mundo (no es cierto, nomás en 118 países). No es ninguna novedad, señora Sheinbaum.

Esa Convención previene (es de sentido común), que los tratados se puedan terminar (no son bodas por la iglesia), y en su artículo 54, inciso a), dice que un tratado se termina y sus miembros se pueden retirar de él, “conforme a las disposiciones del tratado”, en este caso, las del propio T-MEC (entre otras posibilidades que no vienen al caso). Y eso es lo que andábamos buscando.

Es de no creerse que en Palacio nadie le pase a la fidelísima idólatra del Señor de Macuspana-Badiraguato, una copia del texto del T-MEC, subrayado con plumón amarillo en el artículo 34.6 (Capítulo 34, Disposiciones Finales), en que está pactada la “denuncia” del tratado, del T-MEC; dice:

“Una Parte podrá denunciar este Tratado mediante la presentación de una notificación por escrito de denuncia a las otras Partes. Una denuncia surtirá efecto seis meses después de que una Parte presente la notificación por escrito a las otras Partes (…)”.

Señora Sheinbaum, de todos los respetos de cuatroteros y similares, si al fétido, infame patán, atrabiliario, gañán e insufrible Trump se le ocurre denunciar el T-MEC… ¡abur!, en seis meses no tenemos nada y la economía nacional se va al voladero.

Esa Convención de Viena explica qué se puede “denunciar” de un tratado… y créalo, México llena todos los requisitos para que el Tío Sam nos bote como querida que lo aburrió. Apenas el viernes 3 pasado, Jamieson Greer, representante de Comercio de EUA, ante el New York Economic Club de Nueva York, declaró: “(…) No tiene mucho sentido hablar de extender el tratado o actualizarlo, cuando México ni siquiera está cumpliendo con partes importantes”. ¡Áchis!, no es puntada del Trump.

Por su lado, Craig A. Deare, coronel retirado, especialista en inteligencia, oficial del Ejército en el Área Extranjera en Latinoamérica, profesor decano de Asuntos de Seguridad Internacional de la Universidad de la Defensa Nacional de EUA, entre otras cosas (no es un pelagatos), declaró hace días a La Jornada, que la próxima revisión del T-MEC durante el año que entra “no se limitará a asuntos económicos. Vamos hablar de la reforma del sector judicial, de temas electorales democráticos (…) como también de seguridad. Todo eso será parte del paquete”.

Sí, señora Presidenta Sheinbaum, la esperpéntica reforma al Poder Judicial, impuesta por su mentor, faro, guía y luz, “el-mejor-presidente-de-la-historia-de-México”, tiene con los pelos parados al Tío Sam porque es una aberración y lo advirtió Ken Salazar siendo embajador en México: “La elección popular de jueces pondría en riesgo la democracia en México y la relación comercial con Estados Unidos, y facilitaría la intromisión del crimen organizado en la justicia”.

Los yanquis (sus gobernantes), son lo que usted quiera, pero no tarugos, no son el primo bobo del norte, son como la rabia y por eso son (todavía), lo que son, el imperio.

La reforma al Poder Judicial la tienen muy estudiada y para ellos afecta varios capítulos del T-MEC: los 2, 18, 21 y 22, sobre integración comercial; el 14, sobre el trato equitativo que debe recibir la inversión; el 23, sobre relaciones laborales; el 27, sobre políticas anticorrupción; aparte de que consideran compromete la defensa de los derechos humanos y la calidad de vida; y permite -según ellos, que son muy mal pensados- la injerencia de grupos de interés y de los grupos criminales” (hoy, terroristas, detallito).

Todo se puede esperar de los EUA, excepto que hagan algo contra sus intereses. Lo más probable es que sigamos teniendo tratado comercial, con o sin Canadá, pero van a apretar, apretar mucho. Es lo malo de meterse a la cama con un gigante pantagruélico.

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LA FERIA

Al gobierno no le importa la gente

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¿Se protegió a la ciudadanía de los abusos y violencia de algunas manifestaciones? * La violencia la debe impedir la autoridad, no se trata de hacer matanzas ni apalear indiscriminadamente, pero sí de enfrentar con vigor y detener a cada uno de esos intocables “encapuchados” que la autoridad sabe muy bien quién los organiza, entrena y dirige (y cobra por sus servicios) * Claro que hay fuero presidencial

 

ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN

 

Más fuero.

Tío Macro, aquél de Autlán, el grandote de pocas palabras y macho como de película en blanco y negro, a tía Mariquita y sus 14 hijos (con ella), nomás les daba órdenes, como a sus caporales y peonada, hasta que un día, la tía, enojadísima le preguntó a voces porqué jamás pedía opinión de nada y el tío, entrecerrando los ojos, como reflexionando, respondió: -… ¡tcht!… no lo había pensado… ha de ser que no me importa -¡ah, bueno!

 

MORENA BUSCA LA PERPETUIDAD

Advertencia: lo que sigue es políticamente incorrecto y puede herir la sensibilidad de algunas personas, se sugiere discreción: al gobierno le importa un pito la gente.

Si no es mucho abusar de su resiliencia (horrible palabra que está de moda y se usa mal), entérese de lo que le importa al gobierno: seguir siendo gobierno y de ser posible, perpetuarse en el poder. Nota: los 35 años de porfiriato son pocos, la meta a alcanzar son los 70 años de priísmo.

Se refiere su juntapalabras a los gobiernos de esta nuestra risueña patria, a todos, los tricolores, los azules y hoy los guindas. Ignora su textoservidor si esto es así en otros países, pero en casi toda Iberoamérica, sí.

Se puede intentar el análisis de los programas y acciones de gobierno, para verificar que la gente les importa un reverendo y serenado cacahuate, pero se presta a discusión y nunca falta el que está de acuerdo o muy de acuerdo (como ponen en las encuestas), con lo que para otros son barrabasadas; un ejemplo: hay gente que está de acuerdo y muy de acuerdo, con el nuevo Poder Judicial elegido por cuatro gatos y previa tómbola (sí, hay ciudadanía semoviente, créalo).

Una manera simple de confirmar que el tenochca simplex del peladaje nacional, a nuestros gobiernos les importa menos que el clima en Hawaii, es eso de las multitudinarias manifestaciones, marchas, plantones y protestas callejeras. Se supone que a los gobernantes les debería preocupar mucho que en muchedumbres, la gente exprese repudio o exija algo, se supone, pero en México no, acá esas multitudes les preocupan lo mismo que los perros anden descalzos.

Después de lo de Tlatelolco en el 68, después del 71 y el ‘Halconazo’, nuestros gobernantes entendieron clarito, primero, que las manifestaciones, ni terminando en hechos de sangre, tumban al gobierno; y segundo, que las protestas masivas no los obligan a nada, así exijan lo más obvio y sensato.

La consecuencia es lo que vemos: Se permite toda manifestación, pacífica, violenta, como sea y el gobierno, de cualquier color, se disfraza declarando que salvaguardó la integridad de los asistentes y protegió la libertad de expresión.

Así, las manifestaciones han proliferado y ya no pocas -más bien muchas-, son un muy buen negocio, el de extorsionar a la autoridad con la complicidad de algunos funcionarios.

Piense en el Barzón, Antorcha Campesina, el Frente Popular Francisco Villa, que rentan a su gente para manifestaciones ajenas. Un caso estelar de esta industria de la protesta fueron las marchas del Pejehová a la CDMX, pagadas al contado, como aceptó Manuel Camacho Solís el 11 de febrero de 2004, ante la Comisión Permanente del Congreso (nueve mil millones de pesos viejos le entregó al redentor patrio).

No exagera este tecladista en lo de la plaga de manifestaciones. Con datos de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, en el sexenio del Pejecutivo -hasta el 31 de julio de 2023-, hubo 16 mil 431 manifestaciones a las que fueron 7 millones 392 mil 241 de entusiastas. ¿Se arregló algo gracias al protestódromo que es la capital nacional?, no, nada. ¿Se protegió a la ciudadanía de los abusos y violencia de algunas manifestaciones?, no, tampoco: le importa un pito la ciudadanía al gobierno.

El jueves de la semana pasada, en la reglamentaria marcha de protesta por el 2 de octubre de 1968, hubo los asaltos, bombas molotov, daños a edificios de siempre, pero esta vez terminó con más violencia de la acostumbrada: 29 personas y 94 policías heridos, de ellos, 16 hospitalizados, tres graves. Hay un detenido que asaltó una joyería.

El socarrón secretario de Gobierno de la CDMX, César Cravioto, informó que del total de 10 mil manifestantes, hubo 350 encapuchados que fueron a “provocar” y rechazó (¡así se forjó el acero!) que se hubieran registrado “enfrentamientos”, ya que la policía no reaccionó a las “provocaciones”.

¿Ve?, nada les importa, nada. Enfrentamiento debió haber y hubiera tal vez menos heridos entre la gente común y sin duda, muchos menos entre los policías que mandan al matadero.

La violencia la debe impedir la autoridad, sin trapitos calientes, que hay todos los medios para meter en cintura a esos grupos por grandes que sean, todos los medios.

No se trata de hacer matanzas ni apalear indiscriminadamente, pero sí de enfrentar con vigor y detener a cada uno de esos intocables “encapuchados” que la autoridad sabe muy bien quién los organiza, entrena y dirige (y cobra por sus servicios).

 

CLARO QUE HAY FUERO PRESIDENCIAL

¿Apetece usted otra prueba de que al gobierno le importamos un pito?… bueno, cuando nos mienten con cínico descaro, es lo mismo. La señora del Segundo Piso declaró en su mañanera del 2 de octubre, que va a proponer al Congreso eliminar el fuero a los legisladores y agregó galana, muy segura: “La Presidenta no tiene fuero, ¿por qué tiene que haber fuero?”.

No hay espacio para darle unas 2,375 razones para el fuero, otro día señito. Pero sí hay que aclarar que tiene fuero y lo sabe. No diga mentiras.

Su fuero está vigente en la Constitución como se reformó en tiempos del Pejecutivo, el 19 de febrero de 2021, artículo 111, párrafo cuatro: “Para proceder penalmente contra el Presidente de la República, sólo habrá lugar a acusarlo ante la Cámara de Senadores (…)”, que remite al artículo 110 párrafo quinto, vigente desde 1982 (ni loco el Pejeremías lo iba a reformar): “Conociendo de la acusación la Cámara de Senadores, erigida en Jurado de sentencia, aplicará la sanción correspondiente mediante resolución de las dos terceras partes de los miembros presentes en sesión (…)”.

Señora Sheinbaum: ¿así o más fuero?

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LA FERIA

¡Aguas cuando hay optimismo oficial!

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Se habla de todo… menos de lo más importante * ¿Será que vamos bien y vamos a ir mejor, como dice la Primera Presidenta? * El optimismo como estrategia ante la realidad, es pertinacia, fomenta la pasividad colectiva, normaliza la adversidad

 

ADOLFO LÓPEZ MAÑÓN

 

Sudor y lágrimas.

Tío Quique (Enrique, claro), fue por sobre de todas las cosas un profesional del optimismo.

Cuando pidió a la que fue su esposa que fuera su novia, ella le confesó muy atribulada que estaba embarazada de uno que nomás se fue y él dijo: -Bueno, ya sabemos que puedes tener hijos –una vez se les incendió la casa y la consoló: -Anímate mujer, que vas a estrenar todo –cuando enviudó dijo que le daba alegría no haberle dado el disgusto a su mujer de morirse antes.

Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, un día que se hablaba del optimista tío, apostrofó: -No era optimista, era tonto -bueno, según se vea.

 

LAS BUENAS NOTICIAS

De veras, no nos la merecemos. A veces este menda siente remordimiento por no haber ido a dar gracias a la Morenita del Tepeyac (caminando, la edad no da para ir de rodillas), por habernos mandado a doña Claudia.

Mire si no: El jueves pasado 24 de septiembre, en su amena conferencia madrugadora, nos hizo saber una gran noticia que a nosotros, tenochcas simplex distraídos, se nos iba a pasar, pero, Dios Bendito, ella nos la hizo saber (abróchese el cinturón, no diario hay noticias así):

“(…) Entonces, Banamex regresa a un empresario mexicano en una transacción legal que comienza a darse en un 25%, y yo considero que es una muy buena, una buena noticia”.

Sí, ¡aleluya!, ¡aleluya!, ¡hosanna en las alturas!, la cuarta parte de Banamex la compró un mexicano, ¡qué buena noticia!… ¿sí?… ¿de veras?… ¿nos beneficia en algo?… ¿bajarán los intereses?… ¿darán más créditos?… ¿pagarán más impuestos?… ¿subirán los sueldos de sus empleados?… ¿deberíamos organizar fiestas para celebrarlo?, digo, mínimo ¡al Zócalo!

Cuando los jefes de Estado se instalan en el optimismo oficial y hablan de todo y también de lo menos importante, póngase en guardia. La señora del Segundo Piso promueve chocolate, anuncia el café del Bienestar, regaña a Salinas Pliego, celebra que un señor haya comprado una parte de un banco… ¿de qué no quiere hablar?… ¿o no tiene de qué hablar?

Este juntapalabras no propone que la titular del Poder Ejecutivo sea pesimista ni una fuente de malas noticias, no, pero tampoco parece prudente decir cosas como “vamos bien y vamos a ir mejor, repito: vamos bien y vamos a ir mejor”, como dijo en su discurso del 1 de septiembre con motivo de su Primer Informe de Gobierno.

¿Vamos bien?… lea usted por su cuenta el artículo ‘No vamos bien’, de Raúl Trejo Delarbre, en la revista Nexos del 9 de septiembre, en el que -con cifras del propio informe de gobierno de la señora del bastón de palo- queda muy claro que -comparando con el último año de Peña Nieto- no vamos nada bien… y queda sembrada la duda de si la señora de Palacio leyó su informe.

¿Y vamos a ir mejor?… pues ojalá, porque a la fecha la cosa no pinta nada bien. Mire usted, nos han dicho hasta hartar que ha crecido la Inversión Extranjera Directa (IED), en el país, gracias (por supuesto) al entusiasmo y confianza que da este gobierno transformador a los inversionistas… no es cierto; con datos oficiales, del INEGI, a tasa anual, la IED ha caído el 6.7%; perdone, usted, señora. También se regodea el gobierno diciendo que el Producto Interno Bruto crece más de lo que decían los pronósticos… puede ser, pero sigue estando a menos de la mitad de lo que crecíamos con los neoliberales.

¿Vamos bien, señora?… ¿lo dice en serio?… en el presupuesto de este año de su gobierno de usted, señora, el gasto para el sector salud se recortó en 12.2% (122 mil millones de pesos menos), respecto de 2024; y peor, ya a la hora de gastar efectivamente, al primer trimestre de este su primer año de gobierno, señito, el gasto en sanidad pública fue el más bajo desde 2010; ejercieron casi 152 mil millones de pesos y dejaron de gastar 45 mil 400 millones de pesos, el 23% menos de lo que pusieron en el presupuesto, ¿qué pasó?

Y se anticipa este su texto servidor a la respuesta oficial de que son necedades de los comentócratas. ‘Tá bueno. La que se lleva se aguanta: lo dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que orgullosamente pertenece nuestro país: tenemos la peor cobertura de salud entre sus miembros, que gastan en promedio 67 mil pesos por cabeza, mientras México destina sólo 10 mil pesos… y en el IMSS-Bienestar es peor: 4 mil pesos por persona (Dinamarca, se lo digo sólo por moler, gasta 91 mil pesos per cápita, solo por moler).

Otro dato que no es de la comentocracia mexicana, infame, fifí, conservadora y enemiga de estos santos cuatroteros: en el reporte 2024 del Índice de la Paz (GPI, por sus siglas en inglés), México es uno de los países más inseguros y violentos del mundo, ubicado en el sitio 138 de 163 naciones, entre Camerún y Turquía, con 191,032 homicidios dolosos en el sexenio del Pejehová, mientras en el de Peña Nieto fueron 130,626 y en el del villano favorito de la 4T, Calderón, fueron 102,812 (y con Fox 53,275). ¡Qué bien vamos!

De la corrupción que ameritó que sacara su pañuelito blanco el de Macuspana, vamos para atrás: Transparencia Internacional en su informe de 2024, pone a México en el lugar 140 de 180 países, empatado con Nigeria, Uganda y otros impresentables. Es la peor calificación desde 2012. Y en la OCDE, entre sus países miembros, somos la nación más corrupta.

Por si la dama del segundo piso no le cree a esas organizaciones internacionales, ahí está el dato del INEGI, su INEGI: en 2023, el 83% de la población considera que la corrupción en México sigue siendo un problema “frecuente o muy frecuente”; y en el 29% de los hogares alguno de sus integrantes sufrió algún delito. Sí, no vamos bien y si no se pone lista la señora, vamos a empeorar… y no es exageración: que alguien nos explique cómo es que el gobierno federal con todos sus recursos, no puede pacificar una ciudad: Culiacán.

Señora Sheinbaum: el optimismo como estrategia ante la realidad, es pertinacia, fomenta la pasividad colectiva, normaliza la adversidad.

Lea, señora, lea, a veces se debe ofrecer solamente sangre, sudor y lágrimas.

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